“Malos tiempos para la lírica” por una u otra razón siempre hay un momento para susurrar la tonadilla de “golpes bajos”. Durante la década prodigiosa dónde el ladrillo llenaba bolsillos, la acción social andaba peleada. Fueron años de defender presupuestos, proyectos, profesiones, profesionalidad, sueldos, sector, modelos de intervención, y también personas, personas vulnerables,…
Para defender todo esto creamos asociaciones, federaciones, federaciones de federaciones, colegios profesionales, patronales, …
Sirvieron para defender nuestro trabajo, para encontrarnos, reflexionar juntos y tomar postura, para acceder a subvenciones, defender nuestra diferencia, no éramos prestadores de servicios, no competíamos por ver quién lo hacía más barato, nos hacíamos fuertes ante los técnicos que, interpretábamos, buscaban simplificar y políticos que cambiaban cada cuatro años,…
En el ultimo tiempo y cuando pienso en innovación siempre me viene a la cabeza las aventuras de Doc y McFly en “regreso al futuro”. Me vuelve a ocurrir conversando sobre los retos de los servicios sociales en el marco de una nueva colaboración con Fundación EDE.
Lo comentaba de pasada en el ultimo post. Estoy leyendo “La cocina al desnudo” de Santi Santamaria. Es el séptimo libro de cocina del verano, no aprendo recetas, aprendo de la vida y acompaña maravillosamente mi decisión por adelgazar.
Creo que los seis puntos con los que resume el autor su cocina son aplicables a otros sectores y actividades como reto para la excelencia; Cultural, natural, evolutiva, social, artística y universal.
Su visión del progreso nos remite a reconectar con nuestra historia, con lo autóctono, apostando por la sencillez, profundizando en la experiencia y evolucionando con las nuevas herramientas con precaución con los artificios que disfrazan.
Las mismas inquietudes que hicieron hace unos años distanciarse de practicas más “industriales” a los compañeros y compañeras que crearon y/o auparon la etiqueta “artesano” para referirse a la consultaría.
Cuando pienso en los servicios sociales, el tercer sector y las iniciativas volcadas en la mejora de la calidad de vida de las personas más vulnerables esta certeza de necesidad de reconexión la concreto en algunas ideas:
Frente a la reducción de proyectos y normas centrados en los procesos personales y familiares volvamos a pensar en los barrios. En los lugares dónde la gente se conecta y se desconecta. Recuperemos la conversación, los espacios de encuentro, las fiestas populares, lo pequeño,…
Si el problema estriba en que somos dependientes de modelos de acción social “conservadores” generemos acción autónoma. Busquemos nuevas fuentes de financiación. Redes desde la que provocar, experimentar y acercarnos desde otro lugar menos rígido y culpabilizador.
Es un error vender nuestro conocimiento al mejor postor. Pierde su fuerza cuando se standariza y domestica. Tenemos que ser conscientes de que esas áreas de consultoría que creamos en las entidades cuando fuimos cogiendo tamaño recuperan saber hacer de muchas personas, entidades y modelos de trabajo social. De alguna forma no nos pertenecen. Y si vamos a hacerlo que sea siempre con la participación, cuidando los procesos de abajo hacia arriba y de dentro hacia fuera. No nos vayamos a convertir en mataconocimiento por míseras migajas.
Y si nos sentimos vulnerables será por miedo a desaparecer y por lo que azota el viento allá afuera. No pasa nada. Perdamos el miedo. Otros y otras vendrán. Que mientras estemos en pie no perdamos la dignidad.
Algo de esto compartía en la ponencia “Innovación para la transformación social” en el mes de Julio dentro del seminario «Reconsiderar la economia» organizado por la universidad del Pais Vasco y REAS.
Por aquí irán los tiros de lo que yo puedo aportar en este grupo de trabajo del que os hablaba al principio. Mucho hincapié en sistematizar nuestro conocimiento, en compartirlo, en contrastar con otros y otras, en reforzar iniciativas locales, en recuperar el espacio entre lo que hoy es el tercer sector y la iniciativa más militante –nos venden que lo innovador esta en la mezcla con el sector con animo de lucro-, …
Sigue hacia delante el proyecto elkartekintza. Ahora terminando de concretar la propuesta formativa. Yo creo que va a ser muy potente. Un par de jornadas presenciales y unos meses de formación online con los y las mejores ;D ;D ;D
Queremos escapar de las huidas hacia delante enfocadas en la herramienta. Estamos cerrando los contenidos y colaboraciones apuntando a estos contenidos: Organizaciones abiertas, software y licencias libres, urbanidad y ciudadanía digital, gestión de la información, discapacidad y accesibilidad, intervención social y desarrollo comunitario.
Todo esto dirigido a entidades sin animo de lucro. Partiendo de lo que hemos entendido eran sus necesidades y pensando en sus objetivos y actividad. Uno de los puntos de partida era la convicción de dirigirnos a un conglomerado de entidades y realidades absolutamente diverso y heterogéneo. Sin embargo llevo ya un rato contrastando la situación con diferentes personas y entidades y la sensación es de cierta desconexión entre la acción social y el desarrollo de las herramientas TIC más preparadas para generar redes distribuidas y construir en colaboración.
Este dibujo que ilustra el post surgió ayer en una reunión y lo comparto. ¿Son estos los obstáculos para el encuentro?
Esten atentos a sus pantallas porque en breve compartiremos toda la información. Queremos comenzar en febrero ;D
La segunda parte de mi colaboración con el espacio formativo generado entre REAS, UPV y La Caixa tenía que ver con el tercer sector, el empleo y la evolución de las relaciones laborales.
La fotografia no varia sustancialmente. Atomización espectacular con un 50% del volumen económico total gestionado por entidades con presupuestos menores a 100.000 euros/anuales. Ensalada de formulas juridicas dónde la de «asociación sin animo de lucro» es la reina con un 80%. La subvención como canal de financiación más numeroso (intuyo que no será el que más dinero mueva) Los subsectores más «maduros» y con mayor publico objetivo los que responden a las necesidades de personas mayores y personas con discapacidad.
Hubo tiempo para hablar de la vulnerabilidad y la precariedad laboral en el sector.
Comparto con vosotros y vosotras algunas ideas finales que trasladaba a modo de retos:
De personas diana de “nuestra intervención” a compañeros/as de trabajo. La incorporación de las personas con las que trabajamos al mercado laboral; las empresas de inserción y otras.
Cuidar la evolución del mapa de entidades para que siga fiel a los objetivos para los que se ha ido configurando, rescatándola de la dinámica de mercado y factores los económico-administrativos.
La colaboración como alternativa a la competencia. Alianzas que refuercen la complejidad y riqueza del sector.
En la implementación de herramientas cuidar la sistematización de experiencias, el saber-hacer y la participación de los y las profesionales de la relación de ayuda en el diseño, evaluación y puesta en practica de estas. Cuidado con la compra y venta de herramientas ajenas a los procesos establecidos.
Crear espacios para un trabajo social que habrá el foco y piense en clave de cohesión social. Trabajar con toda la población.
Interlocución y capacidad de influencia real en la definición de política social y condiciones dignas para la implementación de estas. Esta pasará por seguir reforzando las organizaciones que agrupan a las entidades del tercer sector y por la colaboración entre estas en estructuras comunes.
Reconocimiento del valor añadido de las entidades sin animo de lucro tras un proceso de “objetivización” de este y el establecimiento de cláusulas sociales u otras medidas que defiendan esta manera de hacer.
La financiación tiene que aumentar para responder a las nuevas necesidades y la mejora de las condiciones laborales. Además creo buena practica la flexibilización de las propuesta de relación entidades – administración superando como única puerta de acceso el concurso publico.
Trascender de la dialéctica empresario – sindicato como única manera de mejora continua del servicio y las condiciones laborales.
Terminaba con unas ideas de Fernando Fantova sobre esta evolución del sector y que se me hacían sugerentes como pregunta:
En este contexto, a mi entender, unas organizaciones del tercer sector corren el riesgo de desaparecer y otras, más bien, de perder de forma cada vez más notable sus señas de identidad como iniciativa social siendo colonizadas por lógicas y prácticas de carácter autoritario y mercantilista.
Pero creo que, en este momento, si no potenciamos nuestra capacidad crítica, relacional, comunitaria y proactiva corremos el riesgo de caer en la trampa (…), por tanto, de defraudar las expectativas de muchas personas que esperan que nuestras organizaciones sean un cauce para aportar sus energías solidarias o para satisfacer sus necesidades.