En el contexto de acompañamiento de un equipo surgió la necesidad de conversar y reflexionar juntos sobre el CAMBIO. Cuando me llegan este tipo de demandas en mi cara se lee algo así como “No hemos trabajado más que sobre la gestión del cambio en este tiempo” y algo de “¿Cambio?, ¿Cambio?, ¿Qué cambio?”.
Mi siguiente reacción es vivirlo como una oportunidad. Rescato todo lo escrito, todo lo preparado, mis dudas, modelos, … y comienzo a tejer con diferentes materiales. En el contraste con el líder la sensación fue de borrachera. A veces me pongo estupendo y aprovecho cualquier ocasión para compartir licores sin medida hasta cantar aquella de “Cambia todo cambia”.
Decidimos utilizar un único modelo para hacerlo más comprensible. Descartando otras miradas me decidí por profundizar sobre una herramienta que utilizo mucho desde que la descubrí de la mano de Georg Senoner; las cuatro habitaciones del Cambio en Claes Janssen. Ya la citaba en este material de Otoño de 2011 así que me acompaña hace algún tiempo.
Janssen cuenta en una web bastante desactualizada (aquí su versión moderna. Aviso que más comercial) su primer acercamiento al tema que fue el germen del modelo:
Trabajando en la renovación e innovación comenzó pensando en dos arquetipos puros. Por un lado personas proclives al cambio y en el otro de aquellas más reactivas y defensivas ante lo nuevo. Profundizando en el modelo comenzó a complejizarlo. El siguiente paso consistió en detectar aspectos de acción y reacción en cada uno de estos arquetipos.
Desde este marco cuando trabajamos con este modelo en profundidad la primera pregunta que realizamos es pensar en una persona que desde su opinión fuera resistente al cambio y en otra que se sitúa a favor del cambio. Cuando tienen a estas personas les pido que las describan. Podemos rescatar preguntas diferentes; actitudes, tipos de roles, proyectos en los que trabaja…
Más tarde el ejercicio consiste en ver aspectos positivos y negativos de cada una de estas maneras de estar en relación a la gestión del cambio.