Hace una semanas cerramos la fase de puesta en marcha del proyecto #getxokirolak. Lo cuenta el propio ayuntamiento de Getxo y lo han explicado con detalle mis amigos y compañeros de proyecto Komunikatik. Si queréis más detalles del proyecto los tenéis en la pagina web de Getxo Kirolak, os recomiendo el Storify y como no, el video con el que cierro este post, grabado y editado por nuestro amigo Raul Fernandez de Pinedo.
Nos caímos bien aquella vez hace cuatro años, nos saludamos fugazmente en Aranzazu (congreso organizado por otro buen amigo y maestro Guillermo Echegaray), nos reconocimos en Amsterdam y hemos disfrutado compartiendo nuestras tripas, tiempo, ideas, dudas y apuestas, en pequeñas conversaciones en este tiempo previo a IOCTI. Algo de todo lo que hemos hablado será parte de este congreso, otras cosas ya son parte de cada una de nosotras y no hace falta que sean más.
Nos unía la pasión por construir algo más mezclado, con espacio para lo nuevo, a lo que emerge,… Cocreación fue la palabra que nos hizo vibrar y desde el comienzo la reflexión/acción fue en esta línea ¿Como podríamos hacer de este encuentro un proceso más cocreado? No pretendo hacer un resumen de nuestras conversaciones, me conformo con responder a la pregunta en abstracto recordando parte de la música de nuestros “skypes” y algunas cosas que si hemos hecho y es posible que actuemos a lo largo del congreso. Lo firmo yo. Si algo veis especialmente brillante seguro que el mérito es compartido.
Esta manera de estar ante lo que me pasa, esta apuesta por lo pequeño, por compartir siempre lo ultimo, no repetir, experto en querer saber sobre más cosas de las que puedo, permanecer en este lugar de la tierra con la que cae, la disolución mágica del dinero, las energías invertidas en probables, la explosión de la fantasía de planificación, son el escenario perfecto para convertirme y convertirnos en expertos bailadores con la incertidumbre.
Lo hablo con otros y otras compañeras de fatigas. Sistematicemos lo que estamos aprendiendo, es un contenido y una forma muy sugerente en estos momentos. Muchas personas y organizaciones están desorientadas en esta nueva situación. Nuestra experiencia empresarial reflexionada y contrastada les interesa.
Esta sociedad liquida coge formas que le cuestan reconocer hasta a el padre de todo lo liquido. Y en este momento ¿como aprehendemos a vivir sin saber lo que viene después?. Tiene que ver más con aprender a navegar a vela que con conocer las piezas de un motor. Atentas al viento y a desplegar la tela en uno o en otro sentido.
Y si hablásemos de bujías estaríamos más en la onda de este video que compartía mi amigo Asier Amezaga sobre la desobediencia tecnológica en Cuba. Estar atento a lo que llega, a lo que no eliges pero llega, para coger las piezas, sus motores y aspas para resignificarlos, sumarlos, tunearlos para seguir navegando
Ascensor vulnerable en Bilbao fotografia de Asier Gallastegi
Además, y no me quiero desviar, ando en el ultimo vuelto sumergido en el mar de oportunidades para la renovación pedagógica. Cursos a profesorado, acompañamiento de equipos directivos de escuelas, participación en el master de Orientación pedagógica de la universidad de Deusto,… Además asumí el reto de escribir un texto sobre la aportación de la perspectiva coach en la adquisición de competencias genéricas en el marco universitario.
Este es un tema que me ocupa algunos ratos en el ultimo tiempo. He facilitado ya unos cuantos talleres dónde trabajamos esta mirada como contenido y perspectiva más metodológica y sigo buscando una mejor manera. Me volvía el tema esta mañana mientras asistía a los primeros pasos en este mundo de algunas personas participantes en el taller de Jan Jacob Stam organizado por María Carrascal.
(Absténgase de leer este post si ha trasteado de manera personal/profesional en los últimos años en esta vieja red de redes)
Esta semana he tenido varias conversaciones sobre el uso de redes sociales y otras herramientas de la, ¿todavía la podemos llamar así? web 2.0.
Acabamos allí cuando habíamos comenzando hablando de investigación abierta, un congreso internacional, una estrategia de reflexión con una red internacional de nodos sociales, la puesta en marcha de una nueva web de un buen amigo, un espacio para una noasociación vecinal y el espacio en Internet de un pequeño proyecto en colaboración.
Redes, nodos locales, estrategia, internacional, investigación abierta, comunidad,… me descubría apasionado en cada conversación. Cuando esta derivaba con más o menos fuerza en el terreno de los blogs, Facebook y compañía no me resistía. A diferencia de otros momentos dónde explicar como se abre o se cierra un espacio web me aburre soberanamente, en estas ocasiones hablábamos de las palancas para el cambio.
Eran aproximaciones sencillas pero quienes se acercaban lo hacían después de haber conectado con una necesidad y cuando íbamos navegando por experiencias y herramientas las conectaban con sus proyectos además de resoplar invadidos por semejante cantidad de información. (más…)
Maider Gorostidi y yo nos encontramos a veces en la mudanza de un amigo, otras yendo al medico en el casco viejo, otras charlando sobre los espacios, su configuración y el impacto en las dinámicas personales y organizacionales incluso compartiendo proyectos profesionales. Curiosamente aun tenemos ganas de seguir encontrándonos.
El otro día dimos con otro cruce de vidas. Compartíamos, cada uno en un lugar del mapa y en un año diferente, una pequeña experiencia en un proyecto de cooperación al desarrollo (cualquier adjetivo a esta labor en un momento en el que el mundo parece “patas arriba” suena cuando menos curiosa).
Además coincidíamos en algunos aprendizajes y como andamos enredándonos nos emplazamos a escribir un post a cuatro manos o dos a dos. Aquí va mi parte de la historia.
Yo estuve en Mozambique, tres meses en el año 1996. La experiencia fue dentro de un programa de Gobierno Vasco que llamaban “jóvenes cooperantes”. Cuando volví fui parte de un pequeño acto reivindicativo y critico con el modelo de cooperación publica. Lo cuento ya para que no ocupe más y para compartir que esta doble cara enfadada y apasionado (algo así me decía mi amigo Raul el otro día) viene de lejos.
Hace años que me peleo con la neutralidad. Mejor dicho, batallo contra la afirmación que proclama una actividad, una frase, un lugar como neutral.
Bebo de una certeza; cualquier aproximación a la realidad es eso, una aproximación. Y sin buscarlo a priori en esta frase recojo lo que quiero compartir en este post.
La realidad es compleja, poliédrica, imposible de abarcar en su totalidad. E impactados por el vértigo de semejante afirmación construimos una especie de baldas artificiales dónde almacenar ordenada toda la información a la que accedemos. Son las ideologías, perspectivas, corrientes, religiones,…
En el oficio de acompañar personas, equipos y organizaciones me muevo entre estas dos orillas del mismo río:
Desde la mirada limpia del que desconoce, la confianza de trabajar con las personas verdaderamente expertas en lo que ocurre, abierto a lo que ocurra, acompañando por “caminos de jabalí” (como me contaba una amiga hace unos días. De ese que vas eligiendo según avanzas)
Desde esa mezcla de ideas fuerza que comienzan a ser mi particular modelo para entender dinámicas, personas,… Esa caja de resonancia en la que nos convertimos que es cada vez más rica gracias a las experiencias, el aprendizaje, el crecimiento personal y profesional.
Hace unos días tuvimos la oportunidad de trabajar lento y profundo con la maestra Arawana Hayashi. He desechado la posibilidad de resumir mis aprendizajes. Fue un trabajo que reforzó intuiciones, pasos que ya había descubierto y despertó una sensación de “presencia” que aun permanece en mi cuerpo.
Mucho de lo que he escrito en este blog bebe del campo que continuamos creando en Berriz en estos días, mucho de lo que seguiré escribiendo también.
Arawana volvió a proponernos experimentar con el ejercicio que llama “the village”. Una invitación a explorar el espacio, movimientos personales y la interacción con otras personas construyendo realidades que se desvanecen para dar paso a otras. Hay una breve explicación en su web.
Propone esta actividad de manera repetida como una manera de seguir descendiendo en el tramo izquierdo de la “U” camino a una mayor apertura y presencia. El video que comparto con vosotros explica en palabras de la propia Hayashi el modelo y su profundidad. (No olvides activar los subtítulos si tienes dificultades con el idioma)
“Cosas que parecen muy interesantes y que no entiendo”. Esta idea envuelta en diferentes formas se repite en conversaciones sobre este blog y mi trabajo. Suele haber mucho afecto en el comentario, no hay sangre, solo en algún caso he sentido dolor en la espalda. 😀
Durante un tiempo me preocupó. Pensaba que si no se entendía lo que contaba sería difícil que me llamarán para trabajar. El apartado de “para conocer mi trabajo” en el blog buscaba dar ejemplos de proyectos concretos para solventar esta posible debilidad en mi comunicación. Claro está que la imagen habla de un ”hombre orquesta” con brazos largos. No es una fotografía especialmente fácil de encasillar.
Estoy inmerso en la redacción de dos publicaciones escritas en equipo. El otro día leía una compañera un ejemplo que yo había escrito y no le entendí. Soy consciente del reto por simplificar y reducir. Antes cada vez que publicaba un texto Bego revisaba la puntuación y el sentido de algunas frases. Os imagináis que desde que tengo un blog la frecuencia hace imposible esta labor. Una pena.
A veces creo que transmito complejidad adrede. Lo he visto en más proyectos, personas y organizaciones. Yo creo que tiene algo de protección. Como ponerlo difícil para que las personas que llegan sean con las que me pueda entender.
He escrito algunas entradas en este blog sobre mis silencios. Los leía y emborronaba algunas ideas y pensaba que también entre los/mis silencios hay diferencias, el/mi silencio tiene su propio lenguaje.
Hay veces que callo porque no entiendo. Necesito ir más lento, escuchar de nuevo. Se mueven personas, se cruzan palabras, miradas,… y empiezan a tocarme. Se estrecha la boca del estomago, el corazón retumba en mi cabeza, bostezo, mi pie rebota, me siento amenazado, querido, reconocido, grande y pequeño.
A menudo después de este primer silencio, necesito otro para resituar las ideas, hilarlas para construir una pequeña historia que me sirva para aprehender “eso” que esta ocurriendo. Es como darle forma, no es lo que ocurrió, es una forma de contármelo y no perderme.