Hace ya unos años viví 3 meses en un pais del que desconocía su lengua. Este fue solo uno de los viajes en un paquete de choque cultural, de ritmos, valores, colores, sabores,… El caso es que durante tiempo apenas pude comunicarme con un montón de personas con las que convivía todos los días.
Fue extraño. Yo era un adolescente que había aprendido a ser rapido en las conversaciones, a clavar puyas en los alto de los miuras, a reirme de cualquier falla, a ocupar el centro en los corros, ganar en los juegos de palabras, …
Y sin palabras en aquel idioma todo esto no servía. Descubrí los oídos y para que son dos, como suena la voz de uno cuando no tiene sonido, escribir en un diario, leer tres veces el mismo libro, los clásicos de la literatura rusa, los “national geographic” en ingles, conectar con otra persona solo estando junto a ella e intentando imitar sus tareas, atender a la musica de las relaciones impedido por no entender la letra, defender mi lugar con puños cansado de intentar explicarme por señas, …
En este país cada familia tiene en su memoria una guerra. He tenido la suerte de compartir con otras personas otros lugares y dolores. Es un ejercicio obligado para intentar comprender algo tan absolutamente loco.
Hoy comparto en el blog algunas de los recuerdos más familiares, aquellos que nos traía mi aita recuperando la memoria de nuestro aitxitxe Alejandro Gallastegi, transmitiendo de esta forma la manera que habían ido construyendo para entender nuestra tierra y su historia.
Hablo mucho del proceso personal paralelo a estos años de trabajo como autónomo acompañando a personas y organizaciones. Antes tuve dos experiencias laborales, también muy intensas, y en las que aprendí mucho –casi todo- de lo que ahora son mis herramientas y valores.
Hay algunas cosas que diferencian este tiempo del anterior y creo que son lo suficientemente significativas para acelerar y hacer más intensa la experiencia.
Ya no hay excusas que lanzar a una organización, un equipo, un jefe, ni tan siquiera a un “cliente” que nos tenga cautivos. La pelea es con uno mismo y entonces los fantasmas interiores cobran talla humana. Y entonces la batalla con los limites se convierte si o si en un viaje al interior de uno mismo y en oportunidad para crecer.
gallas by gallas
La sensación es como la de dar la vuelta al embudo. Partes del agujero más estrecho. Ahora el punto de partida son las horas que tu puedes y quieres invertir en trabajar cruzado con las cosas que sabes hacer o estas aprendiendo a hacer o fuiste capaz de poner en marcha hace unos años o eso que te gustaría hacer y hasta ahora no te lo habías planteado –si, bendito lugar que me permite flirtear todavía más con mis pasiones- o… En mi caso sorteando los cantos de sirena de la especialización para aprender a no desafinar como hombre orquesta.
A veces cojo distancia de mi agenda y la intento comparar con aquellas agendas. Los retos son retos no solo por el tamaño de la tarea si no por los centímetros de altura de uno mismo. Ha habido siempre momentos de verdadero limite. Los recuerdo desde mi primera semana de trabajo. Las que supere y en las que me quede enganchado soy yo. La sensación es que en algunas semanas de esta nueva etapa laboral vivo en una especie de cadena de vértigos. Hay conversaciones, pequeños y grandes proyectos que me ponen al limite. Al limite de lo que sé, rozando las horas de dedicación “lógicas”, explorando abismos,… Un aprendizaje impresionante vivir con la incertidumbre prácticamente en cada actividad.
Y creo que esa es una verdadera aportación. Sin apenas utilizar el trabajo previo como contenido. Adaptándome a cada situación y trabajando con lo que surge en el proyecto. Me lo decían esta semana “el proceso afecta al proceso” y entonces es la relación la que permanece. Lo que trabajamos coge diferentes formas, importantes, pero no fundamentales. Tal o cual decisión respecto a la organización tiene consecuencias importantes y, esto es una opinión, lo que vivimos durante, gracias a la apuesta por aprender, se convierte en el gran capital personal y organizacional.
Una vez escuchaba una idea que me parecía real y demoledora. Un gerente de una organización llamaba la atención y aconsejaba prudencia sobre las alianzas con profesionales freelance. Escuchaba como una precaución con “estos” que necesitan vender cada cosa que hacen y –parece- si lo necesitan a su compañero de viaje. Toca en esto de ser nuestra propia empresa cierta venta del producto que de repente es uno mismo. No maquillo lo que hago, lo cuento aquí y en redes sociales y entonces ya parece como más grande, a veces más glamouroso. Ocurre algo extraño, a veces me siento como no teniendo que defraudar una imagen construida. A veces parezco más joven, otras más bajo, lo de gordo no me lo dicen, ;D Pero esto no es central. Pesa más en el desempeño, es diferente facilitar una sesión a escribir un post. No me condiciona, pero es un fenómeno curioso. Además la humildad suena extraña. Sacar pecho es la actitud emprendedora… y yo me siento más cómodo en la duda.
Y por ultimo, dejándome un par de ideas en alguna esquina que otro día cogerán forma de post (o no), disfrutando de cierta soledad solidaria. Hay veces que no sé con quién compartir la emoción de una sesión. En casa hay un limite. Los proyectos compartidos me ayudan a volar, a descansar, a aprender,… Y además van configurando una verdadera red dónde contrastar, desahogar, aprender,…
Ya os deseaba lo mejor desde las tripas. Dejadme una vuelta más. Dejadme que siga apegado a los símbolos, a los ritos,… Dejadme jugar con el año viejo y con el año nuevo. Necesito coger distancia porque son fechas teñidas de otras musicas más importantes pero cuando puedo hacerlo me gusta pensar en agendas por llenar, meses por estrenar, año por explotar hasta el ultimo de sus minutos.
Así que me subo al tren del cambio de año, salto la hoguera, estreno imagen corporativa y cambio de dirección mi blog. Paso a un servidor y dominio propio korapilatzen.com
Quiero exprimir las posibilidades del espacio, construir mis propias wikis, generar más red entre los proyectos,… En estas semanas estamos dando los primeros pasos. No acabo de controlar algunas cosas y estoy en ese momento de la curva del cambio dónde piensas si has hecho bien… ;D Saldremos de estas.
Gracias Karra por el diseño, gracias Paulo por las aportaciones a la estructura, Vudumedia en general, Danitxu por albergar mi blog y encargarse de la mudanza, Manel por reconectarme con el sentido de este espacio, y a todas las personas que os pasais por korapilatzen.wordpress.com y que a partir de hoy os pasareis por korapilatzen.com
Una confesión. Cuando felicito en navidad me siento como los mayas rindiendo respeto a sus deidades en la entrada de la catedral de Chichicastenango en Guatemala. Los cristianos construyeron sobre sus lugares sagrados los templos para orar a su dios y cientos de años más tarde ellos encienden velas y resinas en la entrada de la iglesia. No porque allí se construyera esta, si no porque bajo estas piedras se encuentran la tierra de sus antepasados, su historia y lo que para ellos es el origen de la vida.
Lo hablaba con Bego estos días y ella me contaba que en estos días de invierno, dónde la noche gana al día, solo queda estar abiertos a la luz. A lo que viene. Y también me recordaba la letra de una canción del ultimo disco de Ruper Ordorika.
Ez beldurrik izan eta baietz esan datorrenari. Baietz onartzeari esku beteka emango zaizunari. (*)
(*) No tenga miedo y di que sí a lo que está por venir. Dí que sí y acepta lo que se te dará a manos llenas.
Me gusta que nos deseemos lo mejor. Me gusta desear lo mejor a la gente que aprecio. Me sale de dentro. Así que si me dan una excusa, la aprovecho. Desde el fondo de mis entrañas… todo lo mejor para este 2012.
Garabato Korapilatzen como humo Karramarro
2011 ha sido un año precioso. Un año de crecimiento profesional y personal como hacía mucho tiempo -quizás jamas- no tenía/peleaba. Escribiendo estas lineas me acuerdo de un montón de personas que de mil maneras han estado cerca en estos meses y me sale un profundo agradecimiento.
Gracias por vuestro apoyo de mil maneras diferentes: aguantando mis inseguridades, echando un poco más de vino en mi copa, confiandome vuestros secretos, comentando en este blog, proponiendo nuevos retos, abriendoos a explorar nuevos lugares con herramientas extrañas, dibujando y escribiendo para que yo lea, repartiendo colores en una mesa para mancharnos las manos, creciendo para sentirme padre, ejercitando musculo del que necesitamos para vivir en la incertidumbre, esperando el turno para expresar necesidades y pedir atención, pareciendo más pequeños para conseguir verme grande, garabateando manteles sin parar de charlar, entrando en proyectos por el placer de trabajar juntos, probando sin tener certezas, apostando desde la intuición, perdonando silencios y retrasos, construyendo realidad para explotar virtualidades, estrujando meninges para desenmarañar ideas complejas,…
ESKERRIK ASKO!!, ¡¡GRACIAS!!
pd. Termino el año estrenando logotipo. Es obra de mi amigo Diego A.K.A Karramarro. Los compañeros de Vudumedia cerca echando un cable. La foto que ilustra el post también es de Karra y usa el alambre del logo Korapilatzen como humo de chimenea ;D
El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo porque es gregario, pero lee porque se sabe solo.
Si no habéis leído este titulo de Daniel Pennac, os gusta leer y/o os preocupa de alguna manera la educación de vuestros hijos ya estáis tardando…
No lo localizo ahora mismo pero el mismo autor y en este libro se ríe de los textos que analizan y comparten reflexión sobre los libros. Así que me limitaré a compartir algunas joyas subrayadas que entresaco de este libro.
“Acaso seamos muy pocos quienes sentimos que dividir el pan, compartir la sal, servirse de una misma ensaladera, significa algo más que satisfacer una necesidad. Damos a esos actos básicos tan poca importancia como a fugaces melodías de radio, olvidando la fuerza y el misterio que encierran.
Así debería de ser entre nosotros, por mucho que la civilización nos haya alejado de las reglas fundamentales de la vida. Compartir la comida tendría que ser un acto de alegría y entrega, más que la superficial cumplimiento de una obligación social.
Por mi parte, no conozco comodidad más placentera que la de una comida compartida con mi pocos amigos.
Lo que para seis personas pueda parecer selecto es una decisión delicada. Seis gustos, seis apetitos; hay que conocerlos y, mediante una sola memoria y una sola habilidad, fundirlos en un todo mutuamente provocador. Habrá que transformar antiguas predilecciones en gustos renovados; habrá que vincular viejos y nuevos sabores.
Y sobre todo, los amigos deben de poseer el raro don de permanecer sentados. Tienen que ser capaces –más aun: estar deseosos- de pasarse tres, cuatro, seis horas sentados, tanto en torno a una cena de sopa y quesos, como ante un banquete de veinte platos fabulosos.
Y entonces, con amigos con tales virtudes, con buena comida en la mesa y buen vino en la jarra, bien podemos preguntarnos cuándo vamos a vivir si no ahora.”
Extractos del libro “Sírvase de inmediato” de MFK Fisher, el ultimo de los libros de cocina que he leído este verano. Este por recomendación de Manel. Gracies!
“Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros” Groucho Marx
Dice un amigo, y yo lo suelo repetir, que “pensamos con el culo”. El lugar que ocupamos nos posee, ocupar ese rol, esa profesión, ese status,… requiere de retroalimentación continua y en la misma dirección. Es, seguramente, una magnifica manera de no correr hacia el otro lado del mundo de manera cíclica.
Nos movemos para sobrevivir. Necesitamos pensar y creer en un proyecto que nos absorbe, en el que estamos implicados vitalmente. De toda la información que llega decidimos procesar y digerir la que refuerza la semilla que empieza arraigar.
En absoluto es incultura, no es exactamente rigidez, es que necesitamos creer.
Utilizamos referencias, lenguajes comunes con los de nuestro club. Palabras que nos hacen vibrar absolutamente en la nueva comunidad y nos alejan -por pura incomprensión literal- de otros que , muchas veces, nos acompañan desde hace mucho tiempo y escriben y hablan en otros idiomas que antes, hace muy poco, eran los nuestros.
Claro, lo estaba escribiendo ya, esto es complejo en el roce entre los mundos y las personas. Yo hace años pedía a unos amigos que, por favor, nos “aburguesáramos” -esa era la palabra que usábamos- de manera colectiva. Como la muerte dulce en el mus. Todos nos compramos una casa con nuestra pareja, tenemos hijos, escalamos en empresas, vivimos en el mismo barrio,… Como toda esa generación de lideres populares que pasaron a gestionar gobiernos y ayuntamientos, partidos políticos mediante, tras la dictadura.
Pero no. Siempre es más complejo de lo que uno se imagina. Para ilustración este video de TED con Barry Schwartz hablando de la paradoja de decidir.
Y de pronto como somos esto, no podemos ser otra cosa. Y nos empieza a ser difícil estar con otra persona que piensa diferente. La amenaza, el contacto con lo viejo, nos hace aferrarnos aun más a lo nuevo, a lo que nos acompaña hace menos tiempo y nos define ¿más? Vemos su lado más caricaturesco y le hacemos todavía más grande la nariz y más salidos los dientes sin mirarlo a los ojos.
Y a veces cumpliendo esto de “la mejor defensa es un buen ataque” seguimos construyendo la distancia, seguramente no con aquello tan abstracto -ideas- sino con las personas, dolidas y si –mucho más grandes y hermosas-
Recogía hace ya unos meses algunas ideas sobre esa sensación de culpabilidad que es indispensable para hacernos mayores, crecer separándonos de nuestra familia, de lo que fuimos. A veces tenemos la sensación de crecer mientras renegamos de esos otros espacios que fueron importantes… Pero… ¿Qué es crecer?
Si algo empiezo a entender de esta aventura, creo que este enrevesado ejercicio pasa por reconocer todas esas fuentes como algo propio en alguna medida y conectar con algo más grande. Suena extraño. No se asusten, ya no es dios –al menos para el que escribe- y eso permite que, como enlazaba Manel hoy, “Todo sea posible”
Y esto lo escribo sustituyendo un post que iba, podría entenderse, de lo contrario. Y es que creo en la tensión y en la dialéctica para construir ciudad y sociedad. Si no, no podría escribir como lo he hecho últimamente en este blog.
Escribo estas líneas para recordarme que hace años que me muevo por las esquinas-fronteras. Que me cuesta ser categórico por la cantidad de información y experiencias que parecen contradictorias y comparten espacio en mi mochila. Y que esta bien. Y que también es lógico que haya cosas que me cueste escuchar y compartir. Y esta bien, hasta que me pierdo cosas -sobre todo personas- y entonces quiero ser capaz de recolocarme y escuchar desde otro lugar.
Y escribo para poner en orden y escribo para recordar y escribo para compartir y seguir construyendo.
Creo que es realmente lo que más diferencia mis vacaciones de verano de mis meses de trabajo. Hay otras muchas cosas; los horarios, la lectura, comer fuera de casa, más horas y mucho afecto con los míos, … y el momento en el que soy más consciente de que las cosas son diferentes es cuando con ayuda de unas gafas, un tubo y, a veces, las aletas me zambullo en el mar.
No se como era el andar de Neil Amstrong cuando iba a comprar el pan pero su primer paso en la luna estuvo lleno de glamour. Esa sensación tengo yo en el agua. Floto y la densidad del agua me permite llegar a otros lugares con más rapidez y elegancia. Mi cuerpo, voluminoso (sip), me ayuda a flotar y mis piernas y brazos me llevan.
La respiración ha sido siempre mi punto débil. Cuando me metía sesiones olímpicas de tres y cuatro horas de fullcontac, el fuelle era el que me hacia parar. En los combates me lanzaba y hacia filigranas, cuando encadenaba tres ataques necesitaba soltar los guantes unos minutos. Aquí el ejercicio es menor y el tubo me conecta con el oxigeno y la vida.
Y a metros de la arena (al menos en la maravillosa cala de las costa brava de la que aun tengo arena entre los dedos de mis pies) empiezo a ver peces y bancos de peces. En la segunda zambullida ya empiezo a diferenciarlos y a saber dónde es más probable que me encuentre con unos y con otros. Un poco más lejos los erizos de mar aferrados a las rocas. Vimos también una estrella de mar preciosa. Esta vez no me he encontrado ningún pulpo, habría mucha demanda en los txiringitos playeros, supongo.
Una persona experta conoce exactamente cuales van a ser los siguientes pasos de esto que le cuentas, lo que dicen los protocolos, los nombres de cada uno de los agentes y su rol /responsabilidad en el asunto, lo que esta bien y lo que no, …
Dibujan líneas y no ven los matices que se quedan fuera. Colocan el patrón en la tela y comienzan a cortar.
Han estudiado tanto, conocen tanto la materia, que ya no pueden ver procesos como únicos ni diferentes. Han desplegado toda una jerga que les diferencia y lo que es más importante le da al “pause” del video, congela las imágenes, cosifica y nominaliza (en el sentido del que habla la PNL) historias sin prestar atención a lo que pudiera estar fuera del concepto.
Saben de estadística, han contrastado este tipo de situaciones suficientemente como para saber que sería muy extraño que el desenlace fuera diferente a lo que ellos conocen. Y te lo cuentan así, y se comprometen con su saber. Pronostican y por lo tanto ponen todo de su parte para que el futuro les de la razón.
Y además de alguna forma consiguen que solo puedas comprar el conjunto de creencias del experto, colocarte sus gafas y verlo todo como ellos. Al principio te chirría pero acabas viendo culpables en el terreno que ellos apuntan y reacciones que continuamente refuerzan esta perspectiva.
También consiguen que tu des los siguientes pasos para cumplir con su profecía. Los escenarios siguientes acaban siendo tu responsabilidad y de esta manera es imposible que escapemos de esta historia, a veces “loca”.
Por eso, a mi, cada vez me gustan más los expertos en incertidumbres…