Decía mi padre que al cuerpo habia darle lo contrario de lo que te pide. Ha sido una frase que me ha resonado muchas veces. No entendía el objetivo de renunciar al placer, a la comodidad, que es lo que buscaba.
Era una llamada al esfuerzo, claro. Y transmitía también cierto miedo a que fuera el cuerpo el gobernador, el que mandará por encima de la razón o las razones. La tesis era que si nos dejabamos llevar acabaríamos perdiendonos. Como si el sofa tuviera la capacidad de engullirnos si no entrenábamos algunos músculos.
Me regalaba el otro día una amiga una frase de Gurdjieff: “Haz que te guste lo que no te gusta”. La verdad es que las frases tienen su parecido, hay algo en ambas a lo que me resisto, tiene que ver con saltar por alto y muy rápido la opción de un camino más corto al bienestar inmediato. En otras palabras; dar al cuerpo lo que te pide y tomar de lo que te gusta.
Tiene entonces el deseo una cara directa, común, compartida,… es el aliado, maestro de limites, la brujula que te lleva a esquivar los obstáculos, a encontrar los tesoros, las viandas mas jugosas.

Hay en este seguir lo que quieres a veces algunos dolores. El dolor de tomar demasiado, de no oir la voz que te avisa; “es suficiente”,… A veces es como escucharte tanto que te volvieras sordo de ti, tan (aparentemente) conectado con lo que quieres, que te olvidarás de ti mismo. (más…)