Como es esto de confiar… De hecho ya había empezado yo a dudar de mi mismo. Me había hecho con un montón de posts y textos en papel de mis autores y amigos fetiche. Y claro, me estaba costando escribir…
CONFIANZA ha sido la palabra del mes. Habrá que hacerle un pequeño homenaje. Es como cuando estas haciendo obras en casa y solo ves contenedores en la calle. Antes de escribir empiezan a garabatearse en mi cabeza media docena de situaciones con otras tantas personas, entre estas yo mismo. Así que gracias por poneros delante de mi curiosidad antropóloga y mostraros.
La primera reflexión que aporto es que, ahora me suena a obviedad, hay personas que están más preparadas que otras para confiar. Hay quienes sostienen que las personas solo avanzan con un férreo marcaje que vaya modelándolos hacia formas más eficientes. Desde esta experiencia -porque es eso lo que es, su experiencia- es difícil colocarte en un lugar diferente al del control.
El origen de esta propuesta, una suma de sintonías, experiencias acompañando equipos, apuesta por sistematizar lo hecho, … una conversación en Fundación EDE, una organización con más de 30 años de historia y que en los últimos años ha apostado especialmente por una formación de mirada humanista a las organizaciones.
Hace unos días facilite un taller en Fundación EDE sobre trabajo con figuras como herramienta en sesiones de coaching individual. Fueron 8 horas de trabajo con maderas, clicks de famobil, piezas redondas y cuadradas. Nos reunimos un grupo de personas con muchas ganas de trabajar, exponer situaciones, explorar soluciones, ayudar a verlas y aprender a acompañar este proceso.
Uso el trabajo con figuras muy a menudo. En formación, cuando queremos obtener más información sobre las dinámicas de una situación concreta y entrenar una mirada más sistémica y global. Además a lo largo de un proceso de coaching individual en una o dos ocasiones también las utilizo.
Esa es la imagen que me viene una y otra vez en el ultimo tiempo. Las personas que mueven a las organizaciones, proyectos y personas hacia lo nuevo lo hacen mientras pelean por mantenerse en equilibrio en sus propias empresas y funciones. Hay organizaciones dónde promover innovación conlleva un desgaste que en algunos casos termina con un “divorcio” entre trabajadora y empresa.
Es una imagen alejada del glamour asociado al concepto. Escuchamos mucho sobre el brillo de la innovación y menos sobre el esfuerzo de nadar contracorriente de las iniciativas para el cambio.
Desde esta visión de personas enredadas y sin ninguna duda de dejarme algunos temas importantes en el borrador creo que esta pudiera ser una lista resumen de retos/ideas para nuestras organizaciones como red. Algunas están ya recogidas en varios posts de esta casa. Sirvan como “casidecalogo”:
Las peleas son solo peleas. La realidad no existe.
Pensamiento crea realidad. Cuidado con lo que imaginas, se puede hacer realidad.
No busquemos el consenso, miremos hacía el mismo lugar
Escuchamos particularidades como información de lo colectivo
Otras maneras de buscar profundidad; las causalidades son complejas
Cuidemos de lo raro y excepcional
Trabajamos en la frontera, en los limites
Cuidamos los relevos; reconocemos a los viejos y escuchamos a los nuevos
A veces suelo hacer un pequeño ejercicio. Miro a las personas que forman un grupo, un equipo y me los imagino unidos entre si por lanas de colores. Les rodean la cintura y desde allí parten en busca de otra persona. Me gusta imaginar la telaraña que forman. Es enorme y cambia de tamaño y forma sin parar.
Los colores dicen cosas pero solo a veces los entiendo. Hay momentos en los que la lana de un color agrupa a personas sobre la misma tarea, otras a la gente con más relación, también en algunos casos a los más se pelean, los que llevan más tiempo, los que llevan menos, …
Cuando llevaba unas semanas trabajando en la asociación Bidegintza, mi primer contrato y que duro 10 años, nos convocaron a un encuentro que llamaban de supervisión. Lo facilitaba una compañera del equipo, Ana. Éramos tres personas que acabábamos de llegar. A mi las preguntas me despistaban, nunca pensaba que me ofrecieran un espacio así. Nos proponían hablar de nuestra experiencia de aterrizaje en el proyecto. Una forma de hacerlo mejor y aprender; nosotros y el resto de las personas de la organización.
En los años en los que trabaje en esta entidad de desarrollo local disfrutamos de estos espacios de manera habitual. A los encuentros de supervisión de casos le seguían algunas reuniones más centradas en la organización, algunas toma de decisiones, unificar criterios, dibujar horizontes, despedir compañeros veteranos, acoger nuevas incorporaciones, relevos en la dirección,…
erraldoiiak by gallas
Iñaki Aranberri primero y luego Alicia Cabrejas. En un par de ocasiones Jesús Hernández Aristu. Espacios de dos horas dónde todas las personas del equipo íbamos tomando la palabra para compartir perspectivas. No buscábamos consenso, queríamos escucharnos y nos ayudaba la presencia de alguien ajeno que solo en contadas ocasiones devolvía sus sensaciones o proponía algún tipo de dinámica –un grupo de personas a los que nos gustaba entrar a todos los capotes-
En ese tiempo me forme como psicoterapeuta sistémico en la EVNTF y como supervisor con Jesús Hernández Aristu. Buscaba hacer mejor mi trabajo y las herramientas y dinámicas que conocía en estos espacios más organizacionales me seducían por el impacto en mi manera de hacer y en el del resto.
Aquí comencé a entender que:
algunas cosas que ocurren en personas son solo resonancias del sistema. El sistema quiere permanecer a toda costa y utiliza a los elementos que lo conforman para este fin.
las emociones no son ruido en la comunicación. Son la comunicación, lo que nos importa conocer. Lo que prevalece en caso de incongruencia.
la figura del chivo expiatorio es como una carrera de relevos. Por alguna extraña razón la silla permanece para que la ocupen diferentes personas a nuestra conveniencia.
lo que parece lineal y sencillo es siempre circular y complejo. Que los clavos llaman a los martillos y no es tan sencillo señalar culpables.
Y puse toda la energía, desde entonces hasta hoy, en entender esos círculos que empujaban hacia un lugar o hacia otro la realidad de estas organizaciones y familias. Explorando el cerca-lejos como lugar, girando la silla, cambiando de jersey,…
Escuchar, escuchar y escuchar. Y cada vez apagando más la radio del contenido para subir el volumen de las emociones. Y dejar de mirar tanto en las personas señaladas, a las que solo podemos ver como algo más grande de lo que nos dibujan, y devolver imágenes que explican relación.
Sobre esta manera de estar y lo que necesitamos para entrenarnos en estas habilidades es por dónde quiero profundizar en los próximos meses. Seguiremos compartiendo.
En estas vacaciones tengo pocas obligaciones y además, de momento, voy cubriendo los objetivos. Varios de los libros en el punto de mira han caído dejando un exquisito olor y sabor a cadáver, ese listado “comentado” de los trabajos de estos últimos meses esta esbozado y ando buscándole lugar, quiero escribir algunas líneas más para alimentar este blog, no engordar, rebajar el miedo a cabezudos y gigantes de mis hijos, ordenar el escritorio del portátil, reorganizar mi mesa de trastos en casa, … he dado con una estrella de mar, cientos de peces, muchos erizos, karramarros pero aun no he dado con ningún pulpo.
En ese listado imaginario, por no escrito, queda algún libro de los de subrayar y aprender y un par de propuestas para el curso que viene.
Cuando digo “propuesta” me refiero a ese pequeño documento que empieza por un titulo y termina con un presupuesto. Algo sobre lo que podamos trabajar antes de comenzar una nueva aventura con otra organización, un “siteheentendidobien” para tomar decisiones y cerrar una pequeña hoja de ruta.
Creo que es realmente lo que más diferencia mis vacaciones de verano de mis meses de trabajo. Hay otras muchas cosas; los horarios, la lectura, comer fuera de casa, más horas y mucho afecto con los míos, … y el momento en el que soy más consciente de que las cosas son diferentes es cuando con ayuda de unas gafas, un tubo y, a veces, las aletas me zambullo en el mar.
No se como era el andar de Neil Amstrong cuando iba a comprar el pan pero su primer paso en la luna estuvo lleno de glamour. Esa sensación tengo yo en el agua. Floto y la densidad del agua me permite llegar a otros lugares con más rapidez y elegancia. Mi cuerpo, voluminoso (sip), me ayuda a flotar y mis piernas y brazos me llevan.
La respiración ha sido siempre mi punto débil. Cuando me metía sesiones olímpicas de tres y cuatro horas de fullcontac, el fuelle era el que me hacia parar. En los combates me lanzaba y hacia filigranas, cuando encadenaba tres ataques necesitaba soltar los guantes unos minutos. Aquí el ejercicio es menor y el tubo me conecta con el oxigeno y la vida.
Y a metros de la arena (al menos en la maravillosa cala de las costa brava de la que aun tengo arena entre los dedos de mis pies) empiezo a ver peces y bancos de peces. En la segunda zambullida ya empiezo a diferenciarlos y a saber dónde es más probable que me encuentre con unos y con otros. Un poco más lejos los erizos de mar aferrados a las rocas. Vimos también una estrella de mar preciosa. Esta vez no me he encontrado ningún pulpo, habría mucha demanda en los txiringitos playeros, supongo.