A horas de meter los pies en el agua

asier+verano by gallas
asier+verano by gallas

Ya he cambiado mi avatar de Facebook por el de «modo verano«. Una foto del trabajo conjunto Maren+Aita en las playas de Asturies. Estas ultimas semanas han sido un poco como las que cuenta Richard en su blog.  Primeros calores, algun helado, encuentros con amigos que no veía hace tiempo, conciliando ocios y trabajos con el cuidado de los pequeños,…

He vibrado con muchas cosas que he ido encontrando en la red. Muy inteersante el concepto de gestores de comunidades que nos trae Iñaki Ortiz. El día que me pidan definir mi profesión diré algo asi. Enrique Sacanell nos lleva a los retos del sistema de servicios sociales en clave de encuentro y suma de esfuerzos. Parte de una definición del objeto del sistema de Fernando Fantova y pregunta por quién, qué y cómo quedará como «camión escoba». Me provoca, con los cansancios y tareas de Julio no me ha dado el cuerpo para construir una respuesta interesante. Este es un reto personal. Luego muchos enlaces sobre dospuntocerismo y las herramientas-internet al servicio de la construcción de redes. Tenemos programado un curso online y ando poniendome al día. No soy un experto tampoco en esto. Un tipo curioso (me hago con expresiones que me encajan maravillosamente y no me pertenecen) al que le gusta sistematizar lo que va aprendiendo. Más en mi delicious.

Ayer concierto de Bruce Springsteen en San mames. Estuvo genial. Tres horas de concierto. Un espectaculo. Sonaban brutal, R&R del bueno. Y luego una puesta en escena llena de guiños clown. Seducción (mujeres en volandas), ternura (infante de entre el publico terminando sus estribillos al microfono), generosidad (conté hastra tres harmónicas regaladas entre los fans), teatro (derrengado en el suelo mientras su compañero -para mi siempre Silvio de «Los soprano»- le duchaba literalmente), improvisación (maquillada seguro pero impresionante como iba eligiendo las canciones de entre los carteles de las primeras filas-vip-), producción perfecta también de imagen en unos pantallones que nos acercaban al Boss. Mis piernas me recuerdan que ha sido algo parecido a un exceso pero que me quiten lo «bailao» (y nunca mejor dicho).

Hoy madrugar un poco y comenzar a preparar maletas. Ir de camping tiene algo… que no se lo deseo a nadie. El montaje y el desmontaje son terribles. El ejercicio de tetris para llenar el maletero digno de ingeniero/a de la N.A.S.A. Este año no encuentro las aletas de buceo… 

Nos recordaban, ya no recuerdo el enlace, la necesidad de controlar el listado de libros y hacer previsiones razonables. Creo que no lo he conseguido aunque nunca se sabe. Además todos están ya empezados. Han sido unos meses de zapping mental absoluto y eso se nota en todo. Esta es mi selección:

«Órdenes del amor» de Bert Hellinger

«El viaje del elefante» de José Saramago

«Siete casas en Francia» de Bernardo Atxaga

Si me diese tiempo de Manuel Vázquez Montalbán, el «Quinteto de Buenos Aires».

Son solo quince días y estos mis objetivos para la lectura nocturna después de acostar a los vastagos y sin TV de por medio. Había más esperando, entre ellos un par de ellos de Bauman. Quizás a la vuelta…

Y esto es lo que hay hasta dentro de unas semanas. Actualizaré algo a través de twitter y twitpic. A recuperar profundidades, contacto con la tierra y uno mismo. Felices olas, paseos, lecturas, caricias, …

pies en el agua by gallas
pies en el agua by gallas

Síndrome prevacacional, postvacacional y su oportunidad

Los días de calor asfixiante me recuerdan a los meses de agosto en La Rioja. El entorno parece el mismo pero no lo es. La hierba se vuelve marrón, los cielos se descubren y además azules, las pocas nubes también han cambiado y se parecen a otras que descubres buscando el sur, la luz hace que fachadas de siempre parezcan postales,… Y lo más importante, uno mismo baja el ritmo. Ir más rápido significaría comenzar a sudar y sabes que no hay vuelta atrás. Eso es definitivo, tú cambias de ritmo y todo cambia.

passiflora by gallas
passiflora by gallas

Dentro de un mes todos (o muchos y seguro que yo entre ellos) hablaremos del síndrome postvacacional. Unos dirán que no existe, otros que ya han descubierto el coctel pastillas-terapia apropiado para responder a esta realidad, unos desde la perspectiva más productivista, otros pensando en los ritmos que nos ayudan a ser más humanos, también habrá quién nos recuerde lo importante de la tarea para descubrir el placer del descanso.

Yo empiezo a sufrir cierta cara de este síndrome antes de pisar la playa. Es como si me pusieran a “la madre de todas las comidas” delante y comenzará a pensar en mi sobrepeso y sus consecuencias.

Tengo la sensación de que en verano llegamos a un estado de lucidez tan extrema que al volver al cotidiano todo chirría y no parece en su lugar óptimo. Mi teoría más profunda liga desnudez con sabiduría. Cuanto más estén en contacto tus pies con la arena, cuantas más horas entren en contacto tu piel con el sol, el agua, la hierba, cuanta menos ropa te cubra,… más sabio vuelves y también a tu puesto de trabajo.

Creo que esta prevención mía tiene que ver con la dificultad de hacer un espacio en nuestras organizaciones a estas “nuevas personas”.

Nos puede costar un poco más esforzarnos después de haber puesto como prioridad el placer pero eso es oportunidad. Más te costará afrontar las tareas más mecánicas y extrañas y más capacidad tendrás de aportar desde otros lugares más frescos y creativos.

El verano y las vacaciones varían a las personas de nuestros equipos. Es un buen momento para aprovechar esas sensaciones más lucidas, miradas que conocen el saberhacer y la historia de nuestra actividad e identidad y además son capaces de verlas con otros ojos diferentes.

Las sesiones de planificación o reajuste de la misma tras el verano son un lugar muy interesante para descubrir caras ocultas de nuestra actividad y seguir creciendo como entidades y personas. Incluso las aportaciones que podemos pensar más salvajes y al límite nos dan información muy valiosa.

Yo empiezo a ser más listo el primer día que me pongo unas sandalias. Por el contrario mis pies me dan la información de que algo empieza a no ir bien cuando vuelve el calcetín y el zapato. El reto sería algo así como prolongar la sensación de frescor-lucidez y tener un buen armario repleto de zapatos y sandalias en nuestros lugares para combinar diferentes maneras de entender las situaciones y cuidar a las personas y a su parte más creativa.

A zambullirse en el mar…