Coaching virtual

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Sé que el titulo puede invitarnos a diferentes historias y todas serían divertidas 😀

Utilizo la palabra «coaching» para referirme esas conversaciones sobre nuestro lugar en las organizaciones y desarrollo profesional donde el que escucha, desde su particular caja de resonancia labrada por experiencias, lecturas, marcos,… acompaña y guía. Uso la palabra «virtual» acercándome a la experiencia de la relación en la distancia y las tecnologías que hacen posible esta conexión y la que esta cogiendo forma.

Recuerdo, hace ya más de 15 años, sesiones telefónicas de supervisión/coaching con mi maestro Jesus Hernández Aristu. No era que nos llamáramos para consultar y conversar, se trataba de sesiones con toda su estructura e intención. Valiosas como el oro.

Esta semana acompañaba a dos personas del programa de Coaching de equipos a preparar sus sesiones de practicas. Lo hacíamos usando Hangout. A las palabras le sumábamos contexto, expresión, gestos,… Además, mientras conversábamos yo iba dibujando mis notas en un papel que más tarde fotografío y envío por mail/whatsapp.

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Personas enredadas II; casidecalogo1

Desde esta visión de personas enredadas y sin ninguna duda de dejarme algunos temas importantes en el borrador creo que esta pudiera ser una lista resumen de retos/ideas para nuestras organizaciones como red. Algunas están ya recogidas en varios posts de esta casa. Sirvan como «casidecalogo»:

  1. Las peleas son solo peleas. La realidad no existe.
  2. Pensamiento crea realidad. Cuidado con lo que imaginas, se puede hacer realidad.
  3. No busquemos el consenso, miremos hacía el mismo lugar
  4. Escuchamos particularidades como información de lo colectivo
  5. Otras maneras de buscar profundidad; las causalidades son complejas
  6. Cuidemos de lo raro y excepcional
  7. Trabajamos en la frontera, en los limites
  8. Cuidamos los relevos; reconocemos a los viejos y escuchamos a los nuevos
  9. Aprendemos de lo que hacemos
Me centro hoy en las cuatro primeras:

Arte y realidad

Son semanas de mucho ajetreo. La normalidad me va invadiendo y yo me dejo. Estoy bastante bien, otras veces he llorado más el primer día de zapatos.  Hay cosas que diferencian este Setiembre de otros. Entre ellas que he recuperado el deporte. No sé como no lo habia echado de menos antes. Supongo que los pequeños bienestares, a veces, no te dejan percibir los grandes.

Tengo tiempo para seguir trasteando. Me siento un poco «seco» para escribir y redescubro el placer de leer vuestras pequeñas historias en blogs y twitter  (juego como no lo habia hecho antes con los RT y replys, otro mundo paralelo muy divertido y terriblemente nutritivo) y aportar ideas en una reflexión que cada vez se hace más grande, matizada e interesante.

Algo me ha hecho darle al boton de «New post». Leía ayer un post de Alfonso muy divertido sobre las personas, organizaciones y series de TV. Me recordaba a unos parrafos de un texto de Juan José Millas sobre Cachemira publicado en «el pais semanal» del domingo seis de setiembre (en ese en el que sale Michelle Obama con tres reflejos de pantallazos luminicos en sus pupilas que la hacen parecer una extraterrestre). Os lo regalo al final del post.

Hace unos días os hablaba de Hundertwasser y mi árbol seco. Una conversación que me llevo a intercambiar más conexiones con Silvia y a regalarle un enlace a un pequeño texto en el que esbozaba mi particular historia con la creatividad y la plástica. Retomaba algunas ideas claves de la relación de ayuda con reflexiones de tres artistas significativos para mi personita. Algunos/as lo conocereis, para los que no, ¡buen provecho!. Me provocan para que siga explorando las conexiones y dinamizar algun encuentro formativo sobre el tema. El texto esta inacabado, este curso puede ser el que me lleve a escribir algo más.

A veces tengo la sensación de que no es la realidad la que escribe, dibuja o pinta. Si no que son las pinturas, los escritos y dibujos los que configuran mi realidad. Y me gusta que sea así.

Os regalo también una pequeña presentación que hice por aquellos días para introducir a unos buenos amigos en la obra de Jorge Oteiza. Para mi tiene sentencias maravillosas. Fragilidad y fortaleza, dulzura y provocación.

Aquí el texto de Juan Jose Millas:

Ya en la calle, se me acerca una niña india hiperrealista, como si hubiese salido de la cabeza de Antonio López o del pincel de un pintor flamenco. Quiere rupias hiperrealistas, que no llevo, por lo que le doy dólares impresionistas que celebra con asombro. El tráfico y las calles son realistas, a secas; costumbristas más bien. Se detiene uno cinco minutos en una esquina (es lo máximo que se puede permanecer fuera del coche sin perecer de asfixia) y ve pasar ante él cien estampas que ha visto previamente, antes de viajar a este lejano país, en enciclopedias y libros de viajes. La miseria es costumbrista, el cemento agrietado es costumbrista, las ratas son costumbristas. Cuando un golpe de calor mata a alguna de las personas que viven en la calle (las hay a millones y mueren como moscas), la recogen unos señores realistas y santas pascuas. Aunque no es fácil mitificar el realismo costumbrista, muchos extranjeros lo consiguen gracias a la espiritualidad. La espiritualidad es surrealista si tenemos en cuenta que en este país hay trescientos millones de dioses, todos en activo.