DISUEÑO 2023rako DHESIOA

Son éstas, fechas de deseo. Animales sociales y estructurados también por rituales, nos acercamos al cambio de año con intención de trascender. Y en ese momento decidimos desear. Deseamos felicidad, prosperidad… y lo hacemos a las personas que más queremos.

Mientras apuntamos alto en nuestros anhelos la tripa nos duele denunciando ese turrón que prometiste no probar y la cabeza nos recuerda que quizás sobraron dos copas. Somos seres con tendencia a disociar y ésto de desear parece un proceso complejo. 

Escuchaba hace unas semanas a Yayo Herrero que necesitamos construir un horizonte de deseos diferente al que nos han ofrecido, que venimos de una gestión de la escasez con promesas, contribuyendo a una cultura que premia precisamente los rasgos del niño más caprichoso.

Recordé como un resorte a Gilles Deleuze en aproximación de Maite Larrauri:

“Lo verdaderamente difícil es desear, porque desear implica la construcción misma del deseo: formular qué disposición se desea, qué mundo se desea, para que sea el mundo que te conviene, el mundo que aumenta tu potencia…”

«El deseo según Gilles Deleuze» Maite Larrauri, Editorial Tándem

Nos invita a desear para desplegar todo nuestro potencial. A salir de la identidad rígida y devenir, “porque lo importante es lo que pasa, lo que atraviesa, lo que cambia”. Donde “probar consiste en no juzgar a los existentes sino en sentir si nos convienen o no, si nos aportan fuerzas vitales que ampliarán nuestra potencia”.

Amets Arzallusi duela egun batzuk entzun nion bere Apokalipsiaren aurreko azken egunari buruz inprobisatzen. Mendira begira, ardoa edaten, gazta zaharra jaten eta lagun onekin hitz egiten irudikatzen zuen. Momentu hartan, ehunka pertsonaren aurrean zegoen eszenatoki batean, duela segundo batzuk ezagutzen ez zuen proposamen batek bultzatuta, bertso bakoitzaren amaieran errima batera itzuliz, edertasuna bilatuz, bere ideia eta emozioekin konektatuz… Bere ahalmen guztia erabat zabalarazten zion ariketa batean erraza desiatzera gonbidatzen gintuen. Desioa nahi nuen.

Nik, 2023rako, desioa opa dizuet.

Para este 2023 yo os deseo, deseo.

(Este año de nuevo con ilustración de mi amigo Alex Orbe.)

A lomos de una tortuga. REFLEXIONES VERANO 2021.

Este verano he dejado de escribir 10 posts y he dejado de fotografiar 20 imágenes. 

No escribo, no fotografío y esto no significa que no capture imágenes ni que deje de contarmelas. Creo que todo comenzó en el instituto. Escribía en los billetes de tren, en los papeles que solía utilizar para no mojar mis cuadernos con el sudor de mis manos, en las partes traseras de cualquier documento que hubiera cumplido ya su función… Y escribía para atrapar lo que escuchaba y veía. Para comprender y comprenderme. No sé qué fue antes, la escritura o la necesidad de poner palabras a invisibles no importantes, la complejidad o mi necesidad de profundizar. Aprendía que cuando uno quiere hablar de estas cosas mejor le conviene escribir.

Todo esto para explicar que aunque no escribo en este blog sigo acercándome a los momentos como aquella imagen de Neo esquivando las balas en Matrix, sacando fotografías en sus 360 grados o al menos con esa fantasía. 

Young woman sitting astride a turtle

Quise escribir y no lo hice sobre las trabacaciones. Ya está todo dicho. Quizás necesitaba contarme sobre el lujo de salir tanto tiempo de casa y seguir trabajando desde «el palacio de verano». Sobre las tensiones del trabajo en red y conciliar producción colaborativa con calendarios y situaciones tan diferentes. Sobre abrir proyectos cuando cierras curso. Sobre cómo conecto, hasta con placer, con la tarea cuándo esta se puede dar con otro ritmo y profundidad. 

Quise escribir y no lo hice sobre la diferencia entre ser veraneante y turista. Recordaba a aquella pareja de vecinos de verano con su periquito que volvían año tras año a nuestro barrio. Volver al mismo lugar. Comparar las fotografías año tras año y ver que los entornos cambian más despacio que los humanos. Es lo más parecido a ese marco de la puerta donde están las alturas, nombres y fechas de los nietos y nietas en casa del aitzitze y amama. 

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Leer para tener más permiso para escribir y conciencia de vivir

Acabo de terminar “El año del mono” de Patti Smith. Hace unas semanas cansado de libros de ensayo busqué algo a medio terminar en mi biblioteca de biografías y pasé unos días con Viv Albertine y las bandas de Rock y Punk de los 80 londinenses. Después de este frescor buscaba continuar surfeando y busque biografías relacionadas con la música y escritas por mujeres. “Eramos unos niños” me llevó a la creación, la experimentación, el deseo y la impostura como el paso artificial a otra naturaleza. Así llegue a los brazos de la Smith. 

He empezado a escribir ya en mi cabeza un post que hable de mi relación con los libros. No sé si resistiré hasta el final de este post sin spoilers, es muy factible que al terminar este texto ya no sea tan necesario escribir otro más. Comparto mis lecturas en Instagram a través de este hashtag #korapilatzenLIB y en un álbum de Pinterest. Es extraño este exhibicionismo, será que me estoy quitando de otras maneras de mostrarme.

Patti Smith dialoga con un rótulo luminoso a lo largo de este último libro. Me parece una buena elección. Estoy seguro que detrás de muchos rótulos hay más vida y perspectiva que detrás de algunas personas. Reconozco que me ha costado seguir el hilo y de pronto esto es lo que rescato con más valor de su propuesta. Escribe la poeta:

«A menudo nos planteábamos por qué los escritores, en un afán de producir lo inclasificable, acostumbran verse obligados a poner una etiqueta que identifique una obra con la ficción o la no ficción. A ambos nos motivaba la perspectiva de escribir un libro de facetas tan únicas que uno no se sintiera presionado a distinguir una cosa de la otra»

Me ha hipnotizado su manera de unir las palabras, las ideas, las vivencias, descripciones y proyecciones. Todo mezclado. Absolutamente consciente de la imposibilidad de dibujar fronteras claras entre lo útil y lo inutil, lo verdadero y lo inventado. De pronto he sentido más permiso y libertad para escribir. Y esto es lo que estoy haciendo ahora mismo.

https://faroutmagazine.co.uk/patti-smith-personal-polaroid-collection/
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De la digitalización confinada a la facilitación presencial higiénica (2/2)

En Julio dejamos esbozados algunos escenarios presenciales para la vuelta de verano. Reconozco que en mi interior no pensaba que muchas de estas propuestas fueran a desarrollarse en una sala. Los días avanzaban, también nuestros encuentros para preparar estas sesiones y comenzamos a bailar en la pista.

Mi primera reacción fue de pereza por retomar los viajes. Os lo contaba, estoy disfrutando mucho de conectar desde mi oficina. Es más rápido, la experiencia es diferente pero no peor y gano en calidad de vida comiendo en casa y paseando un par de tardes a la semana.

El primer encuentro físico fue en la planta de una empresa industrial. Un círculo de 30 personas rodeadas de máquinas. Al comenzar sentí cierto vértigo. Como si se me hubiera olvidado trabajar en directo. Como casi siempre fue decirlo y disolverse el nudo. Unos segundos después estaba disfrutando de tejer conversaciones escuchando gestos, palabras y cuerpos. Días más tarde en ese mismo espacio y dando un paso más adelante tuve que pensar cómo transmitía la información (me decante por unos folios en el suelo) y como recogía aportaciones (llevé bolígrafos para cada persona y les pedía que escribieran en los folios). Comparto que salí del encuentro sabiendo que algo importante se me había escapado y lo achaque a cierta falta de entrenamiento aunque ahora pienso que es algo más importante y dinámica de la organización.

¿Podemos usar postits?, ¿tocar el mismo material por diferentes personas?, ¿trabajo en grupos?, ¿hablar por parejas?, ¿puedo moverme por la sala o tengo que estar quieto en una esquina de la sala?, ¿pueden moverse el resto de personas?…

La sensación es que el permiso para digitalizar los procesos fue un acuerdo colectivo y que tuvo en el primer shock un aliado. Invertimos energía para repensar la interacción, la enseñanza, el aprendizaje… en el mundo de los ceros y los unos y no fue mal. 

En esta ocasión no pareciera que había que adaptar nada, era volver a lo de antes. Imagino que así será para quienes se apoyan en presentaciones de powerpoint, videos y conferencias. Yo ya no sé hacerlo así, lo tengo olvidado. He pasado más de 10 años mezclando experiencias y deconstruyendo este formato. Pensé que no funcionaba y que necesitaba experimentar con otras maneras y fue bien. ¿Ahora? ¿Cómo es retomar el trabajo presencial en este contexto?

Una vez más la respuesta no puede ser única. Los protocolos se interpretan por las personas y los contextos varían de manera sutil pero significativa.

Tras esta primera sesión la siguiente ocasión fue para un ayuntamiento. Alrededor de 45 personas en un anfiteatro con una distancia de dos metros entre las sillas. En este mismo lugar tuve dos sesiones diferentes. La primera con el objetivo de transmitir y experimentar con algunos aspectos vinculados a la comunicación. Prepare la madre de todos los powerpoints con 54 diapositivas que no utilice. La conversación fluyó siempre con la sensación de no haber alcanzado a experimentar. 

Sobre nuestro cuerpo en este tiempo de distancia física necesitamos continuar explorando. En las sesiones online me levanto, muevo mis manos hacia la cámara, me aparto… en la sala aún más. No es difícil verme subido a una silla para escenificar los efectos de la “superioridad moral” en las conversaciones. Y aun así necesitamos algo más que teníamos antes y ahora hay que reinventar. Hay muchas maneras de contactar entre las personas, yo me había permitido tocarnos y construir físicamente juntos y juntas como un ancla y metáfora.

En esa otra sesión y en el mismo espacio me apoyé en la aplicación que os presentaba en el post anterior; “Mentimeter”. Muchos años sin encender una pantalla en sala porque mantenía y sigo manteniendo que puede apagar personas. En esta ocasión conseguimos que los móviles y proyector fueran aliados para aumentar la experiencia. Lanzo preguntas que vamos contestando a través de nuestros dispositivos y conversando sobre los resultados de las escalas, nubes de palabras, respuestas… 

Unos días más tarde volvíamos a sala con los últimos módulos de la formación en Coaching de Equipos de Emana. Tuve que reestructurar mi propuesta eliminando las actividades que requerían contacto y el uso del mismo material por parte de diferentes personas. Para poder trabajar con las figuras y realizar algunos ejercicios prepare unos kits personalizados. Dos días antes imprimí material, recorte tarjetas, incluí gomets, un caramelo y lo deposité en cada silla al comienzo del trabajo. En estos momentos y a pesar de poder leer aún algún material donde mantienen esta precaución por la supervivencia del virus en las superficies parece que está perdiendo relevancia y que la recomendación sigue siendo mantener la higiene. Litros de gel en este curso 

Sigo usando las paredes para compartir las ideas. Es parte de mi manera de trabajar dejar un rastro de todo lo que avanzamos y luego volver a él. No todo necesita ajustes. Solo que las paredes se achican al abrir las ventanas 

Seguimos trabajando y experimentando. Ya tengo la sensación de ir construyendo algo un poco diferente como respuesta a los límites. Creo que en la manera de hacer de muchas personas habrá una “época covid” como la azul de Picasso 

Y dejando para el final algo realmente importante, todo este trabajo lo hacemos con mascarillas en nuestras caras. No me peleo ni un minuto por esta situación. No discuto la medida. La asumo. En Julio me compré algunas mascarillas de tela que pudieran servir para el verano, en Septiembre me hice con otras más formales para el trabajo. Todas están en casa. Las mascarillas quirúrgicas son las que me garantizan que protejo y me protegen. Además me ayudan a respirar mejor. 

Dentro de unos días me llegarán las máscaras transparentes que han patentado y fabricado desde Walterpack de NERgroup. https://weetbe.com/ Confio en este material como un paso adelante que combine protección con accesibilidad. Necesitamos explorar todos los puentes en este tiempo de brechas y distancias. 

¿Cómo está siendo vuestra experiencia en la facilitación presencial higiénica?

SALTO 2020

SALTO 2020

Hace años que una de nuestras aficiones familiares es fotografiarnos mientras saltamos. No sé muy bien cómo comenzó todo. Sería parte de un contagio. Lo vimos en algun lado y quisimos replicarlo. Compartes la fotografía en redes, los amigos y amigas comentan y ríen y seguimos en el juego.

El reparto de roles al inicio era claro; mis hijos saltaban y yo fotografiaba. Con el tiempo todo fue mezclándose y hoy suelo ser yo el que salta. Pude comenzar a saltar porque perdí peso. Hasta entonces no me imaginaba sostenido en el aire el tiempo necesario. Elevarse de esta manera tiene su exigencia.

2019 ha sido un año de reto y aprendizaje. Quizás un día pueda/podamos poner palabras al viaje. Hoy sé que todo ha cambiado y que aún no puedo describirlo en detalle. Podría comenzar a desenredar esta madeja tirando de diferentes hilos. Algunos me desnudan o nos desnudan más de lo que hoy quiero, quizás en otro momento. Y esto mirando atrás. ¿Cómo es mirar hacia delante?

Para el 2020 me deseo y os deseo SALTOS.

SALTAR para seguir jugando. Para recordarnos que hacer nuevo es experimentar. Con todos los permisos. Hacerlo de una manera y luego de otra.
SALTAR retados por metas, orientados por propósitos. Sin toda la claridad. A veces solo espoleados por la insatisfacción.
SALTAR para sentir nuestros cuerpos. Para rescatarnos de los soliloquios y las interpretaciones tramposas de nuestras químicas.
SALTAR para seguir sintiéndonos ligeros. Sostenidos y sostenidas por aire. Conscientes de nuestro peso.
SALTAR en horizontes. En la ciudad los saltos parecen más pequeños. Asomarnos al mar, a los caminos. Allí nuestros pies se alejan más del suelo.
SALTAR ganando perspectiva. Viendo toda la imagen, las conexiones entre las partes. Sonriendo al comprobar lo que se repite. Pudiendo entender mi lugar respecto a los demás. Su lugar respecto a lo que construimos.
SALTAR buscando llegar al otro lado. Al lugar que vemos desde una orilla. Sabiendo que siempre nos queda volver. Y también con la certeza de que el salto es cambio y que ya no es posible regresar al mismo lugar.
SALTAR para vivir.

10 años de KORAPILATZEN

Hoy este blog cumple 10 años.

He leído ese primer post varias veces. Fue importante tener cerca personas que habían apostado por este canal para continuar conversaciones, tejer red e impactar. Llevaba años leyendo y comentando en la blogosfera y había algo en esa cultura que me atraía y a la que quería contribuir. Entre otras cosas, compartí que abría este blog para “entender a las personas, familias y organizaciones”. Hoy sigo experimentando, leyendo y escribiendo para entender.

Junto al blog lancé proyecto profesional. Unos meses más tarde me dí de alta como autónomo y comenzaron mis primeras colaboraciones en el ámbito de la formación, la consultoría y el coaching.

Cuando hace cinco años leí todos mis posts para reorganizarlos fui consciente de todas las veces que había escrito sobre mis dudas, mis aprendizajes desde la incertidumbre y la fragilidad. Las incluí en el ámbito “Escucha y narración” y como categoría usé #intimidades.

Acabo de ver el video de la fiesta del quinto aniversario del blog. Presentaba la nueva web rodeado de buenos amigos y amigas. Se respiraba disfrute y tranquilidad. Acababa de quitarme un montón de kilos tras una dieta y la sensación era de que, junto a los físicos, se iban otros más intangibles. No fui muy consciente en ese momento, pero yo creo que celebraba la viabilidad del proyecto profesional.

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MUGALARI 2018

 

Mugalaria hego eta ipar Euskal Herriaren muga zeharkatzen laguntzen duen pertsonari deritzo.

(Traducción: Persona que ayuda a cruzar la frontera entre Euskal Herria norte y sur)

Me leía deseando un año “Mugalari”. Es como jugar con el idioma de casa, el que solo hablamos los nuestros. Y pensaba si el idioma es una frontera. Para mi, y hoy, es la puerta de acceso al mundo de lo íntimo, la manera de contarme un poco más…

¿Dónde y cómo te pilla el cambio de año? ¿Sois de quemar pólvora? ¿Coméis uvas? Si piensosiento en mis cambios de año, si algo sobresale de lo demás, son los abrazos y los besos. Están llenos de deseos para la gente que quiero. Este momento, el del segundo que cambia de calendario, me conecta con lo que quiero que ocurra. No con nada especialmente concreto, pero sí con las sensaciones importantes. Una especie de “¡¡Que nos vaya bonito!!”

Sigo TRANSitando, VULNERHÁBIL y ejercitando el músculo del PRECINISMO. Esta vez haciendo hincapié en la experiencia de cruzar límites y fronteras.

Mi experiencia me dice que poner límites hace que aparezcan nuevos límites. La mirada genera la diferencia. Decidimos dividir lo que es uno. Y entonces otro piensa que todavía hay una categoría por descubrir, que daría pie a otro subconjunto o territorio limítrofe. Y lo mismo que pienso y siento esto que escribo, también he sufrido cómo la negación y el desprecio por la diferencia nos coloca en la necesidad de reivindicarnos para protegernos de lo homogéneo e “hipercosmopolita”.

Pensando también ahora si una de estas líneas de colores en la tierra pudiera ser la que me protege, la que cuida de mi territorio, de los míos, de lo mio… La que empiezo a reconocer como importante, quizás invadido por lo urgente, siempre urgente.

Citaría y citaría autores y autoras. Hoy menciono a Jorge Wagensberg que escribe sobre las disciplinas y la fantasía que las sostiene: “La pureza es una mezcla de referencia”.

Vivir en la frontera te coloca en construcción permanente. En duda militante. Tan en el borde del precipicio del impostor que a veces una mirada intransigente nos desarma. No sabemos responder con rotundidad, ya hemos visto suficientes cuestionamientos de certezas para defender una aproximación frágil, tentativa y consciente.

Tiene algo esta internet, que tanto nos da, de irreal. Alimenta la fantasía de poder saberlo todo, de estar en cualquier lugar en todo momento. La experiencia de límite y frontera me hace consciente. Cruzar estas líneas con todo su esfuerzo tiene sentido. Si no existieran habría que dibujarlas. Es como si cruzando líneas nos dibujaran un poco por dentro; como si pisando amarillo sintieramos platano, oro, limon, lapicero BH, sol…

Ahora a pisar la delgada línea que separa 2017 del 2018. Saboreando nuestras recreaciones del pasado y los futuros que cristalizan.

MUGALARI 2018

Proyectos profesionales en presencia

Sigo afectado por el salitre. No se acaba de limpiar la sangre y quiero seguir disfrutando de esta infección de descanso. ¿Como haremos para seguir conectados? Algo así me preguntaba estos días a través de dibujos y palabras.

Comenzaba mi verano leyendo a Mike Boxham sobre trabajar desde la quietud. Me hacía mucho sentido. Si en ese momento lo tenia desde el cansancio, en este momento lo tiene desde el recuerdo de la vida conectada y la necesidad de ser más consciente de las decisiones que me conectan y las que hacen todo lo contrario.

Ya he compartido esta sensación. Cuando el personaje laboral es tan abierto como el que mantengo, lo que soy y dejo de ser como profesional cambia en función de los proyectos que acepto y los que rechazo.

No es fácil decidir. Los retornos y la retribución es clave cuando no hay dinero. Estos momentos no coinciden con inactividad. Yo no sé lo que es la inactividad laboral. Si sé lo que es tirar de un crédito mientras llegan los pagos. En ese momento, aunque haya un dinero que va a llegar, estas más inseguro y es difícil negarte. La necesidad y la debilidad abren los brazos. No siempre ayuda que el proyecto sea más lucrativo a medio plazo.

Leatrice Jackson blows a bubble balloon - Panama City Beach (más…)

Fantasia de planificación. Pinchar globos e hinchar zepelines.

Vintage Beach 11

 

La ultima semana de Agosto y la primera de Setiembre son una especie de Disneylandia de la planificación. El teléfono y el mail suenan a un ritmo similar al del resto de las semanas anteriores. Los proyectos, en su mayoría, han descansado también y ahora comienzan a bostezar y desperezarse en sus cajas.

Cuando comienzo a bosquejar los primeros mapas con los proyectos, las tareas pendientes, las urgencias e importancias me vienen muchas imágenes. Ninguna perfecta pero tienen algo en común. En la primera escena todo esta bajo control, casi se puede decir que planificado, mi lugar es claro y los proyectos van a poder convivir entre si incluso reforzarse. Las posibles evoluciones de la película se dibujan a veces con música de Benny Hill y yo corriendo de un lugar para otro, otras como un malabarista con 1000 platos girando en sus varillas, como un vaquero antes de despedazarse con sus miembros en tensión atados a cuatro caballos,…

No soy capaz de imaginarme las escenas intermedias ni tampoco otros finales más sostenibles, aunque al final los vayan a ser.

Los posibles futuros me rescatan del presente. Escribo ahora procurando que el presente me rescate de los futuros. Algunas ideas que quiero compartir con vosotros tras unas horas de revisión de tareas y planificación:

  • Mapa de proyectos personal. Este mapa de proyectos es solo una realidad a mis ojos. Estas organizaciones, retos, personas,… no tienen relación entre si. No se conocen. Nadie podría unir estos puntos para construir una imagen con sentido. Cada uno expresa una necesidad diferente y me pide un lugar distinto. Solo soy yo quién liga las experiencias, el que trafica con los saberes, el que llega aun lugar afectado por el otro. Si de pronto los momentos se parecen, solo soy yo. Creo importante ser consciente y conectar con el terrible potencial de estas experiencia y además con el riesgo de llegar cegado y no conectar con las otras partes que están ocurriendo y me pierdo.
  • Metaproyectos. Estas conexiones a veces no son solo producto del viaje de este profesional implicado. En ocasiones hay hasta un acercamiento intencional y diseñado. Digamos que acepto proyectos que intuyo que puedan entrar en una relación de sinergia. No se trata tanto de las habilidades que desarrollo ni tan siquiera de los “servicios” que ofrezco. Se parece más como a una especie de “metaproyectos para la exploración”. Voy uniendo experiencias, conversaciones, lecturas y aprendizajes en una especie de aproximación imperfecta y funcional a la realidad.
  • Sistematizar, escribir, grabar, dibujar, fotografiar, compartir, debatir,… Estos últimos años, desde esta lucidez distorsionada del verano, están siendo un tiempo dónde la tarea y la acción ocupan demasiado lugar. No significa esto que me haya desconectado del aprendizaje. Me descubro hilando y construyendo con mucha fuerza. Creo además que es importante que recupere este blog, la escritura y el compartir. Ofrecer palabras como excusa para dar un paso más y volver a hacerlo de manera conversada. Seguir escribiendo para entenderme. Para ver la consistencia de la intuición cuando se expresa. Para pinchar globos. Para hinchar zepelines.
  • Desconfianza digital. Conecto también con la necesidad de inducirme una especie de desconfianza digital. Sin caer en análisis simplistas y maniqueos creo que hay algo del surf de contenidos y relaciones que no me sienta siempre bien. Como si me inflará de capacidades, atiborrase de posibilidades y robara tiempo. No sé cuales van a ser las formas exactamente. Intuyo; menos tiempo navegando en redes sociales, dar un lugar menos prioritario a la mensajería y mail, desconexión mientras realizo algunas tareas que me requieran atención,…
  • Declaré un 2017 precínico. Se me mezclan muchas sensaciones. Quizás puedan tener forma de post en unas semanas. Vaya por delante que sigo viendo la necesidad de acercarme más inocente y menos contaminado. Que la sorpresa sigue siendo una emoción a compartir y experimentar. Además creo que, como en el dibujo que nos regalaba Alex, necesita de potencia. Es como si estuviera queriendo explorar un genero nuevo. Mezclar canción protesta con rockandroll, mewage con punk. Pienso en la música surf más psicobillie. No sé muy bien, navegar por el mundo de la candidez provocadora.
  • Abstractos útiles. En cada encuentro y cada desencuentro, en cada conversación con un o una colega, con clientes. En los procesos fluidos de trabajo en equipo, en los bloqueos, en los conflictos,… la información que se mueve es muchísima. Para mi son la principal fuente de aprendizaje. Además creo que son también claves para el proyecto y las personas con las que comparto estos momentos. Hace un tiempo que le dedico energía a estas situaciones. Paro, lo observo, no me censuro ni emociones ni ideas y aprendo. En ocasiones comparto parte de este viaje. Siento la necesidad de probar caminos más utilitarios, menos abstractos, más funcionales y apegados a la necesidad de quién me contrata y con quién colaboro. Sin amputar lo que para mi sigue siendo lo más valioso, atento a lo que es útil y tarea consensuada.
  • Cuidado. Sin saber muy bien que palabras usar para describir esta ultima idea. Necesito cuidarme, cuidar,… Una vez más recordar mi cuerpo. Cuidarlo, activarlo, bien alimentarlo,… Pasar tiempo de calidad con las personas que quiero y me quieren. Atento a lo que necesitan y necesitamos. Conversando, repitiendo rutinas, sosteniendo tareas, cubriendo horarios, sorprendiéndonos de vez en cuando, acompañando construcciones, sueños,…

Toda esta realidad es el mar dónde me voy sumergiendo. Pienso en el primer baño de la mañana. Cuando aun no han llegado los socorristas y no hay bandera que me tranquilice o alerte. Miro el tamaño de las olas, como pegan en las rocas, donde se encuentran, si mis pies se quedan en su lugar o me arrastran hacia dentro, la temperatura, .. Entro hasta la cintura, elijo la ola bajo la que me sumerjo y entonces sé definitivamente si será un baño relajado, largo, para nadar, flotar, ver peces,… o será más rápido, eléctrico, atento, … Cuando intento explicar como se entra y se sale de una mar picada me siento extraño por técnico. Y es que aquí también habitar es la clave.

Podía escribir más pero habitemos.

Buena suerte