“Con el combate contra la credulidad aparece un nuevo problema: no basta con tener acceso al conocimiento disponible de nuestro tiempo, sino que lo importante es que podamos relacionarnos con él de manera que contribuya a transformarnos a nosotros y a nuestro mundo mejor”
“Nueva Ilustración radical» (2017) Garcés, M Ed. Nuevos cuadernos Anagrama
Este verano me desplacé en un par de ocasiones compartiendo coche gracias a la aplicación BLABLAcar. La experiencia fue buena. En un momento la conversación con la conductora derivó hacia el precio del combustible. Estaba enfadada y pensaba que había que salir a la calle a pedir a nuestros gobiernos una respuesta más eficaz. Entre ingenuo y provocador pregunté si de esta manera pretendía resucitar yacimientos agotados. Continuamos conversando y profundizando hasta llegar a lo que supondría una asunción de esta nueva realidad. Esta persona tenía sus orígenes en un pueblo de Burgos y amaba el mar. Pensamos en qué momento fue la primera vez que sus padres se asomaron al mismo y cuándo lo habían hecho, si lo habían hecho, sus abuelos. Estábamos tocando el hueso. ¿Qué significaba asumir y afrontar el límite de un modelo de crecimiento que hasta ahora parecía mágico y eterno?
Hace dos años leí Petrocalípsis de Antonio Turiel. Fue un golpe en el estómago, un caerme del caballo. Ha sido una lectura ancla que me ha acompañado de diferentes maneras estos meses. Esta semana escuchaba a Yayo Herrero en unas jornadas y a Turiel y Juan Bordera en otras. Estas personas y algunas más cercanas a las que respeto por trayectoria, afecto y saber, me colocan en este reto. Digo me colocan porque no siento que a mi alrededor haya conciencia. La sensación es que la pandemia antes y la guerra de Ucrania después sirven para responder rápidamente a la situación de crisis, inflación…
Es como si hubiéramos unido causa y efecto como en el video del gato que parece tirar de su moto a una persona al tocar el plasma donde se retransmite la carrera.
Sobre esto reflexionaba desde el perfil de twitter @limites1972 (homenaje al informe de la pareja Meadows) en este hilo.
Me conecto mucho en la medida que traía el pensamiento complejo y sistémico como una puerta de acceso a la comprensión de un fenómeno como el que tenemos delante.
En marzo o abril de este año la editorial Capitán Swing publicó por primera vez en castellano el libro “Pensar en Sistemas” de Donella Meadows. En mis talleres recomiendo también un texto que lleva más tiempo traducido “Introducción al pensamiento sistémico” de O´Connor. Rescato unas ideas sencillas en relación a esta aproximación (incompleta como todos los modelos pero suficiente dinámica para comprender una dimensión de la complejidad e incidir en ella) y las pongo en relación con un pensamiento más convencional:
En el pensamiento convencional:
- La conexión entre los problemas y sus causas es obvia y fácil de rastrear.
- Otros, ya sea dentro o fuera de nuestra organización, tienen la culpa de nuestros problemas y deben ser los que cambien.
- Una política diseñada para lograr el éxito a corto plazo también garantizará el éxito a largo plazo.
- Para optimizar el todo, debemos optimizar las partes.
- Abordar agresivamente muchas iniciativas independientes simultáneamente.
Pensamiento sistémico:
- La relación entre los problemas y sus causas es indirecta y no obvia.
- Sin darnos cuenta, creamos nuestros propios problemas y tenemos un control o una influencia significativos para resolverlos mediante el cambio de nuestro comportamiento.
- La mayoría de las soluciones rápidas tienen consecuencias no deseadas: no hacen ninguna diferencia o empeoran las cosas a largo plazo.
- Para optimizar el todo, debemos mejorar las relaciones entre las partes.
- Solo unos pocos cambios clave coordinados sostenidos en el tiempo producirán grandes cambios en los sistemas.
Jugando a comparar modelos también os puede interesar este trabajo de 1975 donde se compara el enfoque analítico con el sistémico. Ayuda a comprender cuándo tiene más sentido aplicar una u otra perspectiva.
Muchas personas nos encontramos con el objetivo de aprender a pensar sistémicamente. Hay mucha confusión con el concepto pero esto da para otro post. Yo agradezco mucho el trabajo de Emana para seguir conformando un lugar seguro y seguir experimentando diferentes perspectivas en este sentido. El trabajo de la Waters Center for Systems Thinking y de System Dynamics Society me parece muy significativo. La propuesta de hábitos de pensamiento sistémico me parecen una aportación muy interesante para la reflexión y sobre todo para personas que nos acercamos de una manera más mental (racional dirían otros)
También pienso en cómo transmitir la urgencia de la situación impactando sin tener que generar grandes discursos. Con la edad voy perdiendo capacidad o ganas de discutir o intentar convencer. Cuando conecto con esta situación me vienen dos ejemplos:
- Me impactó cuando ví en el documental Abstract como Olafur Eliasson trae a la plaza de las ciudades grandes trozos de hielo. Lo hacía para hacer tangible algo que está ocurriendo en estos momentos a kilómetros de distancia sin que tengamos la capacidad de hacernos sensibles.
- Este verano, soportando unas temperaturas y una sequía que ya debería de alertar a las personas más ajenas a esta situación, conocimos la existencia de “las piedras del hambre”. https://es.wikipedia.org/wiki/Piedra_del_hambre Estas piedras se incrustaban en el cauce de un río durante las sequías para marcar el nivel del agua como una advertencia a las generaciones futuras de que tendrán que soportar las dificultades relacionadas con el hambre si el agua baja nuevamente a este nivel.
Dejo aquí este texto. Continuaremos desde otras perspectivas contribuyendo a dar luz a las diferentes caras del poliedro. Te invito a que uses los instrumentos que tengas para contribuir a esta situación.