Llego con retraso a leer los twitteos pero entre ellos descubro que esta convocada una nueva acción blogera y en clave de sostenibilidad y «salvemos el planeta». («Cambio climatico» es hoy la corrección politica)
Este tipo de reivindicaciones y convocatorias colectivas que buscan unir energias personales, me interesan como fenomeno y además creo que tienen impacto. Aunque sea porque, bajo la misma etiqueta, diferentes personas invertimos algo de nuestro tiempo para reflexionar, desde nuestra realidad, sobre un mismo tema.
Otras veces ya hemos hablado sobre la necesidad de complementar estas acciones interneteras con otras más «detodalavida». Sobre ciberactivismo me llegaba el otro día un manual que me pareció interesante, no archive en delicious y se perdió en la red. Un día le dedicaré un rato al tema.
Por otro lado pienso sobre lo relativamente rapido que me he puesto con esta historia y lo lento y cauto que me muevo con otras. Este espacio no tiene vocación de comentar cada volatin en este pais de titiriteros. Me quedo con las reflexiones de Lokarri sobre algunos movimientos que me siguen preocupando. Para mi es un error historico, estrategico, de «bombero-piromano» cerrar las puertas al debate y a la reflexión.
Elijo para hablar sobre el cambio climatico una perspectiva más historicista y politica. La del gran Amin Maalouf. En este video (me voy animando con los multimedias en este blog tan de papel y tijeras) nos introduce en las claves de su ultimo ensayo: «El desajuste del mundo: Cuando nuestras civilizaciones se agotan».
Es el libro que ha coincidido leo el día que escribo este post. Didactico, implicado, desde la frontera, subjetivo… Maalouf en estado puro. En las primeras hojas de este libro leo algo sobre sostenibilidad:
Occidente ha ganado, ha impuesto su modelo; pero, debido a esa misma victoria, ha perdido.
(…) Otra consecuencia importante del despegue económico de las grandes naciones de Asia es el hecho de que cientos de millones de personas han accedido a una forma de consumo de la que hasta ahora se hallaban excluidas.
Todo el mundo puede sonreir o indignarse ante determinados excesos, pero nadie puede poner legítimamente en duda que esos pueblos tengan derecho a poseer todo cuanto poseen hace mucho tiempo los habitantes de los países ricos: nevera, lavadora, lavavajillas y todos los demás productos que van con los anteriores: coche familiar y ordenador personal; agua caliente, agua limpia y alimentos a profusión; y también cuidados médicos, estudios, ocio, viajes, etc.
(…) no veo cómo podría alguien impedir que hicieran los que, desde hace décadas se les viene animando a hacer: trabajar en mejores condiciones, ganar más dinero, mejorar sus condiciones de vida y consumir, consumir y consumir.
(…) Si tres o cuatro millones de seres humanos empezasen dentro de nada a consumir por cabeza tanto como los europeos o los japoneses, por no hablar de los norteamericanos, es evidente que tendríamos que presenciar desajustes mayores, tanto ecológicos como económicos. (…) La presión sobre los recursos naturales -sobre todo el petróleo, el agua potable, las materias primas, la carne, el pescado, los cereales, etc.- y la lucha por el control de las zonas de producción, y el encarnizamiento de unos por garantizar su parte de riquezas naturales y el encarnizamiento de otros por hacerse con lo que les corresponde: hay en ello más que suficiente para nutrir incontables conflictos asesinos
Unas líneas rescatadas de este libro y orientadas a llamar la atención sobre los desajustes. El video tampoco tiene desperdicio. Buen provecho.
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