Vivir el momento. Dejamos atrás la playa…

(Depresión) Un termino del que me parece que hoy se abusa bastante. Me inquieta y me infunde sospecha tanta manía por querer transformar lo que antes era un rasgo esencial del carácter humano en una patología. La melancolia, el humor sombrío, los momentos de desaliento forman parte de la vida de todos y pos supuesto también de la mía. Cuando los siento intento vivirlos sin hácerselo pesar a los demás. A veces son señales del cuerpo, que cuando está cansado influye en el humor. En ese caso hay que tratar de descansar algo más o quizás dar un largo paseo. Caminar siempre me ha sentado estupendamente. Me hace sentir ligero, incluso en el alma. Y además estos periodos «saturninos» son ocasiones para reflexionar sobre uno mismo, sobre el mundo. A veces incluso estimulan impulsos de creatividad. ¿Por qué entonces reprimirlos con un puñado de pastillas? (…) Al sintoma más leve, ya sea dolor de cabeza o dolor de alma, tenemos preparada la pastilla que los borra en seguida. Un sistema más rápido y práctico que aprender a soportar el dolor, sea fisico o psíquico, o tal vez tratar de conocer sus causas. En una sociedad dónde reina la eficiencia, donde nadie puede nunca «fallar», donde la enfermedad y la muerte son algo que ocultar como una vergüenza, el artificio químico, de los farmacos a las drogas, se ha convertido por un lado en el negocio del siglo, y por otro en el cómodo atajo para enmascarar lo que a menudo es desazón privada y social. Si a Rossini le hubiesen dado Prozac, quién sabe cuánta maravillosa música menos tendríamos…

Dario Fo en «el mundo según Fo»

tarragona09 by gallas
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Me llevó aquí leer algunos post sobre el famoso «sindrome»-conjunto de sintomas- que coincide con calzarse los zapatos tras semanas de sandalias. Utilice estas lineas hace ya unos meses para enviarselas a un amigo y me parece que el nobel-bufon esta lucido en esta respuesta.

Yo retraso todavía unas horas el momento pero como mañana será día de vuelta al colegio… unas palabritas para el alma. Disfrutemos de los encuentros con amigos, amigas y tarea. Y si estamos tristes dejemonos estar. Seguro que es interesante para nosotros/as, nuestra gente y objetivos (incluso los laborales)

Síndrome prevacacional, postvacacional y su oportunidad

Los días de calor asfixiante me recuerdan a los meses de agosto en La Rioja. El entorno parece el mismo pero no lo es. La hierba se vuelve marrón, los cielos se descubren y además azules, las pocas nubes también han cambiado y se parecen a otras que descubres buscando el sur, la luz hace que fachadas de siempre parezcan postales,… Y lo más importante, uno mismo baja el ritmo. Ir más rápido significaría comenzar a sudar y sabes que no hay vuelta atrás. Eso es definitivo, tú cambias de ritmo y todo cambia.

passiflora by gallas
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Dentro de un mes todos (o muchos y seguro que yo entre ellos) hablaremos del síndrome postvacacional. Unos dirán que no existe, otros que ya han descubierto el coctel pastillas-terapia apropiado para responder a esta realidad, unos desde la perspectiva más productivista, otros pensando en los ritmos que nos ayudan a ser más humanos, también habrá quién nos recuerde lo importante de la tarea para descubrir el placer del descanso.

Yo empiezo a sufrir cierta cara de este síndrome antes de pisar la playa. Es como si me pusieran a “la madre de todas las comidas” delante y comenzará a pensar en mi sobrepeso y sus consecuencias.

Tengo la sensación de que en verano llegamos a un estado de lucidez tan extrema que al volver al cotidiano todo chirría y no parece en su lugar óptimo. Mi teoría más profunda liga desnudez con sabiduría. Cuanto más estén en contacto tus pies con la arena, cuantas más horas entren en contacto tu piel con el sol, el agua, la hierba, cuanta menos ropa te cubra,… más sabio vuelves y también a tu puesto de trabajo.

Creo que esta prevención mía tiene que ver con la dificultad de hacer un espacio en nuestras organizaciones a estas “nuevas personas”.

Nos puede costar un poco más esforzarnos después de haber puesto como prioridad el placer pero eso es oportunidad. Más te costará afrontar las tareas más mecánicas y extrañas y más capacidad tendrás de aportar desde otros lugares más frescos y creativos.

El verano y las vacaciones varían a las personas de nuestros equipos. Es un buen momento para aprovechar esas sensaciones más lucidas, miradas que conocen el saberhacer y la historia de nuestra actividad e identidad y además son capaces de verlas con otros ojos diferentes.

Las sesiones de planificación o reajuste de la misma tras el verano son un lugar muy interesante para descubrir caras ocultas de nuestra actividad y seguir creciendo como entidades y personas. Incluso las aportaciones que podemos pensar más salvajes y al límite nos dan información muy valiosa.

Yo empiezo a ser más listo el primer día que me pongo unas sandalias. Por el contrario mis pies me dan la información de que algo empieza a no ir bien cuando vuelve el calcetín y el zapato. El reto sería algo así como prolongar la sensación de frescor-lucidez y tener un buen armario repleto de zapatos y sandalias en nuestros lugares para combinar diferentes maneras de entender las situaciones y cuidar a las personas y a su parte más creativa.

A zambullirse en el mar…