“Cada vez más a menudo, sin embargo, le volvía la necesidad de escribir, y la carencia de un cuidado cotidiano con el que poner en orden pensamientos en la forma rectilínea de una frase. De un modo instintivo, entonces, acabó compensando esa carencia con una liturgia privada suya, que no le pareció que careciera de cierta belleza: empezó a escribir mentalmente, mientras caminaba, o echado en la cama, con la luz apagada, esperando la llegada del sueño. Elegía palabras, construía frases. Podía darse la circunstancia de que estuviera días persiguiendo una idea, llegando a escribir en su cabeza páginas enteras, que luego le gustaba repetir, a veces en voz alta. Habría podido, de la misma manera, hacer crujir sus dedos, o repetir ejercicios gimnásticos, siempre los mismos. Era algo físico. Le gustaba. (…) Por lo demás, aquella cautela obsesiva en su aproximación al mundo -aquella forma de anudarse los zapatos- no era tampoco muy distinta a escribir las cosas en vez de vivirlas -a demorarse en los adjetivos y los adverbios-, de manera que Jasper Gwyn tuvo que admitir para sus adentros que el abandono de los libros había generado un vacío al que no sabía poner remedio salvo elaborando liturgias sustitutivas imperfectas y provisionales, como colocar juntas frases en su mente o anudarse los zapatos con una lentitud de idiota” Mr Gwyn Alessandro Baricco 2012
(En este enlace tenéis algunos fragmentos de esta novela que os recomiendo como lectura de verano)
Estaba convencido de haber traído antes al señor Gwyn a este blog. Un ejemplo de como hay imágenes, experiencias, lecturas que a pesar de no haber cogido forma de post siguen resonando, funcionan como precipitadoras de cristales y aceleradoras de corazonadas.