“Bienaventurados los fracturados porque dejan pasar la luz”
Alaign Vigneau (En la contra de la Vanguardia)
Cuando uno pierde peso, bastante peso, entorno a su cintura permanece una suerte de flotador deshinchado. Depende de lo que uno llego a albergar el hinchable ocupa más o menos sitio. Esto de las gorduras es un mundo de subjetividades. En mi caso es lo suficiente como para recordarme que allí hubo y puede volver a haber. Es una cavidad plástica que tiene la capacidad asombrosa de recuperar su antigua forma en más menos tres soplidos.
Te vas dando cuenta pero lo que te pasas o controlas no tiene un impacto inmediato y cuesta, a mi me cuesta, conectar acción con consecuencias cuando no son inmediatas (Creo que es algo compartido en la medida que suele ser parte de los contenidos que solemos abordar cuando pensamos en cambio desde la perspectiva más sistémica)