Country week tennis, 5 January 1937, by Sam Hood. Flickr Commons
En el contexto de acompañamiento de un equipo surgió la necesidad de conversar y reflexionar juntos sobre el CAMBIO. Cuando me llegan este tipo de demandas en mi cara se lee algo así como “No hemos trabajado más que sobre la gestión del cambio en este tiempo” y algo de “¿Cambio?, ¿Cambio?, ¿Qué cambio?”.
Mi siguiente reacción es vivirlo como una oportunidad. Rescato todo lo escrito, todo lo preparado, mis dudas, modelos, … y comienzo a tejer con diferentes materiales. En el contraste con el líder la sensación fue de borrachera. A veces me pongo estupendo y aprovecho cualquier ocasión para compartir licores sin medida hasta cantar aquella de “Cambia todo cambia”.
Decidimos utilizar un único modelo para hacerlo más comprensible. Descartando otras miradas me decidí por profundizar sobre una herramienta que utilizo mucho desde que la descubrí de la mano de Georg Senoner; las cuatro habitaciones del Cambio en Claes Janssen. Ya la citaba en este material de Otoño de 2011 así que me acompaña hace algún tiempo.
Janssen cuenta en una web bastante desactualizada (aquí su versión moderna. Aviso que más comercial) su primer acercamiento al tema que fue el germen del modelo:
Trabajando en la renovación e innovación comenzó pensando en dos arquetipos puros. Por un lado personas proclives al cambio y en el otro de aquellas más reactivas y defensivas ante lo nuevo. Profundizando en el modelo comenzó a complejizarlo. El siguiente paso consistió en detectar aspectos de acción y reacción en cada uno de estos arquetipos.
Desde este marco cuando trabajamos con este modelo en profundidad la primera pregunta que realizamos es pensar en una persona que desde su opinión fuera resistente al cambio y en otra que se sitúa a favor del cambio. Cuando tienen a estas personas les pido que las describan. Podemos rescatar preguntas diferentes; actitudes, tipos de roles, proyectos en los que trabaja…
Más tarde el ejercicio consiste en ver aspectos positivos y negativos de cada una de estas maneras de estar en relación a la gestión del cambio.
Sé que también os ocurre a vosotros y vosotras. A veces tengo la sensación de esta atendiendo a una idea que coge una forma diferente a las anteriores, se parece a cosas que he leído, escrito, escuchado y tiene algo de todo esto y además, quizás por la capacidad de mezcla, comienza a ser algo nuevo. Ya me he creído en alguna ocasión anterior “inventor” y por eso sé que lo que está ocurriendo no es tan importante pero reconozco que es una sensación con la que disfruto.
Leyendo primero sobre Holacracia y más tarde, hace ya un tiempo, el trabajo de Frederic Laloux y su conceptualización sobre “Propósito evolutivo” me conecto con fuerza con otra idea con la que hemos trabajado en organizaciones y que yo aprendí de la mano de Katia del Rivero; el “Principio Rector”.
Principio rector
Se trataba de preguntar a la organización por el motor que lo impulsó en el comienzo. Lo que la organización es en esencia. Qué es lo que ofrece a la sociedad. ¿Qué es lo que no podemos dejar de hacer? Aquella fuerza que le ha permitido sobrevivir a situaciones críticas.
La metodología desarrollada por Rivero tuvo mucho éxito entre las personas que participamos de aquellos encuentros formativos. Generábamos junto a la organización un listado de aspectos claves que luego ordenaban en un ranking donde se seleccionaba el aspecto clave y luego se ordenaba el resto en relación al apoyo a este principio guía.
Nos servía para reflexionar sobre las claves que eran importantes para las organizaciones con las que trabajamos. Además y como resultado del ejercicio generabamos un pequeño ranking o escalera con el poder que tienen todos los modelos que pueden atrapar la realidad y simplificarla.
Reconozco que mi mirada a este concepto y sus metodologías siempre ha sido más “constructivista”. Creo que lo realmente interesante de este ejercicio son las conversaciones que se generan y la simplificación que ayuda a dar pasos.
Además rescato del concepto algunas claves muy importantes en mi aproximación al trabajo con organizaciones. Necesitamos mirar al origen de las organizaciones, sus primeros pasos, a las personas que dieron ese paso, sus motivaciones y objetivos. Escuchar las metas para las que surgió la organización y comprender sus motivaciones iniciales nos hace sensibles a posibles rupturas origen de las dificultades actuales. ¿Ha podido sentir alguien que hemos dejado de ser leales a los valores originales? ¿Hemos olvidado a las personas pioneros y sus intenciones? A veces esta ruptura puede manifestarse con el cambio de una imagen corporativa por ejemplo.
Los espacios para reconectar con el origen son una oportunidad para dotar de mayor congruencia y sentido a la organización. Además cuando miramos a la historia de la organización podemos atrapar algunas otras claves que pueden ser importantes para entender el momento actual y estar abiertas al futuro que emerge. Escribimos hace unos años en este blog sobre la construcción de los relatos.
Zaragoza mediados de Julio. Son las 9 de la mañana y vamos saludándonos con verdadero afecto en torno a un café. Vamos a trabajar todo el día compartiendo nuestras experiencias en los últimos meses y desentrañando algunas claves de nuestra profesión. Somos consultores y consultoras y nos decimos artesanas.
Uno por uno, siguiendo las líneas que habíamos escrito con anterioridad en un documento compartido en la nube, fuimos compartiendo el momento en el que estamos, los proyectos en los que invertimos nuestra energía, luces y sombras.
Creo que fue a última hora de la mañana cuando una compañera señaló como algunas demandas de nuestros clientes solo se podían entender desde una suerte de Pensamiento Mágico: “Te piden que des una vuelta a su proyecto en un mes, que se duplique la venta, que las personas trabajen más motivadas,…” Se refería a encomiendas imposibles y yo escuchaba también la complejidad de los procesos, las expectativas que configuran realidades, los proyectos como una suerte de destino compartido entre cliente y consultor/a, el éxito como el resultado de apuestas personales, dinámicas colectivas y azar,…
Y entonces declaré ante mis compañeros y compañeras que mi propósito en estos momentos era desentrañar los secretos del Pensamiento Mágico para usarlo de manera más consciente en los procesos de acompañamiento a personas, equipos y organizaciones. Me recordaba una amiga esta tarde el primer libro de aproximación a las organizaciones desde la mirada sistémica, aquel “El mago sin magia” de Mara Selvini. Amalio que está entrenado, entre otras batallas, en la sistematización y paquetización de procesos complejos le dió un nombre a esta vocación: “Magic Thinking Officer”. (Un guiño a nuestro amigo Fernando de la Riva un verdadero “fan” de los anglicismos)
“De que sirve la descripción si no enseña caminos para cambiar los hechos”
Escuchado a Elisabeth Ferrari
Hace ya unos días de la semana de formación y trabajo en Aachen. Hace dos años lo conté en directo. Fruto de aquellos reportes publique este post. Este año decidí no forzar mi estancia en Alemania, descansar todo el tiempo que pudiera entre los encuentros personales, la formación y la lógica atención a otras tareas derivadas de otros proyectos que no pudimos congelar. Mi colega y amigo Jhonny Cuello ha ido relatando en directo en su pagina de Facebook. Leeréis cosas similares con los matices del filtro personal.
Este mes este blog ha cumplido 9 años. Sigo escribiendo para comprender. Este es el objetivo de este nuevo post.
Con estas líneas comparto muchos de los aprendizajes, de las ideas clave que he ido apuntando en mis cuadernos. Recojo muchos literales tal y como los escuche y me llegaron de Elisabeth Ferrari. La experiencia es otra diferente a la que se puede poner en palabras. De nuevo Ferrari ha sido un ejemplo de facilitación magistral. Danke!
Al final de este texto comparto también algunas ideas que aun están haciendo la transición entre un estomago y el otro. Ideas que no acabo aun de acomodar en el resto de experiencias y marcos anteriores. Traer a la superficie y compartir algunas de mis preguntas. Os propongo entonces este texto como un aterrizar para comprender todo el saber experimentado estos días y permitidme que lo complemente con alguna pequeña conversación interior. Si en el camino alguien cosecha una idea que le parezca significativa estará perfecto.
Los dibujos son una pequeña traducción que he hecho de algunos aspectos del texto ¡Allá vamos!
Un acercamiento sistémico al concepto de conflicto
Los conflictos no son el hecho. Son la manera en la que nos relacionamos con el hecho. Depende de donde pones la atención y el contexto surgen situaciones que yo experimento como un conflicto. (más…)
Sigo afectado por el salitre. No se acaba de limpiar la sangre y quiero seguir disfrutando de esta infección de descanso. ¿Como haremos para seguir conectados? Algo así me preguntaba estos días a través de dibujos y palabras.
Comenzaba mi verano leyendo a Mike Boxham sobre trabajar desde la quietud. Me hacía mucho sentido. Si en ese momento lo tenia desde el cansancio, en este momento lo tiene desde el recuerdo de la vida conectada y la necesidad de ser más consciente de las decisiones que me conectan y las que hacen todo lo contrario.
Ya he compartido esta sensación. Cuando el personaje laboral es tan abierto como el que mantengo, lo que soy y dejo de ser como profesional cambia en función de los proyectos que acepto y los que rechazo.
No es fácil decidir. Los retornos y la retribución es clave cuando no hay dinero. Estos momentos no coinciden con inactividad. Yo no sé lo que es la inactividad laboral. Si sé lo que es tirar de un crédito mientras llegan los pagos. En ese momento, aunque haya un dinero que va a llegar, estas más inseguro y es difícil negarte. La necesidad y la debilidad abren los brazos. No siempre ayuda que el proyecto sea más lucrativo a medio plazo.
La ultima semana de Agosto y la primera de Setiembre son una especie de Disneylandia de la planificación. El teléfono y el mail suenan a un ritmo similar al del resto de las semanas anteriores. Los proyectos, en su mayoría, han descansado también y ahora comienzan a bostezar y desperezarse en sus cajas.
Cuando comienzo a bosquejar los primeros mapas con los proyectos, las tareas pendientes, las urgencias e importancias me vienen muchas imágenes. Ninguna perfecta pero tienen algo en común. En la primera escena todo esta bajo control, casi se puede decir que planificado, mi lugar es claro y los proyectos van a poder convivir entre si incluso reforzarse. Las posibles evoluciones de la película se dibujan a veces con música de Benny Hill y yo corriendo de un lugar para otro, otras como un malabarista con 1000 platos girando en sus varillas, como un vaquero antes de despedazarse con sus miembros en tensión atados a cuatro caballos,…
No soy capaz de imaginarme las escenas intermedias ni tampoco otros finales más sostenibles, aunque al final los vayan a ser.
Los posibles futuros me rescatan del presente. Escribo ahora procurando que el presente me rescate de los futuros. Algunas ideas que quiero compartir con vosotros tras unas horas de revisión de tareas y planificación:
Mapa de proyectos personal. Este mapa de proyectos es solo una realidad a mis ojos. Estas organizaciones, retos, personas,… no tienen relación entre si. No se conocen. Nadie podría unir estos puntos para construir una imagen con sentido. Cada uno expresa una necesidad diferente y me pide un lugar distinto. Solo soy yo quién liga las experiencias, el que trafica con los saberes, el que llega aun lugar afectado por el otro. Si de pronto los momentos se parecen, solo soy yo. Creo importante ser consciente y conectar con el terrible potencial de estas experiencia y además con el riesgo de llegar cegado y no conectar con las otras partes que están ocurriendo y me pierdo.
Metaproyectos. Estas conexiones a veces no son solo producto del viaje de este profesional implicado. En ocasiones hay hasta un acercamiento intencional y diseñado. Digamos que acepto proyectos que intuyo que puedan entrar en una relación de sinergia. No se trata tanto de las habilidades que desarrollo ni tan siquiera de los “servicios” que ofrezco. Se parece más como a una especie de “metaproyectos para la exploración”. Voy uniendo experiencias, conversaciones, lecturas y aprendizajes en una especie de aproximación imperfecta y funcional a la realidad.
Sistematizar, escribir, grabar, dibujar, fotografiar, compartir, debatir,… Estos últimos años, desde esta lucidez distorsionada del verano, están siendo un tiempo dónde la tarea y la acción ocupan demasiado lugar. No significa esto que me haya desconectado del aprendizaje. Me descubro hilando y construyendo con mucha fuerza. Creo además que es importante que recupere este blog, la escritura y el compartir. Ofrecer palabras como excusa para dar un paso más y volver a hacerlo de manera conversada. Seguir escribiendo para entenderme. Para ver la consistencia de la intuición cuando se expresa. Para pinchar globos. Para hinchar zepelines.
Desconfianza digital. Conecto también con la necesidad de inducirme una especie de desconfianza digital. Sin caer en análisis simplistas y maniqueos creo que hay algo del surf de contenidos y relaciones que no me sienta siempre bien. Como si me inflará de capacidades, atiborrase de posibilidades y robara tiempo. No sé cuales van a ser las formas exactamente. Intuyo; menos tiempo navegando en redes sociales, dar un lugar menos prioritario a la mensajería y mail, desconexión mientras realizo algunas tareas que me requieran atención,…
Declaré un 2017 precínico. Se me mezclan muchas sensaciones. Quizás puedan tener forma de post en unas semanas. Vaya por delante que sigo viendo la necesidad de acercarme más inocente y menos contaminado. Que la sorpresa sigue siendo una emoción a compartir y experimentar. Además creo que, como en el dibujo que nos regalaba Alex, necesita de potencia. Es como si estuviera queriendo explorar un genero nuevo. Mezclar canción protesta con rockandroll, mewage con punk. Pienso en la música surf más psicobillie. No sé muy bien, navegar por el mundo de la candidez provocadora.
Abstractos útiles. En cada encuentro y cada desencuentro, en cada conversación con un o una colega, con clientes. En los procesos fluidos de trabajo en equipo, en los bloqueos, en los conflictos,… la información que se mueve es muchísima. Para mi son la principal fuente de aprendizaje. Además creo que son también claves para el proyecto y las personas con las que comparto estos momentos. Hace un tiempo que le dedico energía a estas situaciones. Paro, lo observo, no me censuro ni emociones ni ideas y aprendo. En ocasiones comparto parte de este viaje. Siento la necesidad de probar caminos más utilitarios, menos abstractos, más funcionales y apegados a la necesidad de quién me contrata y con quién colaboro. Sin amputar lo que para mi sigue siendo lo más valioso, atento a lo que es útil y tarea consensuada.
Cuidado. Sin saber muy bien que palabras usar para describir esta ultima idea. Necesito cuidarme, cuidar,… Una vez más recordar mi cuerpo. Cuidarlo, activarlo, bien alimentarlo,… Pasar tiempo de calidad con las personas que quiero y me quieren. Atento a lo que necesitan y necesitamos. Conversando, repitiendo rutinas, sosteniendo tareas, cubriendo horarios, sorprendiéndonos de vez en cuando, acompañando construcciones, sueños,…
Toda esta realidad es el mar dónde me voy sumergiendo. Pienso en el primer baño de la mañana. Cuando aun no han llegado los socorristas y no hay bandera que me tranquilice o alerte. Miro el tamaño de las olas, como pegan en las rocas, donde se encuentran, si mis pies se quedan en su lugar o me arrastran hacia dentro, la temperatura, .. Entro hasta la cintura, elijo la ola bajo la que me sumerjo y entonces sé definitivamente si será un baño relajado, largo, para nadar, flotar, ver peces,… o será más rápido, eléctrico, atento, … Cuando intento explicar como se entra y se sale de una mar picada me siento extraño por técnico. Y es que aquí también habitar es la clave.
Reconozco mis dificultades para escribir hoy. Leía hace unos días a Manel sobre las bonanzas del acto y las comparto. Disfruto de la lectura. Las palabras cosidas con maestría me tocan, me dan sentido, responden a parte de las preguntas, ponen la música que hace que mis pies bailen o se den cuenta de cual era la tonada que bailaban. Y eso es mucho, hoy seguramente sea de la sensaciones que más feliz me hacen.
Puedo achacar la pereza al tiempo estival. Son días raros estos del verano. Cato playa y bienestar temprano con lo que me es imposible desconectar por completo con la tarea y este malabarismo de proyectos interconectados que cobran vida con bastante autonomía en relación a mis necesidades. No soy un hombre especialmente preparado para las “trabacaciones” a pesar de mi condición de autónomo. Me cuesta engrasar la maquina que trabaja y descansa, necesito tiempo para llegar a cada engranaje, los principales y automáticos funcionan pero los más pequeños y encargados de los matices les cuesta un poco más de tiempo. ¡Me apasionan tanto mis proyectos!. ¡Disfruto tanto del descanso!
De vez en cuando retomo algunos posts de la hemeroteca, para eso están ordenados en sus categorías para que cualquiera, incluso quién los escribió, puedan volver a ellos cuando lo necesiten. Me leo y los matizaría. Algunos los borraría. Creo que sobre esto ya escribí también en el blog.