A vueltas sobre el concepto “empresa social” (III)

Malos tiempos para la lirica. Os contaba en mi anterior post esa sensación de “venta de alma social al Mercado”. Una estrategia que sirvió para crecer y construir cierta fantasia de seguridad en torno a los derechos subjetivos de las personas más vulnerables. Esta idea magica sobre la fortaleza de lo que íbamos construyendo se ha desvanecido.

Esta etapa de las organizaciones sociales (apoyada, con retraso y resposnabilidad publica en muchos casos, por politicos y tecnicos desde las diferentes administraciones publicas) ha sido importante, necesaria, ha puesto en marcha servicios innovadores, construido espacios significativos, tratado como personas a colectivos que hasta hace unos años eran maltrados,…

Ya hemos visto dónde llegabamos en la decada del superavit dónde porcentajes pequeños de dinero respecto a lo que se estaba moviendo globalmente incidían en construir un “sector” siempre vulnerable, siempre amenazado por quienes veían negocio y por quienes no entendieron que la gestión de un recurso publico desde una organización social tenía y tiene un valor añadido, evidente en muchos casos y a justificar en otros seguramente.

No se si lo he contado en este blog. Hace unos años sacarón a concurso publico los equipos de intervención socioeducativa de Bilbao. En el pliego de licitaciones dieron 50 puntos sobre 100 al precio. Nos trasladaron que era la unica via posible desde contratación. Nosotros hablamos de “clausulas sociales”. Sin entrar en detalles, meses más tarde nos confesaban que en el mismo ayuntamiento de Bilbao habia dos concursos publicos que eran excepción porque puntuaban más la calidad frente al precio; las cestas de navidad y las pistolas de la policia municipal.

Desde esta realidad es desde dónde quiero plantear mi escepticismo por los cantos de sirena de la “empresa social”, del “cuarto sector” y de los conceptos que plantean superar lo “social” desde modelos más economicistas, que buscan proyectos sostenibles, buscando resultados economicos además de los sociales.

En esta presentación Rafa Lopez Arostegi desgrana claves de futuro en esta nueva etapa de desarrollo de la acción social. Hablando de competencia habla también de colaboración. Soy consciente, van a ir por aquí los siguientes pasos, no tengo dudas. Solo quiero introducir la reflexión sobre otro camino, más pequeño, menos transitado dónde podamos combinar, o sustituir en algunos casos, estas estrategias más “empresariales” con apuestas más politicas, recuperar a las personas, generar espacios para la participación politica de ciudadania,…

Todo va a convivir. Esto siempre ha sido asi y lo seguirá siendo. Modelos de intervención, realidades organizativas,…

Solo un momento para reflexionar sobre los limites de este desarrollo más conciliador y mixto entre la gestión y la apuesta por el cambio social. Mientras luchamos por la supervivencia, batallamos con pliegos, inventamos nuevas palabras para nombrar lo que se construye en la frontera,… las redes que fuimos construyendo para parar los golpes si caiamos desaparecen.

Y veo alguna luz. Cuando las escriba igual me contradigo. Disfrutando de la tension de vivir en paradojas

9 comentarios para “A vueltas sobre el concepto “empresa social” (III)”

  1. Amalio Rey

    Asier:
    La «seguridad» a mí me parece un atributo incompatible con el tipo de labor que se hace en este sector. ¿Sabes por qué? porque este sector, por definición, ha de ser disruptivo y contestatario con el status-quo, y esa práctica nunca se hace bien desde «zonas de confort». Este es un sector que tiene que ser innovador y transformador, no puede limitarse solo a «poner parches», como sabes que comenté en aquella charla. Y el sistema lo que quería con este sector es eso, que le sirviera para poner parches, y por eso le creaba esa «fantasía de seguridad» vía subvenciones, para desinflar su potencial transformador.
    En mi opinión, la salida está en la auto-organización (trueque entre asociaciones y empresas del sector), en el crowdfunding ciudadano, y en dar servicios de valor genuino por los que los beneficiarios estén dispuestos a aportar recursos, bien monetarios o en especie. Siento una gran desconfianza hacia los intermediarios institucionales, por la sencilla razón de que hace tiempo las instituciones no nos representan.
    Lo que cuentas de la relación precio/calidad en las licitaciones es tremendo y patético… un ejemplo de lo mal que estamos. Gracias por la reflexión…

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    • Asier Gallastegi

      Ya he vuelto del paseo. jajaja Creo que estamos adelantando la cuarta entrega y es posible hasta que no haga falta si continua la conversación. Un desenlace más que perfecto por otro lado 😀
      Vale. Estoy de acuerdo. Me llevas a un lugar muy interesante. Yo llevo un rato hablando sobre esto con amigos y amigas que trabajan en el tercer sector. La fantasia de seguridad se ha esfumado, hagamos lo que hagamos dejan de pagar el servicio que dabais, pues entonces a dejar de invertir energias en agradar, contabilizar, y aprender el lenguaje de los números para volver al centro, a la relación, a construir nuevo y significativo. «Sin miedo a desaparecer» (Como va a ocurrir en muchos casos)
      Conecto también con todo lo que cuentas sobre la figura del emprendedor. Y de alguna forma me seduce. Tiene que ver mucho con el lugar que ocupamos los autónomos. Más libres, adelgazando en lo que podemos nuestros gastos, entrando en relación de manera más libre, eligiendo dónde trabajamos,…
      Creo que es un modelo interesante. Hace unos meses hablaba de redes de educadores como posible futuro de la profesión de la relación de ayuda.
      La necesidad de seguridad surge en la construcción de las entidades e identidades, de los proyectos vitales de las personas que trabajan en estas, del vinculo de los proyectos con las personas que participan en estos,… Y en esto no se diferencian del resto de organizaciones, del resto de «sectores». Sabemos, lo hemos hablado, de lo complejo de esta relación.
      De nuevo. Este es un reto común, no solo de las organizaciones y las iniciativas «sociales».
      Seguimos hablando. Me reservo para la parte en la que exploramos algunas concreciones posibles.
      Otro abrazo

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  2. Asier Gallastegi

    He contestado a tu mensaje anterior. En este me acerco más aunque se me mueven algunas cosas. Me doy un paseo y vuelvo. Gracias!!!

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  3. marian

    gracias asier por tus reflexiones…a mi me sirven para darle un par de vueltas a este sector en el que trabajamos.
    siempre que te pienso escribiendo me vienen esas reflexiones que saboreas juntoa un café con pastas y rodeado de colegas, todavía con ganas de cambiar o aportar lo que sea….
    en este escenario tenemso la certeza k ha desaparecido la seguridad…y realmente alguna vez existió?….yo apuesto por el modelo cooperativo (con sus fallos), y con nuevas estructuras k nos hagan ser mas fuertes y a la vez flexibles…..colaborativos….firmo tb el anterior comentario….

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    • Asier Gallastegi

      Es que un blog no deja de ser una pequeña mesa con un cafe recién preparado listos para conversar sobre lo humano y lo divino, lo importante y lo imposible. 😀 El modelo cooperativa de iniciativa social me parece una propuesta realmente interesante. Limites como en el resto de maneras de organizarnos pero en este menos. Yo el otro día lo hablaba con compañeros de tu cooperativa 😀 Creo que el reto es el de cooperar con otras organizaciones. 😀 «Crecer en red» creo que decíamos. Un abrazo enorme

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  4. Ricado J. SANCHEZ

    Estimado Asier!
    He leído con atención tus aportaciones. Aprecio el intento reflexivo y constructivo. Si contribuyo con estas palabras es porque soy muy sensible al tema desde nuestra trayectoria Organizacional desde finales de los 90.
    Viviendo lo que estamos viviendo, tengo la sensación de que hay algunas definiciones o construcciones de la realidad – empresa social – que son como «juegos de salón». Los profesionales de lo social, que venimos del tercer sector que nos emprendido y hacemos sostenibles nuestras organizaciones sabemos muy bien cual es el flujo de «cooperación forzada» al que nos está empujando el mercado. Esto no es el valor de la colaboración que entrañan nuevas vías para superar modelos individualistas.
    Por otro lado, toda organización – y en especial las que nos movemos en el ámbito de los psico-socio-sanitario – tiene como fin primero preservar su libertad. Su libertad es lo que le permite elegir y definir su proyecto estratégico. Tristemente, en este momento nos conectamos más desde el sentimiento de supervivencia, muy restrictivo, que desde nuestro sentimiento de libertad, mas expansivo y colaborador sin restricciones impuestas por las leyes del mercado o la licitación de turno.

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  5. Asier Gallastegi

    Ricardo. Si. Yo lo veo tal y como tu lo cuentas. Si me adentro por los oscuros vericuetos de estos nuevos conceptos es por dos cosas:
    Creo que a veces sirven de golpe a una realidad tan desconocida y sujeta a caricatura como la de las organizaciones sociales.
    Y segunda razón. Creo que hay reflexiones que se están moviendo alrededor de estas que son realmente interesantes y sugerentes para introducir en este nuevo cambio de rumbo. No creo que sea todo «juegos de salón».
    Antes de hablar de las segundas necesitaba hablar de las primeras.
    Un abrazo enorme

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  6. Conferencias entre dudas | Consultoría artesana en red

    […] Asier Gallastegi le ha dado unas cuantas vueltas a la empresa “social”. Porque parece que no puede ser de otra forma. O es social o no es. Pero la presión por la sostenibilidad económica conduce a aceptar unas reglas del juego que son las que son. Y entonces emerge la antítesis: toda empresa necesita generar dinero para seguir existiendo. Y de ahí resulta que toda empresa tiene que ser rentable económicamente. Si, además, metes una tercera variable, la sostenibilidad medioambiental, entonces ya tenemos la cuadratura del círculo. Pedir podemos pedir lo que queramos. Otra cosa es que nuestras empresas lo puedan asumir. […]

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