Hace unas semanas tuvimos la suerte de escuchar a Amador Fernández Savater en la librería ANTI. Algunos amigos y amigas incluso tomasteis unas cervezas con él, yo me retiré imprudentemente a cenar con la tribu.
Uno de estos amigos de hace mucho tiempo presentó a Amador y dijo de él algo así como que “Tener un gran cuerpo es una ventaja. A más volumen, más piel, más sensibilidad y mejor conexión”. Para luego traer un dato que nos volvió locos: “El cerebro es el epitelio, la piel metida hacia dentro” (Navego por la red y ya me pierdo en los matices pero no deja de ser una metáfora preciosa) Eskerrik asko Barandi!
Leo mis notas una y otra vez y necesito compartirlas. Creo que es la persona que mejor explica lo que siento y pienso con mucha diferencia.
Siguiendo con la imagen de los cuerpos. Nos invitaba a pensar en “Las instituciones como un trozo más del cuerpo. No el cerebro”.
Comenzaba Amador hablando de las chispas, de las señales que nos alertan de algo nuevo. Y nos llevó a la Cábala judía para recordarnos que en esta tradición nos explican qué Dios puso la creación en siete vasos que más tarde se rompieron y mezclaron con la materia. Me conectaba con la complejidad y también la necesidad de observar la realidad para diferenciarla y detectar, como decía el propio Amador, las potencias que ya habitan en el este mundo. Las potencias están aquí y tenemos que saber verlas.
En esta línea de la provocación o de señales Amador nos regaló cinco chispazos:
CHISPAZO UNO. Diferenciemos entre débiles y esclavos. Ambas son figuras que representan a los que no tienen nada y hablan de los que sufren opresión. Por un lado el esclavo quiere salir de su condición siendo amo. Se mueve a la contra. Con un odio belicoso. Hoy podemos situarlo en la figura de la víctima. Este lugar no nos permite vivir con autonomía y es una opción omnipresente. Sin embargo, el débil no tiene poder, pero esto no significa que no tenga fuerza. Hay una fuerza de los débiles. El débil no víctima está a favor de algo, no está enredado en el “anti”. Necesitamos hacer un trabajo físico y espiritual para no convertirnos en víctimas. Estamos sometidos a daños, opresiones… la tentación de convertirnos en víctimas es muy grande. Los cuerpos resentidos quieren de volver el golpe. Se trata de una amargura cristalizada en odio. Desde este lugar creamos una realidad a defender. Tenemos enfrente un peligro constante que nos da poder, identidad, superioridad… Es una tentación.
CHISPAZO DOS. Sobre la impotencia y el duelo. Débil y esclavo son dos maneras de relacionarnos con la impotencia. La impotencia de sentirnos atrapados, asfixiados sintiendo sofoco y sin saber dónde está la salida. Estaba escrita la salida y hoy no. Recuerda la historia de Gramsci que reflexiona en su texto “Los cuadernos de la cárcel” sobre los fracasos de la izquierda desde las cárceles de Mussolini. Con el objetivo de sortear la censura se inventa un lenguaje cifrado y en esta lenta redefinición de la realidad desde otra construcción del mundo no ataca al poder. Inventa un pasaje a través de la impotencia. Describe al duelo como un pasaje a la potencia. Y es que si no hacemos un duelo nos quedamos en la melancolía. Este ejercicio nos permite despedirnos de lo que hubo y ya no hay para poder, por ejemplo, volver a amar. A veces la sensación es de incapacidad de atravesar la impotencia y agarrarnos a fantasmas del pasado.
CHISPAZO TRES. La fuerza de los débiles es la capacidad de amar. Los que no tienen ningún poder pueden inspirarse en la guerrilla y trabajar para que las formas de vida se conviertan en formas de lucha. Es el espacio de los afectos, los vínculos y los territorios. Lo que queremos, lo que nos importa y lo que habitamos. Si pensamos en los movimientos sociales, en la paralización de un desahucio, por ejemplo, asistimos a una relación en total desventaja en la disputa simétrica de fuerza. Y sin embargo, se activa una fuerza diferente capaz de producir acontecimientos sorprendentes. Construyendo vínculos de empatía y solidaridad con los afectos compartidos por un mundo que se quiere y por los que nos importan, aunque no la conozcamos. El barrio como tejido de relaciones (aunque estén deshilachados). Lo político es el grado de intensidad de las formas de vida. Una intensidad por la que las fuerzas de vida se convierten en fuerzas de lucha. Lo político puede ocurrir en cualquier lugar. La fuerza de los débiles es el amor. Somos gobernados por una capacidad de liquidar la capacidad de amar. La manera más radical de gobernarnos es aniquilar nuestra capacidad de amor construyendo o provocando una relación instrumental con el mundo y nosotros mismos.
CHISPAZO CUATRO. La fuerza de los débiles es asimétrica.Si entra en una guerra simétrica con el fuerte perderá. Querer jugar con el fuerte con sus reglas es perder. Necesitamos ser otra cosa y pelear de otra manera. No entramos en una guerra en espejo, donde copiamos los métodos y replicamos la idea de eficacia del otro. Los débiles generan una autonomía.Funcionamos con otros valores. Construimos una autonomía del lenguaje y del tiempo. Inventamos un lenguaje propio. Es un error adoptar el lenguaje del otro. Entramos a la disputa de los relatos sin cuestionarla y nos perdemos sin diferencia. Además perdemos y nos tratan cómo alguien que no puede entender. Los rusos contra Napoleón ganan huyendo hasta que el general invierno atrapa a las tropas enemigas. El santo patrón de la guerrilla, de la defensiva, es el tiempo. El que no tiene nada puede poner su tiempo. Abrir un tiempo propio diferente del instantáneo. El débil rechaza la invitación a una única batalla, retirarnos hasta que los elementos vayan en contra del conquistador.Como abrir un tiempo propio, atento a la coyuntura, pero sin estar atrapado por ella. Un ritmo propio, rescatado de la trampa del rendimiento.
CHISPAZO CINCO. Tres elementos valiosos a rescatar del15m. Apertura, creación y potencia. Sobre la apertura, solo pasan cosas en política cuando hay encuentro entre diferentes. Solo hay agitación sí se encuentran los diferentes. Crear un común no homogéneo y conflictivo. Sobre la creación. Lo importante no es tanto criticar sino crear nueva realidad.Construir otra realidad. Sobre la potencia. Lo que se ponía en el centro era lo que podíamos hacer juntos. No traíamos la identidad de cada cual, que está definida por el poder. Traemos más lo que podemos devenir en común. Aquello que podemos ser juntos.
Unas últimas ideas en la conversación. Necesitamos devolver a las personas la potencia de lo que ya se hace. Saber lo que se hace, poner nombres propios a las cosas, tener un mapa propio de nuestras enfermedades, de nosotros… El pensamiento es un super poder y pasa por la práctica compartida leyendo lo que ya pasa. Los débiles tenemos el recurso de la InteligenciaColectiva.