Mochila llena de arrobas

La apertura de este blog y un rato de mirada al vacio esta mañana me han ayudado a pensar sobre mi relación con la red de redes en estos últimos años.

Me acuerdo perfectamente el día en que una compañera de trabajo, hoy la madre de mis hijos, me pregunto por cómo se escribía la “arroba”. Cogí un papel y se la dibuje. No tenía ni idea de acceder a ella a través del teclado del ordenador. Sí, ya había trasteado en aquel Machintosh cabezón heredado de buenos amigos pero internet aun no entraba en mi vocabulario. Han pasado algo más de diez años.

Poco después un PC y una conexión lenta entraron en casa. Mi primera cuenta de correo, aquellas presentaciones llenas de fotografías de geografía femenina con las que algunos amigos se empeñaban en llenar el buzón.

zaldiko

Muy pronto intenté aprender cómo estaban hechas aquellas páginas web. Buscando entender los códigos fuente. Un par de lecturas, esta sucesión de dígitos con cierta lógica y otras motivaciones me ayudaron a montar una pequeña página personal dónde colgábamos algunas fotos antiguas de la familia. Varios primos y primas respondían. Incluso algún amigo se animo a que diseñáramos la web de su empresa. Más tarde perfeccione la técnica y hay alguna por ahí que no es fea.

Los blogs abrieron otra puerta. Primero fue Pablo, luego Borja, pronto me enganche a la cárcel, Javi, Roberto, Fernando en el último año, Richar, Iulen… Los espacios dónde recibía información nueva y que me hacía mover la cabeza y descubrir recreos.

Los foros aparecieron delante de mí como el lugar más solidario para un torpe. Desde recetas de cocina a las eternas dudas derivadas de ser usuario de Windows y querer trastear en diferentes programas.

Hace un par de años aquel fotolog, pronto desbancado por el flickr. Un lugar dónde comparto mis fotografías, disfruto de otras, comparto trucos y apreciaciones, montamos competiciones,…

Los wikiespacios y google docs como espacios de construcción colectiva de conocimiento, compartir información, redactar documentos en común,… Slideshare, Twitter, Ebay para ampliar esa colección de cámaras rusas…

Facebook como red social ha sido otra vuelta a esta historia. Un lugar dónde me he permitido compartir un montón de joyas que iba encontrándome por la red. Performances maravillosas, arte urbano, fotografía, ocurrencias microsiervas, lecturas comiqueras, alguna reflexión más sesuda,…

Y ahora un blog. Con todo esto en la mochila y la convicción del ordenador como electrodoméstico orientado al ocio y a la interconexión. En estas ando ahora jugando y construyendo con vosotros y vosotras.