



No sé cuál fue la frase que utilicé para intentar condensarlo todo y llamar la atención en la cena familiar. Conseguí hacerlo pero enseguida tuve que empezar a matizarme. Quería transmitir algo de todo lo que me bulle en el cuerpo en relación a los límites en el crecimiento y los impactos a muy corto plazo en nuestras vidas. Y entonces me planteé utilizar algunas anécdotas futboleras que pudieran ayudarme de puente. Hoy escribo sobre esto.
La primera referencia fue la famosa rueda de prensa dónde Mbappé y Galtier del Paris Saint Germain francés se mofan de la propuesta de viajar en tren en vez de en avión. Ya habíamos hablado antes de este tema. Cuándo veo de nuevo el video conecto con la distancia. Es un abismo de clase, una brecha absoluta. Las formas destrozan cualquier conexión con el reto compartido. No va con ellos. Se ríen de la pregunta.
Ante el recordatorio la conexión fue directa. “Si no hay petróleo, en el PSG lo van a pasar mal”. Mi hijo recordaba en manos de quién está este equipo de fútbol, el emir de Catar, Tamim bin Hamad Al-Thani.
Pensaba en las conexiones entre los contextos y la capacidad de conectar con una u otra información. Se trata de las burbujas y la distancia entre pobres y ricos. Tus rutinas de desplazamiento y el origen del dinero que te posee (por ejemplo), hace increíble y una fábula imposible (otro ejemplo) la desaparición del petróleo barato.
Juan Bordera explica bien las razones por las que aún algunas personas se ríen ante la posibilidad de renunciar al coche, las empresas de automoción o vinculadas siguen apostando con las mismas cartas y las administraciones públicas apostando por infraestructuras y hormigón.
Os recomiendo leer este texto. A riesgo de hacer spoiler. El documento que orientará sobre los siguientes pasos a dar en relación al cambio climático, realizado de manera colaborada entre decenas de científicos, es filtrado en una fase de borrador donde la imagen es muy clara y aterradora. Tras el trabajo de “cepillado” correspondiente y en un resumen ejecutivo dirigido a las personas que toman las decisiones, las referencias a esta realidad y la necesidad de apostar de manera decidida por el decrecimiento desaparecen.
Si os quedáis con ganas de más os recomiendo leer el “El otoño de la civilización”
Vuelvo al fútbol. Este video ya lo he utilizado en mi blog en esta entrada. Traigo de nuevo a este maravilloso partido entre filósofos alemanes y griegos de los Monthy Phyton.
Quizás es una imagen que no se corresponde exactamente con la realidad o tal como yo veo hoy la situación. Desde mi punto de vista la dificultad no está en que perdamos en tiempo en pensar. Quizás, el vértigo de tomar el balón y dar los primeros pasos, está demasiado condicionado por unas gradas que gritan para que todo siga igual, espoleadas por lobbys extractivos y desconectados del bien común.
Seguimos conversando en aquella cena que es posible que el fútbol de las estrellas, los sueldos millonarios y fichajes globalizados este tocando a su fin. Es difícil sostener esta idea cuando en unas semanas habrá un mundial que cambia de fechas para sostener el calor. No buscamos convencer a nadie en contra de lo que opina. Esto hace más rígida la posición y es lo que menos nos interesa. Aquí aposté por lo emocional. Quizás en ese nuevo Fútbol nuestro equipo, el Athletic, vuelva a tener oportunidades. Quizás haya algo en el decrecimiento que nos pueda conectar y enchufar. Puede ser que en el fútbol que se desplaza en autobús o tren haya algo de lo que algunos echamos de menos.
Me permito un bonus track. Por un lado algunas referencias que también han utilizado el futbol para explicar algunos contextos complejos:
Otro más y sobre el uso de las metáforas para transmitir información:
¿Qué imagen toma forma en vuestra cabeza cuando leeis estas letras y veis estos videos? ¿Cómo transmitiriais vuestras ideas a través de una metáfora? ¿Con que canción os conecta? ¿Con qué obra de arte? ¿Cómo transmitir esto que te importa en lenguaje futbolero?
Acabamos de volver del encuentro “Fliying the Kites” en Amsterdam. El encuentro comenzaba con una apertura de Jan Jacob Stam, detrás suyo un video de una bandada de estorninos y su particular danza. Tengo algunas ideas que he ido compartiendo con algunos amigos y amigas estos días.
La primera luz viene, de nuevo, de una confusión. Una persona ante la pregunta de que pájaro eran estos que aparecían en el video dijo que “gansos”. Después de reírnos un buen rato la imagen resulto perfecta.
La inhabitabilidad material del barrio miserable es preferible a la inhabitabilidad moral de la arquitectura funcional, utilitaria. Por ello, debe perfeccionarse el principio del barrio pobre, es decir, de la arquitectura que prolifera espontáneamente y tomarlo como punto de partida en vez de la arquitectura funcional.
¨Manifiesto del enmohecimiento contra el racionalismo en arquitectura”. Hundertwasser. 1958.
Si mi gurú particular en estos temas me invita a reflexionar sobre un tema no puedo más que decir que sí, abrir un nuevo documento en blanco, leer algunas reflexiones y comenzar a escribir mitad apasionado, mitad absolutamente desinformado.
A Manu Fernandez lo conocí hace unos meses gracias a una propuesta de proyecto que no acabó de cuajar. Yo en aquel momento trabajaba en la viceconsejeria de vivienda de Gobierno Vasco y acompañaba en esa aventura a Pilar Garrido, gran amiga y en ese momento directora de vivienda, innovación y control. Fueron un par de encuentros, mucha sintonía y accidentes ajenos a nosotros pero no al objeto de trabajo.
Pasaron las semanas y descubrí su blog. Como mucho de lo importante que me ocurre en la vida no tengo ni idea como llegue allí. No existen las casualidades. Soy un fan declarado de esa bitácora y las reflexiones que allí vierte Manu con una periodicidad, documentación y pasión absolutamente envidiables.
En los meses que trabajé para el equipo de vivienda retome de alguna manera una de mis pasiones; la reflexión sobre la construcción de los espacios urbanos. No sé yo si voy a ser capaz de contaros el origen de esta pasión. Yo creo que es suma de tres cosas:
Alguien que me conozca bien os dirá que siempre empiezo y acabo hablando de mí. Creo que no es una cuestión de ego, me ayuda a contar cosas. Confío trascender un poco en las próximas líneas.
Me paso hace ya unos años que tuve la oportunidad de visitar las obras del edificio de Frank Ghery para el emporio Guggenheim en Bilbao. En aquel momento para mí era como visitar las tripas de un gran Gargantua. Los esfuerzos para levantar aquella folie amenazaban a la cultura de base, la que se construía en pequeños talleres de dibujo, teatro,… Recuerdo que escribí algo sobre aquel monstruo y lo oportuno que pudiera ser un meteorito bien orientado hacia el mismo.
La visita fue impresionante, en aquel amasijo de hierros color oxido los espacios empezaban a adivinarse y prometían algo de lo que luego he podido disfrutar tantas veces.
Mi precario equilibrio antiguggenheim se había ido al garete. Había que construir uno nuevo. Era algo así como… no comparto la política del arte-arquitectura espectáculo, creo mucho más en la construcción compartida, en el impulso a los pequeños espacios de encuentro cultural, el apoyo a las iniciativas más personales y brillantes y débiles, en la gestión del dinero y las plusvalías de manera más compartida,… Y además, -no caí en el error de poner un “pero” aun sin conocer la existencia de las “frases killer”-, disfruto de la genialidad de algunas personas que se sitúan contracorriente, imaginan y venden ideas tan especiales. Pasear por aquellos espacios, sobre todo el atrio del museo, me parece una de las experiencias más impresionantes.
Un ejemplo extremo es el de mi curiosidad extrema por el proyecto de Chillida en Tindaya siendo consciente de impactos, negocios mediante y oposición de colectivos a los que me siento absolutamente afín. Y es que soy una cosa y la otra. El que vibra con la construcción colectiva de un mural y el que tiene absolutamente claro lo que le gusta como resultado final y lo que no.
Esta década larga de los arquitectos estrella ha aupado los delirios de grandeza de los herederos de Brunelleschi y cia. Es muy diferente pertenecer al gremio de quienes a lo largo de la historia han reparado zapatos o hacerlo al de los responsables de todas las construcciones religiosas que han trascendido a sus respectivas épocas para contarnos la vida de sus contemporáneos a través de su interesada percepción.
La arquitectura siempre ha estado al servicio del pagador y ahora tocaba decir cosas grandes, modernas e importantes. A mí hay lugares que se han construido desde esta locura colectiva que me parecen maravillosos, otros “mecenas” han errado absolutamente y alimentado a “artistas” sin genio (acabo de leer unos cuantos textos sobre creatividad y hay varias expresiones que utilizo que se debieran de leer con cierta ironía, solo lo apunto aunque considero imposible percibirlo sin más).
A decir verdad me impresionan bastante más los interminables ensanches de pueblos y ciudades protagonizados por ese engendro que es el “adosado”. O me afectan en la boca del estomago con una rabia llena de impotencia las reformas urbanísticas y nuevos edificios en los centros históricos de nuestros barrios que no buscan ninguna conexión con lo que ya había, con la historia, con las necesidades, con los materiales de alrededor, los estilos,…
Se ha construido tantísimo que da la sensación que dentro de la minuta de algunos profesionales no entraba el paseo de rigor por el lugar, por la parcela, ni un mínimo estudio de impacto. Proyectos redactados para un lugar del mundo acaban construyéndose en otro con absoluto desparpajo. Aquí la responsabilidad es de unos ayuntamientos sin dinero para invertir, presionados por el cortoplazo de las elecciones cada cuatro años y la percepción de sus suelos como si fueran pozos de metales valiosos.
Y esto estalla. No hay dinero y además un montón de dramas personales de soga al cuello. Y la reflexión es la de la sostenibilidad, la del fin de los grandes proyectos, la reubicación de todos los profesionales del sector y en especial sobre la responsabilidad de urbanistas y arquitectos.
Sobre el impacto de los cambios en las carreras universitarias ya escuche yo ecos haya por los primeros noventa. No tengo criterio. La especialización mata la creatividad personal pero te obliga a construirla junto a otros/as. No lo sé.
Mantengo una particular batalla con un gran amigo. Disfrutamos con las mismas obras de arte y luego a la hora de crear yo le digo a él que es absolutamente barroco, rozando lo churrigueresco. El se despacha conmigo y mi necesidad de románico. Luego ya hablo de mí y mis expectativas. Confío en que la crisis sea oportunidad también para la arquitectura como lo cuenta en estos días las páginas del periódico de Prisa.
Ojala vengan tiempos de:
Esta mi humilde aportación a un debate que me apasiona.
Eskerrik asko Manu.
Llego con retraso a leer los twitteos pero entre ellos descubro que esta convocada una nueva acción blogera y en clave de sostenibilidad y “salvemos el planeta”. (“Cambio climatico” es hoy la corrección politica)
Este tipo de reivindicaciones y convocatorias colectivas que buscan unir energias personales, me interesan como fenomeno y además creo que tienen impacto. Aunque sea porque, bajo la misma etiqueta, diferentes personas invertimos algo de nuestro tiempo para reflexionar, desde nuestra realidad, sobre un mismo tema.
Otras veces ya hemos hablado sobre la necesidad de complementar estas acciones interneteras con otras más “detodalavida”. Sobre ciberactivismo me llegaba el otro día un manual que me pareció interesante, no archive en delicious y se perdió en la red. Un día le dedicaré un rato al tema.
Por otro lado pienso sobre lo relativamente rapido que me he puesto con esta historia y lo lento y cauto que me muevo con otras. Este espacio no tiene vocación de comentar cada volatin en este pais de titiriteros. Me quedo con las reflexiones de Lokarri sobre algunos movimientos que me siguen preocupando. Para mi es un error historico, estrategico, de “bombero-piromano” cerrar las puertas al debate y a la reflexión.
Elijo para hablar sobre el cambio climatico una perspectiva más historicista y politica. La del gran Amin Maalouf. En este video (me voy animando con los multimedias en este blog tan de papel y tijeras) nos introduce en las claves de su ultimo ensayo: “El desajuste del mundo: Cuando nuestras civilizaciones se agotan”.
Es el libro que ha coincidido leo el día que escribo este post. Didactico, implicado, desde la frontera, subjetivo… Maalouf en estado puro. En las primeras hojas de este libro leo algo sobre sostenibilidad:
Occidente ha ganado, ha impuesto su modelo; pero, debido a esa misma victoria, ha perdido.
(…) Otra consecuencia importante del despegue económico de las grandes naciones de Asia es el hecho de que cientos de millones de personas han accedido a una forma de consumo de la que hasta ahora se hallaban excluidas.
Todo el mundo puede sonreir o indignarse ante determinados excesos, pero nadie puede poner legítimamente en duda que esos pueblos tengan derecho a poseer todo cuanto poseen hace mucho tiempo los habitantes de los países ricos: nevera, lavadora, lavavajillas y todos los demás productos que van con los anteriores: coche familiar y ordenador personal; agua caliente, agua limpia y alimentos a profusión; y también cuidados médicos, estudios, ocio, viajes, etc.
(…) no veo cómo podría alguien impedir que hicieran los que, desde hace décadas se les viene animando a hacer: trabajar en mejores condiciones, ganar más dinero, mejorar sus condiciones de vida y consumir, consumir y consumir.
(…) Si tres o cuatro millones de seres humanos empezasen dentro de nada a consumir por cabeza tanto como los europeos o los japoneses, por no hablar de los norteamericanos, es evidente que tendríamos que presenciar desajustes mayores, tanto ecológicos como económicos. (…) La presión sobre los recursos naturales -sobre todo el petróleo, el agua potable, las materias primas, la carne, el pescado, los cereales, etc.- y la lucha por el control de las zonas de producción, y el encarnizamiento de unos por garantizar su parte de riquezas naturales y el encarnizamiento de otros por hacerse con lo que les corresponde: hay en ello más que suficiente para nutrir incontables conflictos asesinos
Unas líneas rescatadas de este libro y orientadas a llamar la atención sobre los desajustes. El video tampoco tiene desperdicio. Buen provecho.
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