¿Qué hacemos cuándo las técnicas irritan?

Me encuentro revisando por enésima vez la escaleta de una sesión con un equipo de dirección. La encomienda es relativamente sencilla pero hay algo que me hace pensar una y otra vez sobre la idoneidad de la secuencia, las preguntas, la composición de los equipos, los dispositivos y las propuestas de actividad. 

Es una sensación que conozco bien. Cuando llegamos a las organizaciones no somos ni los primeros ni los últimos que abrirán conversaciones, devolverán ideas, preguntarán, sistematizarán y, en algunos casos, aconsejarán. Como si fuéramos “más de lo mismo”, nos acercamos como un eslabón de la cadena. Las experiencias anteriores condicionan nuestro trabajo, como el nuestro lo hará al siguiente compañero o compañera. 

Death saw two players playing at cards
Author(s): Hull, Edward, fl. 1820-34, artist

Las experiencias positivas y negativas son parte del material que define los relatos. También sabemos que ecualizamos de manera consciente e inconsciente esta “realidad” en un cuento que nos aleja o acerca de confiar en propuestas similares. Cuándo me encuentro estas situaciones la estrategia siempre es doble:

  • Por un lado reconocer que  “Cuándo el río suena agua lleva”. En este sentido para mi es muy importante comprender que es lo que se puso en marcha y acabó teniendo estos impactos no esperados ni deseados. A veces estas “soluciones” están en la base de los nuevos “problemas”. Quiero entenderlo para mejorar la propuesta. Comprendo y no cuestiono, por completo, la necesidad de cuidarse. Y no contribuyo “alegremente” al coro de cantos de sirena que buscan que bajen la guardia.
  • Por otro confronto y pongo límite a las quejas que reivindican que todo está mal y siguen sosteniendo las mismas dinámicas desde la desconfianza y la inacción. Trato de poner en evidencia las incongruencias del relato y voy definiendo escenarios para trabajar donde ir recuperando cierta “seguridad”. 
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Modelos, herramientas y contenidos para el cambio personal y colectivo

Hace unos años decidí trabajar desnudo. Me sobraban las técnicas. Me estorbaban. Me hacía sentido esa invitación de Minuchin a olvidarnos de lo aprendido para que volviera de una manera más natural y personalizada. Escribí un post en ese momento. Lo vuelvo a leer y veo que el streptease me permitió incluso compartir un pequeño fracaso. 

Hace unas semanas participé en un espacio donde fui “facilitado”. Fue más que interesante. La dinámica estaba sostenida entre muchas personas y algo me llamó mucho la atención; a solicitud del grupo había un acuerdo para interrumpir la tarea y dedicar unos minutos a otra tarea más física que pudiera ayudarnos a recuperar la energía. Todo se paraba y, por ejemplo, saltábamos por el espacio. No sé a dónde os lleva esto que os cuento. Yo todavía transitó entre dos sensaciones:

  • Desde mi manera de trabajar percibir que la energía baja es un síntoma. No tengo que apagarlo o volver a encenderlo. Me pregunto qué es lo que no funciona, a veces abro la reflexión al grupo sobre cómo podemos reajustar la tarea, pregunto por si algo estábamos tocando que es importante y aún no hay permiso,…
  • Por otro lado hay algo en la activación corporal que me coloca en una manera más activa en la tarea. En nuestra capacidad de diseñar también las emociones colectivas y los procesos creo que hay algo de esta manera de incidir en las dinámicas de lo que aún podría aprender.

Os cuento esta pequeña anécdota que podría ser otro post para conectar con el comienzo del texto; los contenidos, modelos y herramientas. Por cierto en ese texto que no voy a escribir ahora sobre la “facilitación energizante” creo que también citaría a este precioso texto de Genís Roca que leía estos días. 

En el trabajo que hago de acompañamiento a organizaciones en el último tiempo cada vez tiene más espacio la formación. 

Sigo creyendo que no hay cambio en una organización si las estructuras no varían, si las personas con poder no deciden ceder el control y apuestan por la confianza. 

A veces nos piden modificar las organizaciones desde procesos de consultoría o formación. No podemos. Nos piden hablar de compromiso y pertenencia como si nombrarlas hiciera magia. El diagnóstico detrás de la demanda de una propuesta formativa es parecida a “mis trabajadores no saben trabajar en equipo”. No descarto de primeras que esto no sea así pero si las personas no sienten que tienen capacidad de incidir en la organización estas invitaciones se perciben incongruentes y la situación grita hasta ensordecer cualquier sesión brillante. 

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Técnicas frente a dinámicas

Ya sé que se han encendido algunas bombillas para responder al titulo. La solución pasa por cambiar el “frente a” por un “y”. Lo sé.  Pero… (y aquí otro dirá, noooo, no se puede escribir “pero”) he comenzado este post tres veces y no consigo avanzar.  Conozco la “técnica” pero algo hierve debajo de la corteza queriendo explotar, yo creo que se trata de la “dinámica”.

Estoy entrenado, seguro que habrá otras explicaciones pero esta me sirve, para escuchar profundidades, relaciones, silencios, risas, miradas cómplices, frases que se repiten, posturas, “pero”s y “frente a”s. Hay veces que me mantengo en silencio hasta poder convertir en imagen lo que tengo delante, hasta que traduzco a metáfora lo que hasta ese momento era un lío de imágenes e informaciones desconectadas.

Como se imaginaran solo es una aproximación que básicamente resume lo que ocurre y le da sentido. A veces devuelto ayuda a avanzar, otras me sirve para situarme y salir del barullo, otras destrozamos el esbozo para no continuar perfilando un dibujo que no era importante.

Fotografia por Taiwan Aboriginal en Flickr CC

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