Sexo, mentiras y un post frágil

Este domingo por la mañana he participado en el programa “Más que Palabras” de Radio Euskadi. Nos convocaban 5 frases en relación al “Amor”. Ir a este programa se me hizo atractivo desde el comienzo. Creo que es una respuesta “fan” hacia el trabajo de Almudena Cacho.

Cuando conocí el tema que nos convocaba fueron dos las reacciones. Una enviar la dirección de mi blog para que conocieran a que tipo de cosas estaba orientado mi actividad en este momento. Vamos, que en mi cruce de mails ya oriente mi desorientación. Otra, la inmediata, comenzar a emborronar papeles con ideas que me surgían.

Había algo en la propuesta que me conectaba con un montón de lecturas, conversaciones, vivencias,… que estaban siendo importantes. De alguna forma en este choque de trenes entre lo femenino y lo masculino (simplificando solo para entendernos), más o menos educado, apasionado, sexual, tierno, violento, maravilloso, frustrante, completo, abortado,… percibo que se encuentran claves para entenderme y ser más consciente de la que me estoy y nos estamos jugando en muchas decisiones cotidianas.

He salido del momento radiofónico removido. Necesitaba escribir. Ocurre que se me esta olvidando poner unas palabras junto a las otras. Tengo tanto respeto por el folio blanco y por el silencio que me cuesta cada vez más levantar la voz o bocetar algo a la altura.

masao yamamoto

Me siento frágil abordando este tema, el del encuentro-desencuentro entre hombres y mujeres. Y creo que es un aporte escribir desde aquí. Y puedo hacerlo desde la fragilidad reposada, desde el desajuste con mis fronteras casi constante y al calor del amor y los afectos.

He participado en un par de concentraciones denunciando agresiones sexuales en las fiestas de nuestros pueblos este verano. Además he tenido la suerte de encontrar personas con quienes compartir mis dudas. Algo de lo que estaba ocurriendo en estas manifestaciones me ponía en alerta. Como si, después de estas demostraciones de fuerza, no estuviéramos más cerca de la sociedad que pretendíamos construir.

Me ha pasado en otros momentos. Decía el otro día en el aniversario de 12 Miradas Maria Silvestre algo así como que el Feminismo molesta. Me gusto mucho escucharla. Y había algo de lo que contaba que me hacía sentido. Que una propuesta, una lucha, una manifestación me confronte, me incomoda pero ni me sorprende ni huyo al otro lado del mundo para escapar. Entiendo la dimensión política y creo en la lucha, la desobediencia y la acumulación de fuerzas para el cambio social. Y sé que en esta batalla soy hombre. Podría discutir, matizar, sobre la relación automática entre hombre y colaborador con el sistema patriarcal pero prefiero rendirme consciente de la parte de verdad que hay en la afirmación.

Mi amigo Asier Amezaga compartía este texto de Begoña Pernas hace unas semanas. Reflexiona sobre las estrategias, las palabras con las que nombramos estas atrocidades y si nos sirven para incidir en positivo en un proceso tan complejo. “La violencia de género  parece más bien una falla del sistema, una huida, una anomalía. Como si al entrar en crisis el patriarcado, se hubieran liberado dos fuerzas diferentes: por un lado las mujeres, más capaces de elegir su vida y ser civilmente iguales. Por otro, los “hijos”, los varones libres de ataduras morales que se enfrentan en solitario a su propio poder. La privatización y fragmentación del poder del padre parece estar en el origen de la violencia tal como se manifiesta ahora”.

Me resuena también aquella disertación de Javier Cercas en su libro “El impostor” sobre la necesidad de comprender para no repetir y como a menudo en nuestras sociedades y ante diferentes procesos sociales complejos hemos confundido “comprender” con “justificar” y hemos cerrado, sin saberlo en muchas ocasiones, conscientes en otras, las puertas a caminos más lentos y tortuosos pero sin duda más eficaces.

Una vez conseguí sentirme especialmente cómodo en una conversación y estrategia que me incluía en relación al tema que nos ocupa. Fue en la presentación del libro “Los deseos olvidados” de mis amigos y amigas de Nahia. La mirada era tan compleja, tan abierta, tan cuestionadora, trascendiendo de géneros y sexos, que pude sentirme parte del reto e incluido en la búsqueda.

Jose Ramon Ubieto en la entrevista «Sexo y capitalismo. Decálogo de la nueva erótica digital» al que llego gracias a la conversación con Iñaki Garcia Maza abre el melon por lugares similares.

 

masao yamamoto

Me ayudó también leer a la antropóloga Rita Segato en esta entrevista. Pude distinguir la dimensión política de la comunitaria. Compro la diferencia aun a sabiendas de descubrir el hilo que las une. Y pienso si el papel que nos corresponde a los hombres en esta aventura es, de manera congruente, el de la dimensión más cotidiana y comunitaria. Salir de la luz de los focos y las banderas.

Gracias a Eugenio Molini hace un año leí a Almudena Hernando. Fue muy, muy especial.

Comparto mis subrayados de esta lectura. La recomiendo con muchísima fuerza. Podría copiar y pegar todo el texto. Elijo estas frases:

“Mientras no se reivindique que la emoción y los vínculos juegan un papel tan importante como la razón y la individualidad en la construcción de los mecanismos de seguridad de la modernidad, que el individuo no se sostiene sin la comunidad ni la razón sin la emoción, no será posible cambiar el orden social, y sólo se estará contribuyendo a reforzar la lógica que lo ha guiado hasta ahora”

Yo me siento absolutamente implicado en este conflicto entre la cabeza y el corazón, el cambio y la conservación, lo externo y lo interno, … El reto es, para mi y para otras miles de hombres y mujeres, real, cotidiano, intenso, oportuno, difícil y esperanzador.

En este Setiembre vuelvo a mirar a mi proyecto profesional. Perdonad el aparente salto, para mi no lo hay. Me gusta mirar esta vuelta al curso desde la emoción que transcurre bajo este texto. Hay una reivindicación por otra manera de ser hombre. Otra manera de ser profesional de éxito. En un momento de despliegue del proyecto, con tareas cada vez más grandes encima de la mesa, habiendo cerrado trabajos que me harán desplazarme algunos kilómetros más de a los que me tengo acostumbrado, buscando territorio dónde reposar,… siento y pienso sobre lo que quiero contribuir a construir. ¿Cual es su tamaño?. ¿Para que? Que no se me entienda mal, no se trata de apagar la ambición. Quiero más, me gusta lo que hago, como hemos construido un proyecto explorador, fuente de aprendizaje continuo y quiero más. Algo que me permita brillar sin convertirme en algo que no quiero ser. Pienso en el tamaño, en lo que sea congruente con buscar, con estar más presente y cercano a los míos, que siga vinculándome con mi yo más político, contribuya a construir cada vez más reposado,…

Ya sabemos que los conflictos no se superan obviando una de las partes. El trabajo se parece más a visitar las diferentes posiciones y ejercitar la cintura suficiente para vivirnos en lugares que pudieran parecer contrarios. No hay términos medios o son cantos de sirena.

Lo he intentado y lo comparto. Exploro, puedo equivocarme, será para aprender. Gracias

Gracias por las conversaciones a Begoña, Asier. Arantxa, Maru, Gorka, Anna, Garbiñe, Alicia, Iñaki,… Seguimos construyendo.

(Las fotografias que acompañan el post son de Masao Yamamoto. He descubiero este autor en la edición del «Pais Semanal» con escrito de Jacobo Siruela)

 

2 comentarios para “Sexo, mentiras y un post frágil”

  1. Eugenio Moliní

    Asier: El libro de Almudena Grandes, «La fantasía de la individualidad», sigue estando entre los 10 que me llevaría a cualquier parte, si tuviera que salir por patas. Un abrazo.

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    • Asier Gallastegi

      Te lo he dicho en alguna ocasión. Fue un libro importante y llegue a el gracias a ti. Y luego un juego. Confundes el apellido y es algo que me paso a mi en el mismo post. Tu vas de «Hernando» a «Grandes». Yo cambié a «Cercas» por «Marias». Me gusta asistir al patron. Un abrazo
      pd. Una pena que la consexión con el ULab Hub Bilbao de ayer no fuera suficiente para incorporarte. Un abrazo

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