Hace unas semanas que abrí mi cuenta en BlueSky y la verdad es que fue una experiencia bastante agradable. Era como volver a aquellos años de la primera década de los 2000 y la primera incorporación a unas redes sociales. Han pasado las semanas y ahora tocaba salir de X. Ya me he descargado todo mi historial y en el momento en el que iba a borrar la cuenta… me ha dado miedo, me ha invadido un vértigo, un vacío… También hace años que apenas publico nada en Facebook pero no he eliminado mi cuenta. En ambos lugares pase mucho tiempo y ahora no. En ambos lugares permanezco y me da mucho respeto anular mi perfil.
No sé muy bien expresar la sensación. A veces pienso que es miedo a perder el número de personas que sigo y me siguen. Pero no es real. Los datos nos dicen que el impacto dejó de ser, que tras los últimos cambios es muy difícil acceder a la información que quieres (Cuánto echo de menos tweetdeck) e imposible impactar con lo que compartes. El nivel de actividad en BlueSky a pesar de tener muchas menos personas en mi pequeño ecosistema es más intenso. Además estoy disfrutando de tener menos personas que seguir. De alguna forma aligerar la cantidad para acercarme más a la calidad. Y calidad no solo de contenido sino de relación y de interacción.
Pero con todo esto y una vez pasado el tiempo de enamoramiento con este nuevo lugar lo que me pregunto es: ¿Para qué estoy en redes sociales?. Y creo que es una buena pregunta.

Las RRSS me han servido para conectar con personas y aprender junto a ellas. Hemos ido configurando una red profesional, un ecosistema digital, mi PLE (Personal Learning Environment) le llamamos hace un tiempo. No sabría explicarme como profesional sin este ecosistema. Quiero proteger este canal, reforzar las relaciones existentes y estar atenta a las que pudieran emerger en el futuro. Esta internet y la interacción global ha sido un espacio de disfrute. He transitado por decenas de fronteras. En lo político, a través del arte, la música, espacios de reflexión sobre el trabajo con organizaciones… Una sensación de innovación disruptiva y serendipia. Cada vez que preparo un nuevo contenido navego y navego. Me pierdo por los lugares, divago… Los proyectos importantes me acompañan como una música de fondo y muchas veces surgen imágenes, textos, audios que me ayudan a cristalizar una u otra parte de la reflexión. Es como ampliar la posibilidad al “choque de corazonadas”. Un espacio para conectar ideas distintas, nadar por las disciplinas.
También ha sido un lugar donde he podido visibilizar mi trabajo. Lo que hago en organizaciones y equipos no es tan sencillo de explicar. Grabarlo, dibujarlo, escribirlo, compartirlo y conversar ha sido clave para configurar mi personaje laboral. Es construcción de conocimiento y venta de lo que en cada momento he sido capaz de hacer. Yo no toco puertas buscando trabajo. Mi estrategia, pudiéramos llamar “comercial”, se basa en procurar hacer bien mi trabajo y mantener un hilo de comunicación abierto. En este sentido hay una información más cotidiana y otra más detenida y de detalle. Por un lado es algo así como “contarme en acción” y me ayudan algunas fotografías y algunos videos, y por otro está la dimensión más de contenido y ahí interrumpo el silencio en mi blog de vez en cuando y publico algún texto en papel como cierre de algunos proyectos. Retomar con más fuerza y dedicación el blog creo que es una clave. La conversación en Linkedin no me acaba de enganchar pero quizás deba de probar más en esa red.
Las redes sociales han sido un espacio también donde he podido continuar en contacto con algunas personas con las que dejé de tener relación cotidiana. He seguido sabiendo de sus vidas y cuando nos encontramos el abismo no es tan grande, sabemos algo más la una de la otra. Creo que en este sentido y en esta nueva etapa necesito aflojar el miedo a la pérdida. Confiar en la vida compartida, en los encuentros que vuelven a avivar fuegos y reconocer que somos limitados también en el número de relaciones que podemos cuidar. Y cuidarlas. Quedar a comer, alargar unas horas en esa ciudad donde se fueron a vivir tus amigos y cenar con ellos y ellas. Volver al pueblo de vez en cuando. Buscar alternativas a este casco viejo de Bilbao turistificado y encontrarnos.
También han sido y son un lugar político. Estas interacciones contribuyen a definir nuestra identidad. Hay personas que han conseguido diferenciar y jugar con distancia entre sus vidas y sus avatares. Yo no. Soy consciente del impacto de lo que bebo, como, leo, escucho, veo y converso en mi manera de sentir, pensar y hacer. A veces he pensado que estábamos haciendo incidencia política, ahora tengo más dudas. También he vivido que eran un lugar donde acceder a información quizás complementaria a mi caja de resonancia. Durante ocho años facilite una asignatura en la Universidad de Deusto que llamamos “Internet, redes sociales e Innovación Social”. Fue un viaje que aun no he sistematizado. A veces me imagino cómo serían hoy mis clases. Hablamos de aspectos que no fui capaz de intuir en aquellos años todavía más cercano a todo el potencial. Hoy hablaríamos también de la economía de la atención, de las infraestructuras públicas, de la Inteligencia Artificial, los algoritmos y las cajas de resonancia, de las estructuras frente a los usos… En este sentido no hago más que leer y recolocar mis ideas. Aun en la oscuridad siento más viva que nunca la reflexión y eso me hace disfrutar.
Busco alternativas. Facebook sin actividad, me falta eliminar la cuenta. Twitter sin actividad, y el reto es el mismo. En mastodon comenzamos y quizás debo darle una oportunidad. Bluesky es el twitter de antes de Musk. En estos dos últimos lugares necesitaría un poco más de estructura o estrategia. Sobre Linkedin ya he escrito. ¿Youtube? me siguen gustando los proyectos que se cuentan a partir de un video (quizás estoy mayor). Sobre Instagram… me gustaría bloquear los reels e historias. Me enganchan y no me sientan bien. Hay gente muy inteligente explicando el impacto de este fenómeno. Necesito un paso más. Hace unos años busqué alternativas a google drive y no fui capaz. Todo el universo de herramientas de Inteligencia Artificial es algo en lo que debemos de poner atención. En estos momentos vuelve a conectarme con las necesidad de exploración y trasteo. Tengo un ordenador limpio esperando una mañana de trabajo para instalar linux y traer, de manera congruente, este sistema operativo de nuevo a mis vidas.
Bueno. He desnudado mis preguntas e intuiciones. Ya véis que no hay mucha certeza ni propuestas concretas. Os muestro mis dudas ¿Cómo estáis gestionando esta realidad vosotros y vosotras?