Ya habeis leido alguna cosa sobre este tema en este lugar. Lo descubrí gracias a Lola Urraca hace ya unos años en una jornada formativa con mis excompañeros/as de Bidegintza. Somos una cosa y su contraria. Todo cuajaba con un monton de ideas fuerza que me hacian bien. Así que cada vez que puedo le dedico un huequito.
Obviamente ser consciente y tener la «certeza» no me vacuna contra la frustración de querer ser y estar en lugares y de manera diferente. Ahi le vamos dando, los espacios de reflexión y trabajo personal me ayudan a enfocar y coger fuerza para mediar entre el topdog y underdog, de los que nos que nos hablaba el maestro Perls, y buscar un lugar dónde uno y otro tengan su espacio.
Vuelvo a estas ideas tras trabajar la tarde de ayer con Iñaki Olaskoaga en el curso Practittioner PNL organizado por el espacio Formación abierta de Fundación EDE. Vamos terminando este curso de 7 modulos. Me esta costando seguir el ritmo. Llego cansado. Conecto brutalmente con los fondos de la propuesta y me cuesta más hacerme con la «ingenieria» como decia ayer Enrique. Segun escribo esto no puedo dejar de escribir también lo contrario; hay tecnicas que ya estoy aplicando y conceptos que forman parte de mi manera de acercarme a la realidad y explicar (la-me).
Me parecio que la explicación de Iñaki sobre este tema de las «polaridades», que me apasiona, fue sencillamente perfecta. Intentare transmitiros parte de estas ideas a modo de «apuntes pasados a limpio»:
Nuestra identidad no es algo único, rígido, monocolor,… Si se parece a algo es a un conglomerado de rocas de colores diferentes. Hay partes de mi que quiero y respeto y otras que me quiero quitar de en medio. Estas ultimas suelen coger más fuerza cuanta más resistencia ponemos a trabajar, cogen energía del intento de rechazo.
Somos importantes en nuestra globalidad, es una locura que queramos amputar una parte de nosotros y nosotras. Esta, de una manera responsable cuidando por nuestro bienestar, integridad y supervivencia, se revela. (Una manera bonita de coger cariño a esto que habitualmente odiamos desde las entrañas)
El error es pensar que el «underdog» no tiene nada que nos pueda servir. Es un lugar cargado de energía y potencial. Cuando la dejamos de tapar y hundir, deja de «dar la lata» y coge su espacio justo. Acepto que sea y comienza a dejar de ser. Robert Dilts aporta una escala de «niveles neurológicos». Complejo de explicar como parte de una nota pero me parece importante rescatar una idea; las conductas podemos criticarlas y cambiarlas. El único modo de incidir en la identidad es la integración. Acepto mi parte … siempre y cuando se expresa de otra manera.
Salud mental es integración.
Además ocurre que eso que no aceptas de los otros es lo que no aceptas de ti. Luego la oportunidad de comenzar a trabajar en esta linea es doble. Observarnos y observarlos. El potencial de este trabajo en la clave de cohesión de grupos, por ejemplo, es grandisima.
La conciencia, que realmente puede manejar una cantidad de información muy pequeña, pretende ser guardián de nuestra identidad. La complejidad es tal que mejor confiarnos a la intuición y la autorregulación.
¿Como os suena? Una cosa y la otra ¿no?