En mi casa “txombo” es sumergirse en el agua de cabeza. Yo lo uno directamente al momento en el que cuando viene la ola decides avanzar cruzándola por debajo en vez de saltándola pataleando mientras la cabeza queda, aun seca, en el aire.
Pues estas semanas voy a compartir algunas ideas locas, cosas sencillas, pensamientos de cerveza y playa.
El primero tiene que ver con una teoría sobre la crisis de valores. Llevo toda mi vida escuchando preocupación por parte de generaciones anteriores sobre las posteriores. Ahora la gran CRISIS ha focalizado toda la atención y el post-post-modernismo no parece lo peligroso, ni tan siquiera parece viable a la falta de su gran gasolina; el dinero.
itxasoa by gallas
Se ha invertido mucho espacio y energía en buscar los orígenes de esta crisis, la anterior, la más moral. Básicamente y obviando los matices, parece que se trata de un desengaño. Los nuevos, más listos, nos dimos cuenta de que algunas de las cosas que parecían importantes y claves para los viejos, no lo eran y que los horizontes más jugosos e interesantes estaban, a menudo, justo en el punto cardinal contrario.
Hay temas importantes que sustentan esta ruptura de confianza entre generaciones. Yo estas vacaciones lo he visto claro. El engaño que más daño hizo a la gente de mi generación y colindantes era el de las dos horas necesarias para la digestión. Un tiempo absolutamente aburrido, soñoliento que en los días de playa y en la mejor de sus ediciones se convertía en grandes castillos de arena.
En mi casa había incluso un familiar lejano muerto por un corte de digestión cuando se acercó a recoger una pelota de tenis en la orilla.
¡Era mentira! Joder. Como íbamos a creernos otras patrañas si esta tortura cotidiana en el verano se sostenía en otra creencia falsa. Con la lucidez propia del verano comparto con vosotros el verdadero origen de la crisis esta que estaba antes que la gorda.
Esta mañana conversaba con unos amigos y compañeros y me parecía que llegaba a algunos lugares que podía compartir en este blog tan abandonado en las últimas semanas.
Me acercaba a la conversación desde un lugar más libre y por eso me permitía discutir la propuesta principal. Básicamente se sostenía la necesidad de encontrar “partners” de confianza para reforzar una línea de negocio. De hecho ya estaban y tenían mucho “glamour”, el suficiente para abrir puertas aquí y allá. Obviamente la noticia era importante y yo solo he podido aplaudir. Bueno, la verdad es que me he permitido algo más.
Intentaba convencer al responsable de comercialización de este proyecto, de la necesidad de encontrarnos con otras organizaciones más pequeñas y menos “importantes” para reforzar la propuesta desde su base, desde la perspectiva del cliente, desde las personas que iban a utilizar el producto al final. Plantear un espacio de encuentro más de “barro”, dónde dotar de contenido concreto, útil y matizado al proyecto.
metro piernas rojas by gallas
Obviamente no había desencuentro en las ideas finales. Ambas líneas de trabajo debían de ser complementarias. Me ocurre que mientras escuchaba, mientras hablaba y ahora que escribo cogían forma algunas sensaciones que comparto para que podamos debatir.
En ocasiones los proyectos en su origen se parecen a grandes andamios sin edificio. Hemos visto alguna iniciativa parecida, tenemos la técnica suficiente para comenzar a pensar en ese producto, parece que hay mercado, me gusta,… y entonces empezamos a movernos por ver si es viable. Creo que a veces pierde su lugar la “necesidad” a la que pretendemos responder en último término. El uso final de la herramienta/proyecto. La experiencia de quienes están en contacto con esta realidad. Andan faltos de “alma”.
Glamour y parálisis por el análisis. Para hacer, en teoría, más fuertes y viables a nuestros proyectos, buscamos “grandes” compañeros de viaje. Un gurú de gurulandia, la universidad de Conchinchina o la cojoempresa. Tenemos la experiencia de abrir puertas gracias a las llaves de los apellidos y eso está bien. Ocurre que a veces el paso de estos “elefantes” es tan lento y necesitado de conservación, que las decisiones se dilatan muchísimo, los intereses en juego cobran una complejidad insospechada, la sensación de desequilibrio es grandísima y pareciera que solo poniendo su logotipo partíamos de un lugar común,…
Creo que a veces delegamos todo el aspecto más externo a los perfiles de dirección y comercialización y la gente de producción se convierten, de manera mecánica y taylorista, en el siguiente eslabón del proceso, los que desarrollan técnicamente un concepto cocinado desde otras mentes, necesidades, percepciones y saberes.
Son sensaciones y me cuesta plantear soluciones. Hay líneas de trabajo sencillas y “detodalavida” que pueden ayudarnos a salir de estas inercias tan poco orientadas al éxito. Me permito escribir alguna. Seguro que podemos completar el listado entre todos y todas:
Lo reflexionábamos hace unas semanas en esta misma organización. ¿Cómo hacemos que las personas responsables de la producción puedan ser parte del proyecto desde sus primeros pasos? Participando en la primera reunión con el cliente, con un encuentro con participación de quienes conocer los tiempos y complejidades del desarrollo de la propuesta antes de plantear presupuestos…
Diferenciar alianzas estratégicas de estrategias de colaboración. Unas nos dan el nombre y nos abren puertas, las otras dotan de contenido y razón a los proyectos. Me parece importante poder diferenciarlos para no buscar satisfacer necesidades de un plano en el otro y diferenciar las energías y perfiles invertidos en una aventura y la otra. Obviamente los cruces entre unas y otras pueden ser múltiples. Hay compañeros de viaje, de los “poderosos”, que a veces mantienen la capacidad de conectar con la realidad y son excelentes colaboradores.
Creo muy importante estar atento a lo que damos y recibimos en cualquiera de ellas. Si no hay equilibrio ninguna de estas van a funcionar. Esas cuentas resultado de la suma entre el “debe” y el “haber” intervienen en todas las relaciones humanas y son clave para la colaboración. No hablamos solamente de dinero, aunque negar su importancia es pecar de “hippysmo”. No hay truco pero creo fundamental dejarse sentir en este aspecto y ser claro en las sensaciones. Los desequilibrios hacen insostenible estas aventuras. • A mí me suele ayudar saber a quién pertenece el proyecto. Si es una iniciativa nuestra nosotros tomamos las decisiones. Si es conjunto ambas partes compartimos no solamente la visión, también riesgos y futuribles beneficios.
Hay propuestas de trabajo/método, más o menos standarizadas, que creo pueden ayudar mucho a incluir la colaboración desde el comienzo de nuestras propuestas. El design thinking (escribía estos días Amalio de nuevo sobre el prototipado, una concreción muy acertada), la propuesta de proceso u y la integración de la perspectiva de las emociones,… Maneras de hacer que integran experiencia, necesidades, planificación, diseño, ensayo, evaluación, mejora,…
Gracias por la conversación, compañeros. Obviamente he recogido algunas ideas y las he alimentado de otras experiencias. ¿Cómo lo veis? La pasión por colaborar, que vuelve a partir de una necesidad clave de los que apostamos por lo pequeño, tiene sus vericuetos. Continuaremos profundizando.
Llevo ya unos cuantos meses (que de pronto son años) formandome y experimentando con las constelaciones organizacionales. Ayer intercambie un par de mensajes y tuiteos con buenos amigos y mejores profesionales sobre el tema. Hay quién coge distancia escuchando solo el nombre (es una traducción del aleman y aun no han-hemos encontrado mejor etiqueta). Otros han tenido una experiencia no muy positiva debido sobre todo por alguna sobreactuación, catarsis colectivas y otras dramatizaciones. También hay quién se ha acercado a nuestra propuesta de formación y ha descubierto claves diferentes (Precioso el post de Enrique en su blog)
Constelacion "irudiak" by gallas
Llevo tiempo queriendo escribir algo sobre el tema. Estas conversaciones de ayer son la palanca, el punto de apoyo el taller de este fin de semana con Katia del Rivero Vargas. Una experiencia muy interesante; muy engarzada con el managemente más tradicional, ejercicios replicables, estructurado, separando todavía con más fuerza el sistema organizacional del familiar, huyendo de dramatizaciones,…
Creo que podríamos empezar por el principio ;D Recupero un texto que escribí hace más de un año para el blog de mi amigo Pablo Aretxabala –Hontza-.
Prometo actualizaciones y más carne en el asador de un tema que me apasiona.
“Hace ahora algo más de cinco años -casi siete ya- y dentro de una formación en terapia sistémica tuve la oportunidad de ver trabajar a Bert Hellinger. Era un video y el audio era en alemán, además calidad de VHS en una maquina machacada por cientos de cursos. Vamos, todo preparado para el mayor de los aburrimientos. Pues no. Lo que vi me hipnotizo. Trabajaban con relatos de dificultad dentro de la familia. La persona que consultaba elegía a otras personas que hacían de representantes de los miembros de su familia. Los ponía en el espacio, cuidando hacia dónde miraban, su lugar en el espacio, su altura,… Construían una escultura de su visión de la situación. Además el facilitador (en este caso impulsor de esta nueva manera de hacer) escuchaba lo que cada persona sentía y pensaba en el lugar y les orientaba hacia posibles cambios y movimientos. Mientras el cliente cambiaba de cara, de la incredulidad a la implicación absoluta pasando por la afirmación y la emoción.
Meses más tarde un buen amigo nos invitaba a participar en un taller de constelaciones familiares. Tras años de formación, experiencia y reflexión sobre la relación de ayuda, Guillermo Echegaray quería experimentar una nueva línea de trabajo. Me parecía demasiada casualidad que la propuesta surgiera solo semanas después de aquel video, así que allí nos fuimos. La experiencia fue muy intensa. Trabajábamos con material sensible. Poníamos encima de la mesa nuestras tripas. La herramienta en directo era más poderosa de lo que había podido intuir.
Desde aquel fin de semana me encontré con la propuesta en los lugares más insospechados. Asistí hasta a una exposición que se acercaba al tema desde su parte más estética y artística.
Constelacion II "irudiak" by gallas
Hace dos o tres años que buscando más luz antes de tomar una decisión laboral complicada me acerqué a un taller con Cecilio Regojo dónde utilizaban las constelaciones para acercarse a las organizaciones. Allí descubrí su potencial para el cambio organizacional. Comparando con mi experiencia anterior, trabajando familias, el taller se me hizo más relajado, en la medida que la madera que poníamos a arder no era la de las raíces, quemábamos y jugábamos con ramas. Además no “constelábamos” estrictamente personas. Hubo algunas que trabajaban con decisiones, otras probaban con el lanzamiento de algún nuevo producto, la imagen de la entidad, relaciones entre directivas entrantes y salientes, los valores de la cultura de la empresa,…
Ha pasado el tiempo, el trabajo que desarrollé en aquel espacio tuvo su impacto y fue positivo. Además volvimos a los orígenes y me encontré con un Guillermo Echegaray entregado a las constelaciones organizacionales. Yo en estos años me había ido formando en supervisión y coaching y él bebía de las mismas fuentes que inventaron y desarrollaron las intuiciones que hablaban de esta herramienta al servicio de las organizaciones. Gracias a su capacidad de acogida y la colaboración de otra buena amiga, Maria Carrascal y Fundación EDE pusieron en marcha una serie de talleres en Bilbao. El primero fue hace cosa de dos años.
He tenido la suerte de participar de varios de estos talleres. La propuesta es experimentar continuamente constelando relatos de dificultad de las propias personas asistentes. De esta manera las personas que participamos accedemos a información nueva cuando presentamos nuestras dificultades y también cuando participamos como “representantes” de las personas, organizaciones,… elegidos por los/as que deciden compartir con nosotros/as su situación. Además intercala algunos ejercicios más pequeños que son igual de interesantes para explorar algunas claves básicas de nuestra manera de estar y pertenecer a los grupos. Como si fuera la salsa del plato todo se liga con explicaciones desde la teoría que responden a algunas preguntas y a veces ahondan solamente en las dudas.
A mi los espacios de formación y la reflexión sobre la actividad siempre me han ayudado a respirar. Esta propuesta, en mi opinión, es especialmente poderosa por dos cosas:
-La información nueva no llega de la reflexión propia ni tampoco, tan solo, de lo racional y lógico. Son otras personas, las que tú has elegido y puesto en un lugar, las que te devuelven sus sensaciones y pensamientos. No lo puedes controlar. Dicen y hacen lo que ellos/as quieren. Si tiene sentido o no en tu narración tiene que ver con tu capacidad de escucha.
-Te llevas palabras y esta bien. Pero sobre todo te llevas imágenes, miradas, distancias,… Y una suerte de escultura de inicio y final que es fácil de recordar y que vuelve cada vez que te vuelcas en la situación que quieres afrontar.
Estas y otras cosas he encontrado yo en las constelaciones organizacionales. Una propuesta muy recomendable. Más de una vez hemos discutido entre varios amigos por ese nombre derivado de una traducción literal del alemán. No ayuda la palabra constelación, la asociación de ideas lleva a pensar en espacios “pseudo-esotéricos”.
Es una herramienta “alternativa” en la medida que rompe con algunas líneas clásicas de consultoria y supervisión. Muchas empresas de diferentes sectores y origen están probando con gran éxito estas y otras maneras “menos clásicas” de reflexión y planificación. Tiene cierta lógica que la innovación pase por explorar nuevas maneras de entendernos.”
Ahora en el ecuador de una formación intensiva para facilitar constelaciones organizada entre Geiser Works y Fundación EDE. Sobre algunos concretos prometo más lineas.
Hace unos días y ante un comentario de Julen sobre su interés por la transparencia en redes sociales y blogs yo respondía matizando lo que yo consideraba una desnudez limitada y planificada. La sensación es bastante obvia y no llego a ningún lugar nuevo, las personas y en esta nueva plaza también seguimos midiendo lo que contamos. La imagen; multitud de personas en un lugar mostrando un cuarto de sabana mientras guarda el resto.
Pudiera parecer que acentúo la parte escondida. Si, respondiendo a la idea de transparencia. No, por la importancia de esta frente a la otra. Creo que una “multitud de cuartos de sabana”, dispuestos a mostrar y manchar esas telas es algo realmente impresionante y que de esta experiencia de encuentro para crecer juntos estamos aprendiendo cosas que es difícil que se nos olviden.
Otros antes que nosotros hablaron y seguirán hablando de esta apuesta por lo “open”. A mí me interesa muchísimo y algún día caeré en la necesidad de querer aportar algo al debate. Hoy quiero enfocar hacia otro lado. La transparencia que no va de la mano de lo atado y medido. La de aquella premisa de la comunicación humana que dice que es imposible no comunicar.
Cactus by gallas
La gente que me tiene más cerca y que pasa por debajo de nuestra casa de vez en cuando, ya lo sabe. Si miras a mi balcón sabrás en qué momento estoy. Podría valer, aunque reduce los matices, eso de cómo esta de centrado el jardinero. Hay otros síntomas más sutiles; kilos de más y de menos (uno alcanza una envergadura dónde estos vaivenes solo son percibidos por mis rodillas), ese síndrome de Diógenes pseudocontrolado de mi mesa de trabajo (del digital sufro absolutamente pero ese es más privado salvo que consultes mi delicious y veas el desastre de tags que manejo)
A lo que iba. Mi balcón es un chivato. Un examen somero hablaría de un naranjo muerto (quise emular a Hundertwasser teniendo un árbol en mi casa ya que no me dejaban personalizar mi ventana), las alegrías cayeron en el último golpe de calor esperando un agua que les llego tarde, la passiflora revivió de aquella poda radical pero no me han regalado sus asombrosas flores, los aloe-vera, y resto de plantas carnosas, siguen creciendo como mala yerba (si alguien quiere uno o dos o tres que me los pida), los geranios no están tan bonitos como los compré pero son muy agradecidos para el poco caso que les hago, el coleo esta precioso desde que entendí que le gusta más estar fuera que dentro,… A otra división pertenecen mis orquídeas. Me hipnotizan pero aun no he conseguido una segunda floración. Llevo dos años que casi lo consigo pero un primer piso en el casco viejo de Bilbao no es el mejor lugar…
Y ahora a mi balcón se le suma el blog. Si, puedo ser más o menos intimista en mis aportaciones (Se me olvido hablar en primera persona del plural o en reflexivo. Una de mis taras), algunos tuiteos están escritos desde las tripas,… Después de una semana sin escribir tenía la necesidad como de metablogear, de explicar ausencia,… Los silencios que hablan más de uno que cualquier cita o sesudo texto.
Vuelvo a pensar en Hundertwasser y su teoría de las cinco pieles. Pero si me dejais esto lo cuento en otro post…
Me está costando escribir en estos días. Volvimos de la playa y aterrizamos en un Bilbao en fiestas. Uno sigue queriendo respirar algo del ambiente nocturno… sin descuidar sus obligaciones como padre. Así que prácticamente todos los días recogimiento monacal después de los fuegos artificiales. Sublimo cámara en mano redescubriendo el punto más estético de las actividades más infantiles: gigantes y cabezudos, toro de fuego, gargantua, marijaia,…
marijaia by gallas
Para quien no conoce las fiestas de Bilbao me sería difícil explicar nada que os ayudase a acercaros a la realidad. Supongo que hay mucho compartido con otras celebraciones en otros lugares. Quizás una diferencia sustancial puede ser la importancia central de las konparsas en la organización y dinamización de estos días. Hay muchas opiniones sobre este punto. Más allá de las que buscan acentuar las tensiones entre diferentes visiones de la fiesta yo rescato la diversidad y canal de participación que aportan.
No sé cuantas cosas me llevan a pensar en paralelo, como flotando por mis experiencias, pero es algo que no puedo evitar. En estos días vuelvo a hincar rodilla en los espacios que nos sirven de encuentro. Y parto de un lugar, en teoría, absolutamente contrario. Escuchaba el pregón con el que abrimos las fiestas. En esta ocasión en manos de Joseba Solozabal. Parece que no ha gustado a nadie.
Metía el dedo en el ojo de un montón de personas ancladas en su manera de entender y vivir estos días, y el resto claro. Y sin embargo mi sensación es que esta manera de ejercer su personaje, tan trasgresora (bueno, no es para tanto pero vivimos en un lugar muy tradicionalista hasta en los sectores que se siguen considerando vanguardia), le sitúa en un lugar muy propicio para servir de eslabón de cadenas muy alejadas entre sí. Así me lo confirmaba Ander, un buen compañero de “batallas”.
Enfundándome (cada vez me cuesta más, quizás debía de escribir embutiéndome) en mi camiseta de konparsero (Mi lugar en esta aventura está en “sinkuartel”. Hace años que no colaboró apenas y a pesar de esto y de la cantidad de personas nuevas que se han sumado al lugar sigue siendo el mío, dónde me encuentro a muchas personas que quiero, dónde mejor sirven los tragos, el único bocadillo con dátiles, música excepcional,…) cruzo una línea que suelo intentar romper a lo largo del año. Me alineo y defino en un lugar dónde el “y tú de quién eres es” es tan habitual y a veces dramático.
Y ahora me veis enfundado en mi camiseta sin mangas, escuchando el pregón o cambiando de ambiente en una ciudad que explota en actividad en todos sus sentidos; musical, político,…
A mí me cuesta encontrar un lugar al que pertenecer 100%. La sensación es la de no pertenecer, la de encontrarme un poco en los limites,… y eso me hace tolerar diferencias y encontrarme con otras realidades como quien busca un lugar dónde sentarse más cómodo.
Hace unas semanas leía o escuchaba algo sobre que la innovación siempre se encuentra en las fronteras. (Corrí a cortar buenrollismo puntualizando que la capacidad de decidir y el poder seguían en el centro). Algo hemos reflexionado ya sobre la importancia de incluir posiciones críticas en la organización como palanca de cambio. Una de las ideas de Bert Hellinger más interesantes es la de comenzar a trabajar siempre desde la situación de las personas más excluidas por el sistema.
Para variar sigo mezclando ideas. Resumiendo mi tesis de hoy y que comparto con vosotros y vosotras es; las personas que a priori no se sienten a gusto en ningún lugar tienen un potencial enorme para servir nexo entre realidades que de otra manera no se encontrarían. La insatisfacción como motor de cambio y encuentro.
Bueno.Para ser Agosto no está mal en profundidades, ¿no? Es que creo que para esto abrí el blog. Para compartir reflexiones que en otros lugares y en otros tiempos no serían escuchadas. Un abrazo veraniego.
Los días de calor asfixiante me recuerdan a los meses de agosto en La Rioja. El entorno parece el mismo pero no lo es. La hierba se vuelve marrón, los cielos se descubren y además azules, las pocas nubes también han cambiado y se parecen a otras que descubres buscando el sur, la luz hace que fachadas de siempre parezcan postales,… Y lo más importante, uno mismo baja el ritmo. Ir más rápido significaría comenzar a sudar y sabes que no hay vuelta atrás. Eso es definitivo, tú cambias de ritmo y todo cambia.
passiflora by gallas
Dentro de un mes todos (o muchos y seguro que yo entre ellos) hablaremos del síndrome postvacacional. Unos dirán que no existe, otros que ya han descubierto el coctel pastillas-terapia apropiado para responder a esta realidad, unos desde la perspectiva más productivista, otros pensando en los ritmos que nos ayudan a ser más humanos, también habrá quién nos recuerde lo importante de la tarea para descubrir el placer del descanso.
Yo empiezo a sufrir cierta cara de este síndrome antes de pisar la playa. Es como si me pusieran a “la madre de todas las comidas” delante y comenzará a pensar en mi sobrepeso y sus consecuencias.
Tengo la sensación de que en verano llegamos a un estado de lucidez tan extrema que al volver al cotidiano todo chirría y no parece en su lugar óptimo. Mi teoría más profunda liga desnudez con sabiduría. Cuanto más estén en contacto tus pies con la arena, cuantas más horas entren en contacto tu piel con el sol, el agua, la hierba, cuanta menos ropa te cubra,… más sabio vuelves y también a tu puesto de trabajo.
Creo que esta prevención mía tiene que ver con la dificultad de hacer un espacio en nuestras organizaciones a estas “nuevas personas”.
Nos puede costar un poco más esforzarnos después de haber puesto como prioridad el placer pero eso es oportunidad. Más te costará afrontar las tareas más mecánicas y extrañas y más capacidad tendrás de aportar desde otros lugares más frescos y creativos.
El verano y las vacaciones varían a las personas de nuestros equipos. Es un buen momento para aprovechar esas sensaciones más lucidas, miradas que conocen el saberhacer y la historia de nuestra actividad e identidad y además son capaces de verlas con otros ojos diferentes.
Las sesiones de planificación o reajuste de la misma tras el verano son un lugar muy interesante para descubrir caras ocultas de nuestra actividad y seguir creciendo como entidades y personas. Incluso las aportaciones que podemos pensar más salvajes y al límite nos dan información muy valiosa.
Yo empiezo a ser más listo el primer día que me pongo unas sandalias. Por el contrario mis pies me dan la información de que algo empieza a no ir bien cuando vuelve el calcetín y el zapato. El reto sería algo así como prolongar la sensación de frescor-lucidez y tener un buen armario repleto de zapatos y sandalias en nuestros lugares para combinar diferentes maneras de entender las situaciones y cuidar a las personas y a su parte más creativa.
Había leído sobre esta propuesta de Otto Scharmer, me atraía la idea de “liderazgo colectivo” y la propuesta de “Presencia” que construía el autor junto a un viejo conocido, Peter Senge.
Algo de esto hemos podido experimentar a lo largo de estos tres días acompañados por Javier Ruiz y Judith Flick.
Es una propuesta de matices y ha sido poco tiempo para digerir una parte pequeña de los mismos. El proceso recibe el nombre de la última de las vocales haciendo referencia a la representación grafica que asocian a la propuesta.
Coiniciar. Descubrir el propósito común generando espacios de encuentros entre todas las partes implicadas en la necesidad (fundamental contar con los destinantarios/as finales de la propuesta).
Copercibir. Conectar con cada una, el contexto y las necesidades en el terreno. Visitas, investigación,…
Presencia. Estar presente, conectar, percibir, intuir, escuchar, reflexionar,…
Cocrear. Generar prototipos, dar vida a las ideas, estar atento a otras propuestas y construir sobre estás. Buscamos relevancia, sencillez, tejer redes, responder a las necesidades,…
Coevolucionar. Seguimos profundizando, priorizamos las acciones con mayor impacto y las generalizamos.
Todos estos pasos en tres fases-actitudes o “pequeñas u-s”; PERCIBIR (transformar la percepción), PRESENCIAR (transformarse a sí misma y la voluntad) y DARSE CUENTA (Transformar la acción).
Una propuesta de trabajo que quiere arrojar luz a cualquier proceso de construcción colectiva. Escuchando y trabajando sobre la misma me imaginaba su aplicación en procesos de participación ciudadana, desarrollos organizacionales orientados al cambio, proyectos conjuntos en trabajo en red,… También intuía su potencial en el acompañamiento a personas en contextos de coaching, supervisión, terapia,…
Intuyo un viaje importante hacia las profundidades de estas ideas. Tras este pequeño paseo son tres las ideas más sugerentes con las que conecto:
La idea de presencia. Esta abiertas al, en términos que utilizan en esta teoría, “futuro emergente”. Dejarse sentir y escuchar en silencio la situación, las potencialidades, intuiciones… La propuesta invita y pone estructura a algo esbozado en otras teorías y experiencias. El pensamiento lateral, lo inconsciente, creatividad, visiones holísticas,… Tienen su espacio, tiempo y propuesta metodológica.
Además un viaje colectivo. Ya he hablado en este blog sobre mis reflexiones sobre los viajes junto a otros y otras. Mi experiencia trabajando estos días con estas personas (un grupo encantador y diverso y otra experiencia de encuentro personal y construcción colectiva de conocimiento) vuelve a basarse en la importancia de las identidades personales u organizativas, en la importancia de generar un proceso de confianza y aclarar las necesidades comunes para viajes colectivos. Creo que puedo aprender mucho de esta propuesta de cara a liderazgos colectivos y construcción de trabajo enredado.
Conectar con la fuente. Con aquello que te hace vibrar, con el momento en el que fuiste consciente de esta pasión-vocación. Con tu mayor habilidad que te hace desplegar tu creatividad y saber-hacer.
En este enlace al que accedo desde la wiki del foro itaca podeis profundizar un poco más.