A veces me descubro trabajando en una esquina de una organización o en un rincón de un proyecto. Cuando la tarea es apasionante no me planteo gran cosa, me hipnotiza con efectos sedante y todo me da igual. Solo cuando puedo coger distancia o la actividad me aburre pienso en ¿para qué estaba yo en este lugar?
La necesidad de encontrar un sentido global me rescata de las particularidades. Es como el paso atrás para situar el engranaje dentro de la maquinaría. Porque entonces recupero el dibujo más amplio y recuerdo cual era la orientación, hacia dónde íbamos, cuales eran los acentos, las necesidades, esa especie de hoja de ruta que marcamos,… (más…)