A vueltas sobre el concepto «empresa social» (I)

Rodeado de conceptos y conversaciones sobre empresa social me cuesta coger la energía y el tiempo suficiente para escribir todo lo que se me mueve en cabeza, corazón y entrañas. Cojo distancia y me vuelvo a enganchar. Me pasa así sin parar con esto de la “empresa social”.

10 años de experiencia en una organización social, la mitad de estos con funciones de relación con las AAPP, coordinación y gerencia. Además del resto de vida dedicada a diferentes militancias y proyectos buscando impactar socialmente.

Social suicide by NRK P3 CC Flickr

Y ahora acompañando personas, organizaciones y equipos. Algunos de estos «sociales», desde un proyecto personal de emprendizaje donde una de mis claves ha sido la de “repolitizar” mi acción.

Luego cuando se habla de emprendizaje social me siento parte incluso cuando el concepto es el de “cuarto sector” (Adelanto que es un concepto con el que me siento especialmente peleado).
Siendo así. ¿Porque mis tripas se hacen nudo cuando leo algunas iniciativas para conceptualizar, atrapar, definir esta realidad que es y cada vez con más fuerza? Habrá aspectos que tengan que ver con cosas que no veo, fracturas abiertas, frustraciones, relación con mi padre y mi madre… Soy consciente de parte de estas.

La primera sensación es algo así como “me estoy perdiendo algo importante”, “es algo diferente y no lo entiendo”. Apunto estuve de comprarme el libro de Muhammad Yunus. Me paro que volviera a ser India el paradigma.

Hace unos meses Amalio Rey provoco una reflexión interesante en el encuentro #lohacemos organizado por Edex en Portugalete. El era consciente de dónde se metía y decidió leer su ponencia. La vuelvo a leer y hay algunos aspectos que no firmaría, eso no quita para que desde ese día, y gracias a su aportación, un concepto gire en mi cabeza, la “empresa política”.

Recuerdo que Ricardo Antón pregunto tras la ponencia algo así como ¿Cual es el modelo de negocio del emprendizaje politico?

Alguien desde ya puede decir que esto de unir animo de lucro e impacto social no es posible, y me parece interesante conocer que puede haber detrás de esta afirmación. Yo creo que si hay recorrido en esta unión creyendo que hay que estar muy atento a algunas lineas rojas. Sigo profundizando, o simplemente ampliando.

Esta semana dentro de la formación “Creación de empresas de economía abierta” que pilotan David Sanchez Bote y Julen Iturbe y en la que participo como alumno, Andoni Lastra compartía la definición de “empresa social” construida por Josetxu Gonzalez y Anaïs Iglesias para el italde de emprendizaje social. La leo, leo también lo que comparten las personas con las que comparto el taller y sin tener argumentos que mejoren esta conceptualización sigo teniendo alguna sensación similar.

La sensación primera es la de querer trascender de organizaciones, sectores, modelos,… que no nos sirven. La insatisfacción es el único lugar desde dónde podemos llegar a un sitio nuevo, perfecto.

Por otro lado tengo cierto sensación que en este superar hay una diferencia entre lo abstracto y lo concreto. (Aviso: esta idea va cogiendo forma mientras escribo). En lo abstracto nuestra necesidad de cambio es igual en lo que se refiere a la gestión publica, la democracia, sistema escolar, las grandes multinacionales, empresas en general, la ciudadanía organizada o no, organizaciones sin animo de lucro,…

En el concreto hay realidades de las que dependemos, absolutamente enredadas en nuestro día a día, sin las que sería muy difícil sobrevivir y otras que no nos afectan a no ser que tengamos cualquier tipo de rasgo que nos haga vulnerables.

En el abstracto todo es superable, en el concreto solo, el trabajo de las organizaciones no lucrativas esta a la altura suficiente para que podamos saltarlas. La ultima actividad en financiar en la “década prodigiosa”, el primero en recortar en “crisis”.

4 comentarios para “A vueltas sobre el concepto «empresa social» (I)”

  1. Amalio Rey

    jjj… amigo Asier, no pillo lo que quieres decir en este post. Creo que estas «cogiendo impulso» mientras la idea va cogiendo forma, pero todavía queda metabolizarla y expresarla. Lo de la «empresa política» lo pillo menos aún. Cuando hablaba de «emprendedores políticos» evitaba deliberadamente no hablar de «empresa», porque es el dichoso contenedor en el que se intenta meter todo lo que se relacione con «emprendedores». Cuando Richi preguntó sobre el «modelo de negocio» de los emprendedores políticos, otra vez me puse serio para decir que esta mezcolanza de términos me preocupa: ¿Por qué un «emprendedor político tiene que tener un modelo de negocio»? Pues no. Soy partidario de no importar jergas que hacen la conversación aún más difícil y menos autónoma. Ya hablaremos, pero mientras, sigo al tanto de tus siguientes aportaciones, que seguro serán muy interesantes.
    Un abrazo

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    • Asier Gallastegi

      Amalio!! Leerte por esta casa es un placer. Me conecta con mi necesidad de volver a las buenas costumbres. No la de leer(os) que eso lo mantengo, si no la de alimentar la conversación. Gracias!
      Soy consciente, soy consciente. Tu comentario me ayuda a serlo más. Acabo de publicar la segunda parte. Creo que no ayuda a concretar demasiado. Tengo dudas de si me valdrá solo con una tercera entrega o necesitaré una cuarta.
      Voy a volver a leerte. Tengo algunas notas sobre tu post sobre las que quería construir algunos argumentos. Me rodean las palabras «proyectos sostenibles» y «rentabilidad» en la nueva conceptualización de los proyectos con impacto social y estoy construyendo un pequeño castillo de naipes para cuestionarlo. Tus aportaciones me ayudan en este sentido. Gracias.
      Un abrazo

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  2. Maica Trinidad

    Un consejo Asier: cuéntalo para que lo entienda tu abuela.
    Suele funcionar 😉
    Ánimo, estamos deseando leer más!

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  3. Amalio Rey

    jjjj…. qué bueno, Maica… eso, eso… me voy a leer los dos siguientes de la trilogía porque estoy seguro que en las proximas entregas ya lo cuenta para que lo entienda la abuela… Un abrazo 🙂

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