Han pasado ya varios meses desde que mi amigo y maestro Manel Muntada me recomendó este libro. Como otros que también ha tenido la generosidad y complicidad de compartir ha sido una de las lecturas más importantes en el ultimo tiempo. Es un viaje de comprensión desde las debilidades humanas hasta las actitudes de expulsión de los distinto.
El libro esta editado por Paidós y lo encontráis en esta dirección.
“Las emociones lo invaden todo y se convierten así, en sí mismas, en un problema que cierra el paso al trabajo constructivo” (p. 26)
“La confianza de la que aquí hablo es la disposición a exponerse, a permitir que nuestro propio futuro esté depositado en manos de nuestros conciudadanos” (p. 30)
“Los problemas de nuestra época -económicos, sociales, de seguridad- son complejos y no admiten soluciones fáciles”. (p.33)
“Pensar cuesta; es mucho más fácil temer y culpar” (p. 33)
“El hablante filosófico es humilde y se expone: su postura es transparente y, por lo tanto, vulnerable ante las críticas” (p. 34)
“No podemos excusarnos de responsabilidades diciendo de nuestro propio odio o de nuestro miedo excesivo cosas como, “lo siento, pero es que las personas somos así”. No, no hay nada inevitable ni “natural” en el odio racial, en el miedo a los inmigrantes, en el deseo de subyugar a las mujeres o en la repulsión que a algunos les producen los cuerpos de las personas con discapacidades. Esto lo hemos hecho nosotros, todos nosotros, y nosotros podemos (y debemos) deshacerlo”. (p. 36)
«La monarquía del miedo» (2019) Nussbaum, M. C
“El Amor que él (Martin Luther King Jr) pedía era una combinación de buena voluntad, esperanza y respeto por la humanidad de los otros: tratemos a las personas como seres que escucharán y pensarán, y que puede que, finalmente, se unan a nosotros en la construcción de algo hermoso” (p. 38)
“Lo que nos infunde un pavor aún mayor (o incluso odio) es nuestro propio desamparo” (p. 41)
“Nosotros no nacemos preparados para afrontar el mundo, (Y en cierto sentido crucial, jamás llegamos a estarlo realmente.) Blandos y vulnerables hasta el extremo, nos quedamos ahí indefensos, esperando a que otros nos procuren lo que necesitamos: alimento, acomodo y consuelo.” (p. 42)
“Así pues, las emociones no son simples e impensadas descargas de energía: se centran en lo externo, en el mundo, y valoran objetos y hechos de ese mundo. Normalmente muestran nuestra vulnerabilidad animal, nuestra dependencia y nuestra vinculación con cosas que están fuera de nosotros y que no controlamos por completo”. (p. 46)
«La monarquía del miedo» (2019) Nussbaum, M. C
“El miedo no solo es la emoción más temprana en la vida humana, sino también la más ampliamente compartida con el resto del reino animal”. (p. 47)
“El miedo no es solo primitivo, sino también asocial” (p. 51)
“Son demasiadas las ocasiones en las que no nos paramos a pensar en lo que nuestras palabras y acciones significan para la vida interior de otras personas”. (p. 55)
“Aquel mundo de preocupación narcisista en el que dio inicio nuestra vida fuera del seno materno vuelve a manifestarse en momentos de necesidad y miedo, y pone en peligro nuestro vacilante avance hacia la madurez moral y la ciudadanía constructiva” (p. 56)
“En este complejo mundo nuestro, sin embargo, no podemos fiarnos del instinto, tenemos que pensar y nos conviene pensar bien. Necesitamos tener un concepto de nuestro bienestar y de qué (y quién) lo amenaza” (p. 68)
“Lucrecio decía que las guerras de conquista son causadas muy a menudo por una sensación de impotencia y de vulnerabilidad elemental, que es la que da pie a pensar que uno estará más seguro si aniquila toda oposición” (p. 71)
“Hasta cierto punto, cada uno de esos miedos es racional y útil; sin embargo, cada uno de ellos puede también descontrolarse y hacer que la reflexión sensata y la cooperación resulten imposibles” (p. 75)
“Si un temor está bien fundado y es equilibrado, pero, aun así, se corre el riesgo de que la gente ignore el problema y no actúe al respecto, puede estar justificada cierta exageración del peligro, como cuando un político que trata de conseguir que la población evacúe una zona de potencial catástrofe llama “tempestad monstruosa” a un huracán que se avecina sobre el lugar. Pero hasta esa exageración justificada no debe manejarse más que desde la más exquisita cautela”. (p. 85)
«La monarquía del miedo» (2019) Nussbaum, M. C
“Winnicott, (…) creía que las personas podían alcanzar una “interdependencia madura” si contaban con un “ambiente facilitador”, y pensaba que tal ambiente se conseguía a menudo”. (p. 85)
“El miedo siempre está ahí, hirviendo a fuego lento bajo la superficie de la preocupación moral por los otros, y amenaza con desestabilizar la democracia, ya que la democracia requiere de todos nosotros que limitemos el narcisismo y adoptemos la reciprocidad”. (p. 86)
“Si no estuviéramos tan incapacitados, simplemente buscaríamos y conseguiríamos lo que necesitamos, pero, como inicialmente somos tan indefensos, tenemos que depender de otros. No siempre nos dan lo que necesitamos, así que, en cuanto podemos identificar al “culpable”, descargamos nuestra frustración en él, culpándolo. Esa culpabilización nos proporciona una estrategia: a partir de ahora, impondré mi voluntad poniéndome rabioso y haciendo ruido. Pero también expresa una imagen subyacente del mundo: el mundo debería darnos lo que exigimos. Cuándo las personas no nos lo dan, son malas”. (p. 97)
“Por una parte, me siento indefenso y al universo no le importo. Por otra parte, soy una monarca y debo de importarles a todos”. (p. 97)
“La de que el dolor se cura con dolor es una idea fácil: hasta los bebes la tienen, pero en realidad es una tentación falsa que crea más dolor en lugar de solucionar el problema”. (p. 101)
“Pensar que todo hecho malo es culpa de alguien es algo que satisface nuestro ego y que, en cierto sentido profundo, nos resulta reconfortante. El acto de atribuir culpas y de perseguir al “malo” nos procura un hondo consuelo. Hace que sintamos capacidad de control en vez de impotencia”. (p. 108)
“Nuestra predilección por un universo en orden convierte en muy tentadoras para nosotros esas simples soluciones ficticias. Las verdades complejas son difíciles de asimilar para nuestras mentes: nos resulta mucho más fácil incinerar a la bruja que mantener la esperanza en un mundo que no está hecho para el deleite humano”. (p. 110)
«La monarquía del miedo» (2019) Nussbaum, M. C
“Cuando los problemas son complejos y sus causas no se conocen bien -como suele ocurrir con los problemas económicos-, el miedo tiende a llevarnos a asignar la culpa de los mismos a individuos o a grupos y, a partir de ahí, a emprender auténticas cazas de brujas, en lugar de detenernos un momento y tratar de comprender mejor las cosas”. (p. 112)
“La aceptación de la parte de protesta y denuncia que hay en la ira, pero rechazando su aspecto vengativo”. (p. 116)
“El asco, según concluyen los investigadores, implica pensar que el objeto es un contaminante, algo perjudicial si se ingiere o quizá solo con tocarlo. La boca es un límite que tiene especial carga emocional”. (p. 129)
“Los niños pequeños aprende con demasiada frecuencia a calmar sus temores no pensando racionalmente en cómo protegerse del hambre, las enfermedades y otros peligros de la vida, sino -animados por los relatos que les cuentan- echando la culpa de todo a una figura fea, deforme, bestial: un ogro o una bruja, cuando no un animal parlante” (p. 136)
“El asco proyectivo es precisamente “proyectivo” porque aleja aquellas propiedades que provocan asco del yo al que le repugnan y las envía a otras personas, proyectándolas sobre ellas, diciendo “son unos apestosos y unas bestias”” (p. 137)
“El asco se alimenta de las ideas fantasiosas sobre los otros, y compartir vida común es el mejor modo de que esas fantasías salten por los aires” (p. 151)
“la mayoría de las personas que participan en manifestaciones de odio (e incluso en delitos de odio) no son gente que haya estado comprometida de por vida con semejantes movilizaciones; son personas que tanto podían haber seguido ese camino como otro distinto y que pueden “radicalizarse” por la presencia de ciertas señales de permiso y aprobación de esos comportamientos y actitudes” (p. 157)
“Cuándo las personas se sienten muy inseguras, arremeten contra los vulnerables y los culpan de sus problemas convertirlos en chivos expiatorios” (p. 157)
“La crítica siempre es legítima, pero la envidia no es simplemente una crítica, puesto que es más bien una hostilidad destructiva”. (p. 169)
“La envidia nace de la inseguridad. Así pues, el miedo está en el origen de la envidia: el miedo de no tener lo que uno necesita desesperadamente tener. Si fuéramos seres completos, no necesitaríamos nada y, por lo tanto, no podríamos sentir envidia. Y si, aun siendo incompletos, tuviéramos confianza en nuestra capacidad de conseguir lo que nos haga falta, entonces el hecho de que otros tengan cosas buenas no representaría ningún problema emocional para nosotros. Por consiguiente, no se puede entender el poder de la envidia sin tener en cuenta la inseguridad y el desvalimiento” (p. 167)
“Las comunidades políticas pueden hacer también mucho por convertir la envidia en un problema mucho menos perturbador. Pueden cultivar en las personas una confianza segura tanto en sí mismas como en su posibilidad de acceso a las cosas buenas de la vida; pueden minimizar aquellas ocasiones en las que el estímulo de envidiar se hace inusualmente intenso, y pueden facilitar a las personas alternativas constructivas que impliquen generosidad y amor a los demás “ (p. 173)
«La monarquía del miedo» (2019) Nussbaum, M. C
“Supongamos que una persona, o un grupo político, escoge la senda de la rivalidad competitiva para alcanzar la gloria. En ese caso, probablemente parecerá mejor opción no contar con ideales firmes ni con compromisos morales profundos, pues tal vez sea más prudente cambiar de rumbo en función de la dirección del viento dominante” (p. 180)
“La competencia no tiene por qué llevarnos a sacrificar la virtud, pero siempre introduce tentaciones, como las de difamar, decir medias verdades o, sobre todo, entregarse al narcisismo o faltar el respeto a otras personas”. (p. 181)
“Una de las razones por las que vemos tanta envidia es porque las personas no se sienten seguras en lo que a la base económica de sus vidas respecta” (p. 191)
“Los sexistas no debían de estar muy seguros de sus propias apreciaciones sobre la inhabilidad femenina cuando se esforzaban tanto por impedir que las mujeres hicieran cosas que, según sus propias teorías, ellas eran incapaces de hacer”. (p. 202)
“La misoginia suele agitar algún que otro tópico sexista en su defensa, pero su esencia no es básicamente otra que la protección de unos privilegios anclados en el pasado: nos gustan las cosas así y no vamos a permitir que cambien”. (p. 205)
“El resentimiento, para Nietzsche, es la emoción de envidia que sienten los impotentes ante los poderosos, pero es una emoción que suscita una especial creatividad, pues empuja a quienes no tienen poder a inventar un universo alternativo en el que ellos son los poderosos y sus competidores son patéticos”. (p. 221)
«La monarquía del miedo» (2019) Nussbaum, M. C
“La esperanza (…) se parece más a un “síndrome” que a una mera actitud o emoción: incluye pensamiento, imaginaciones, preparaciones para actuar, incluso acciones propiamente dichas” (p. 235)
“La esperanza comporta una visión imaginativa del positivo mundo que podría seguir a ese posible resultado bueno, y entraña también (no siempre, pero sí a menudo) acciones relacionadas con la posibilidad de llegar a ese mundo” (p. 235)
“El utopismo es un precursor de la desesperanza; por ello, la fe y la esperanza necesitan encontrar belleza en lo cercano”. (p. 245)
“Al sentir que las consideraban capaces de hacer cosas buenas, las personas solìan esforzarse por no defraudar esa expectativa” (p. 248)
“Pero superar el miedo y la sospecha para avanzar en el sentido de una cooperación real nunca ha sido fácil y las artes ofrecen puentes que nos ayudan a ver la diversidad humana como algo gozoso, cómico, trágico, encantador, y no como un destino horrible que haya que evitar”. (p. 257)